Seguidores

sábado, 24 de septiembre de 2016

A mis lectores

Hola a todos los lectores y a los novatos, bienvenidos.

Hoy os escribo por una razón que he considerado mientras visitaba el blog hoy.

Este blog lo creé en 2012, por aquel entonces tenía 15 años. Ahora voy camino de cumplir 20. La idea de crear un blog surgió contándole a una amiga la historia que imaginaba que ocurriría tras finalizar la tercera parte de una fantástica saga. Por aquel entonces, con bastantes pájaros en la cabeza, mi única intención era compartir con ella lo que en mi cabeza había resonado. Mis intenciones no iban más allá de aquel simple gesto, pero con el tiempo tornó en un blog. Este blog.

Por supuesto, jamás contemplé la posibilidad de que el blog se diese a conocer. Con 15 años fantaseas con la idea de llegar a ser una increíble escritora. A pesar de que mi terreno eran las ciencias, parte de mí nacía en las letras.

A medida que pasaba el tiempo y volvía atrás en mis escritos, más pensaba en aquella insensata y valiente niña que se propuso escribir una novela y publicarla a ojos de todos. Insensata por no saber más que juntar letras y considerar aquello escribir. Rebelde, por hacer caso omiso de reglas de puntuación, así como a otras tantas que me he saltado con el paso del tiempo. Abusona, con los adjetivos, porque quería que todo el mundo pudiese observar aquello que con tanta facilidad yo imaginaba. Y valiente, por atreverme a leer cada crítica, buena o mala, y enfrentarme a ella con más cabeza que corazón, para aprender en vez de venirme abajo.

Surgen recuerdos en mí, como aquellas horas tecleando en el ordenador. Mis dedos no podían abarcar el terreno que, con una gran ventaja, recorría mi cabeza. Quería escribir todo lo que pensaba, pero no había palabras a la altura de tana imaginación. No daba abasto. Desde el principio no di abasto.

Y la historia fue creciendo. No creció por los capítulos, si no por los lectores. Cada vez más gente se unía a ella, cada vez más gente escribía, cada vez más gente ayudaba. Con cada consejo bueno, con cada crítica, el blog se hacía más y más grande.

Este blog me ha traído cosas maravillosas. He aprendido con él, muchas cosas de mí misma. Y he aprendido contigo, con vosotros, lo que no está escrito y jamás se podrá redactar.

Me avergüenzo de lo que he escrito con tanta imaginación y tan poca prudencia. O tal vez no. Si no hubiese practicado en este blog, no habría evolucionado tanto en mi forma de escribir, que tan poco se parece a la de aquella primera vez. Siento que todo se me queda pequeño, quiero abarcar más y desearía escribir de una forma diferente que actualmente es completamente mía, pero no puedo cambiar a un estilo tan diferente habiendo comenzado con otro la historia. Es por ello que siento que se queda corto, y eso hace que yo me quede parada.

Habéis compartido conmigo mi evolución no solo como escritora, sino como mente pensante. Siempre he intentado escribir bajo el mismo estado de ánimo, para que no sesgara mis escritos. Pero, creo fielmente que una parte del escritor siempre queda en ellos, y por consiguiente, en sus lectores. Habéis pasado por distintas etapas en mi forma de escribir, a pesar de ello (lo peores o mejores que fuesen los capítulos en aquellos momentos, muchas veces publicados con prisa, siendo ellos mismos borradores de los futuros capítulos que me gustaría editar) habéis seguido leyendo.

Mi pensamiento ha cambiado con el tiempo y eso ha provocado una inmensa dificultad a la hora de escribir esta historia. En los dos últimos años, o incluso podríamos hablar de un tiempo mayor, apenas he publicado. Si bien es cierto que ideas no me faltan, algo hay que me impide hacerlo. Podría hablaros de los borradores que tengo escritos en mi ordenador, o de la cantidad de veces que he pensado en publicar un capítulo nuevo y finalmente, no lo he hecho.

Si hace tanto que no escribo, no es tan solo por mi falta de tiempo en el día, es porque quiero que los libros conecten entre ellos, pero cuanto más me fijo, más diferencias encuentro. Pareciendo escritos por diferentes personas, cada uno abarca una parte distinta de mi estilo a la hora de escribir. Uno tiende a ser más alocado, contando los desvaríos que en mi cabeza se hallaren. Otro, intenta describir con algo más de gracia, aquellos sucesos que quiero narraros, siendo más prudente la escritura.

Tengo que frenarme, para no acabar con el estilo del principio. Pues ya no escribo así, y no puedo cambiar de repente a lo que mis lectores se han acostumbrado. Esa dificultad, añadido a la escasez de mi tiempo, son lo que me atan a no publicar. He de añadir, que me gustaría desde hace dos años atreverme al giro radical que desde un principio pensé en darle a mi historia; y que, seguramente, no sea apreciado por muchos de vosotros.

Ahora queda la decisión de tomar ese riesgo, o ir por la puerta fácil y el manual de escritura para tener lectores contentos. Aunque como ya os dije en su momento, este blog lo empezó una novata escritora, sin mucha cabeza y con pocas ganas de seguir reglas. Quizás es hora de recuperar aquella vitalidad e ilusión por un blog que, actualmente, está desmantelado.

A ti, a vosotros, me gustaría daros las gracias y animaros a que sigáis escribiendo en el blog. Porque lo mejor de tener lectores, es que puedes aprender de ellos, de sus críticas, de sus reacciones, de sus consejos...

Con poco más que decir, y muchas decisiones que tomar, me despido. Pero tranquilos, esto no va a ser un adiós, solo voy a buscar aquello que perdí, para traeros una segunda parte lo antes posible. Muchas historias son las que quiero contaros, muchas palabras son las que quiero juntar, poco tiempo es el que tengo para plasmarlas. El día que por fin lo haga, no dudéis, seréis los primeros en saberlo.

viernes, 12 de agosto de 2016

Capitulo 14


¡Hoy os traigo el capítulo 14!

Hoy me entretengo mucho y os dejo el siguiente capítulo, siento la tardanza y espero contestar comentarios y correos muy pronto. ¡Espero que lo disfrutéis! Siento si hay faltas, ha sido con prisas, pero quería dejaros algo por aquí que hacía mucho que no aparecía.

De nuevo, os copio lo que digo en todos los capitulos. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.






.


Siento como el ambiente es frío y húmedo, tengo los ojos cerrados pero respiro un aroma de frescor y limpieza, aire puro. Distingo a la perfección esa sensación. Muevo los pies que se encuentran en la superficie sobre la que estoy situada. Noto como la hierba tiene aún algunas gotas de la lluvia de por la mañana, el sol acaricia mi piel  proporcionándome algo de calor. Me muevo con los ojos aún cerrados, sintiendo como debajo de mis pies se hacen las siluetas perfectas de mis huellas en la fresca hierba, dejando atrás un rastro de mi presencia sin preocupación ninguna por si alguien lo descubre. Me adentro, en lo que supongo que es un hermoso bosque, tan hermoso como el de mi distrito. Aprecio cada sonido que me regala la naturaleza, cada olor que desprende en sí misma, el aroma de las diferentes flores, el sonido del agua del rio correr, los pájaros cantando…. decido abrir los ojos para disfrutar  del paseo.  
<<¿Qué hago aquí?>> mi inquietante pregunta hace que me planteé como he llegado hasta el maravilloso paisaje que me rodea. No sé cómo he acabado en este lugar, no tengo conocimientos sobre nada que haya ocurrido anteriormente a esto.
Abro los ojos y la sensación de paz y tranquilidad que habitaba en mí se desvanece, los hermosos paisajes que me había imaginado al escuchar y sentir mí alrededor ya no están. En cambio, encuentro una imagen sobrecogedora de lo que podría ser una pesadilla. Un olor a quemado se adentra en mis pulmones al igual que el humo, haciendo que respire con dificultad. Veo mi distrito en llamas, animales huyendo del fuego, algo me agarra del pie. No puedo liberarme de la mano del cadáver de una joven chica que se sujeta como si yo fuese la vida y se aferra a ella. Al conseguir desprenderme corro como si solo existiese una dirección, a trompicones y cayendo en alguna ocasión. Todavía desconcertada intento llegar hasta mi casa. En el camino numerosas personas fallecidas, sus rostros muestran una horrible escena que me deja el cuerpo frío y con una sensación de vacío. Al terminar la calle principal giro hacia la derecha donde tropiezo con el brazo alargado de una chica que sujeta lo que parece ser la mano de su hermano pequeño. Abrumada por lo que ven mis ojos salgo corriendo, las lágrimas saltan de mis ojos mientras mi corazón se encoge más y más. El agobio crece en mí, asfixiándome. El humo sigue entrando en mis pulmones lo que provoca que me ahogue. Una falta de aire hace que tenga que parar, al hacerlo caigo de rodillas e intento recobrar el aliento. A la par intent recomponer las piezas de este rompecabezas en el cual ninguna encaja.
<<¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está…?>>
Mi casa, me pongo de pie de inmediato y corro en dirección a lo que era mi hogar. En el camino las dudas me comen por dentro, intento no pensar en las llamas devorando aquel lugar donde crecí, intento alejar de mí cualquier pensamiento en el que mi familia se haya visto perjudicada, intento aferrarme a un foco de esperanza de que mis seres queridos están bien.
Estoy llegando, no falta mucho.
De repente me doy cuenta de que he sido guiada por mi instinto, pero ni siquiera sé si voy en la dirección correcta. No recuerdo mi casa, no recuerdo mi vida. Una silueta está en el final de la calle, debido al humo no visualizo bien de qué persona se trata. Sigo mi camino, ignorando la falta de aire e intentando acelerar mi paso. Por fin aprecio mejor al joven muchacho de cabello rubio que se encuentra  de mí, un haz de luz ante tal devastadora situación. Sus ojos color mar hacen que sienta seguridad y confianza, no le conozco, pero aprecio cierta familiaridad en su mirada.
-Lo siento Amy…
Mientras me pide disculpas por algo que aún desconozco gira su cabeza, dirige su mirada hacia atrás y permanece en silencio. Temerosa por lo que pueda encontrar avanzo con un paso vacilante, entonces lo veo. Un niño pequeño, rubio y de piel blanca, agarrado de la mano de sus padres. Él es rubio y ella morena, están tapados por las cenizas que ha provocado el incendio pero se aprecia aún parte de sus cabellos. Su expresividad ha sido grabada como si se tratase de una escultura aterradora. Siento como si arrancasen una parte de mí y la llevasen lejos. No sé quiénes son estas personas pero no puedo avanzar ahora. Me tiemblan las piernas, por no decir todo el cuerpo. Me destroza lenta y amargamente por dentro la situación en la que me encuentro, me desmorono,  soy como un edificio antiguo sin cimientos que se derriba en un momento. Un grito ahogado sale de mí y siento como si el corazón se me quedase pequeño, me aterra la imagen que ahora no sale de mi cabeza. Me ahogo entre el humo y mis lágrimas pensando que jamás volveré a verles. Me pregunto por qué me afecta tanto la pérdida de estas personas si no les conozco, no sé quiénes son. No puedo reaccionar, no sé qué viene a continuación ni como ha pasado todo. Vuelvo a observarles, es una familia, el incendio les debió pillar de improviso. Me ahogo en la idea de no saber qué ha ocurrido, de no recordar nada.
<<¿Quién soy?>>
Me giro buscando la mirada de aquel joven que parecía conocerme, pero ya no está. Me digo a mi misma que debo salir de allí así que me alejo. En las grandes y negras verjas está él de nuevo. Solo veo su silueta, que gira al verme y sigue avanzando. Le persigo, en busca de respuestas, continua por las calles que antes estarían llenas de vida, ahora simplemente dejas atrás cuerpos y huesos calcinados. Edificios arrasados, vidas destruidas, soledad. Gira una vez más, no sé hacia donde nos dirigimos, avanzo mi paso impaciente y al llegar hasta él agarro su brazo tirando del joven hacia mí. Al girarse ya no encuentro sus ojos azules en los que esperaba hallar consuelo, si no unos ojos cosidos que hacen que grite aterrorizada.
-Aún no es tarde Amy, tienes que seguir luchando.

Desperté de golpe, gritando, mi frente estaba sudorosa. Me encontraba en una habitación con una cegadora luz que me dejó impactada e incluso cegada durante unos segundos, apreciaba olores como alcohol, desinfectante y en algún lugar de aquella blanca y ordenada sala una máquina emitía pitidos constantes y agudos, me aventuro a decir que resultaban irritantes. Mi primer instinto fue moverme, pero un fuerte pinchazo me lo impidió. Al bajar la mirada hallé una vía intravenosa que colgaba de mi brazo hasta unas bolsas con un líquido que desconocía. Mi impulso fue arrancarlas, y así lo hice. Para mi desgracia no era ni mucho menos como había imaginado, lo hice rápido pensando que dolería menos pero aún así no resulto agradable.
En respuesta a mi poca inteligente acción apareció una mujer ordenando que me quedase quita. Parecía tener un carácter serio, no dudé en hacer caso a sus palabras. Su aspecto era completamente desconocido para mí. De unos 40 años de edad, vestía con una bata blanca y muy formal. Dejó en una mesilla una carpeta con papeles que llevaba en la mano y se apresuró a colocar de nuevo mi vía. Hizo una mueca para que me quedase callada y quieta, capté rápido su mensaje. Con paso ágil se dirigió hacia la máquina donde parecía programar algo que probablemente no entendiese ni aunque se molestara en explicármelo. Era realmente guapa, con una piel tersa, se podría decir que perfecta y el cabello recogido lo que provocaba que sus ojos fuesen el centro de atención de su rostro. Se aproximó a mí, me aparté vacilante pero agarro mi cara con fuerza, lo suficiente para sujetarme pero no tanto como para provocarme daño. Me apuntó a los ojos con unas linternas y tras unas pruebas me miró sonriente, su aspecto de autoridad cambió radicalmente hacia una acogedora y segura actitud.
-Después de la última vez aún tienes ganas de levantarte – continuó hablando mientras observaba los líquidos de las bolsas- tienes que aprender a controlar esa fea costumbre de quitarte las vías, la última vez te hiciste un hematoma.
Observo mi brazo, una mancha morada se encuentra en el pliegue del mismo. No recuerdo haberme hecho nada. Ni siquiera tengo noción de haber estado antes en esta sala. Cierro los ojos e intento recordar qué ha podido ocurrir. Tan sólo oscuridad, no soy capaz de recomponer ningún hecho en mi cabeza.

-¿Dónde estoy?
-Parece que hoy te has despertado más calmada, incluso bromista. Eso es bueno Amy, estoy segura de que te ayudará a afrontar mejor la situación- la mujer de bata blanca sigue sonriéndome, su trato es amable pero profesional. Se ha dirigido a mi como Amy, me llamo Amy, aún me siento desorientada- has perdido mucha sangre, es normal que estés cansada. Finnick pidió que le avisásemos al despertar, quiso estar aquí pero le solicitaron para una misión y tuvo que dejar la habitación. A pesar de ello ha venido todos los días.
-¿Todos los días? ¿Cuánto llevo aquí?
-No te preocupes por eso ahora, es normal que estés desorientada, lo normal es que te encuentres fuera de lugar durante un tiempo pero pronto volverás a estar en perfectas condiciones  y te pondrán al corriente de lo ocurrido. Hay mucho por hacer, esto solo acaba de empezar. Sabemos por todo lo que habéis pasado pero aún os necesitamos.
-¿Se refiere al incendio? ¿Estoy aquí por eso?
-Amy, estás aquí por tu herida, te desmayaste cuando se abrió y comenzaste a perder grandes cantidades de sangre- se extraña ante mi pregunta, lo sé porque ha fruncido el ceño como acto reflejo a mis palabras. Ella señala un punto en concreto y me aventuro a mirarlo, una cicatriz sobre mi piel de aspecto reciente. No lo recuerdo, debí caerme mientras huía de aquel chico- no ha habido ningún incendio.

En ese momento se abre la puerta y entra un hombre con un chico más joven. Ambos se aventuran con entusiasmo, se acercan a mi cama ágiles y con gran emoción. Espero ver rostros conocidos que me hagan sentirme segura de lo que ocurre pero les reconozco, ni siquiera cuando están a mi lado. Su expresión cambia al ver que no reacciono como ellos esperaban. De repente siento como si una aguja de gran tamaño atravesase mi cabeza y posteriormente millones de agujas se introdujesen en la misma de manera más lenta. Una presión se apodera de mí provocando un dolor insoportable, indescriptible, desagradable y eterno.
Una voz fuerte resuena en mi cabeza, una luz cegadora me invade y millones de recuerdos de la terrorífica pesadilla estallan en pedazos, recomponiéndose en una serie de imágenes que pasan a cámara rápida por mi mente. <<Lo siento Amy>>.
Miro de nuevo a un lado, es el joven de mis visiones, pero tiene de nuevo sus ojos color mar. Él me decía que lo sentía, pero ¿por qué?. Su nombre debe ser Finnick, al que se refería la doctora, es el rostro que me resulta más familiar aunque el otro hombre también me recuerda a alguien. He debido haber soñado aquello que ocurrió, pero de ser un sueño, ¿por qué aún no recuerdo nada? Estoy desconcertada, siento como si perteneciese a este lugar y a la vez estoy alejada de él. Parece que todo el mundo me conoce pero yo no soy capaz ni de aclarar la idea de quién soy yo misma. No recuerdo como me hice la herida, ni quiera sé cómo he terminado ingresada. Es hora de que me aclaren mis dudas, así que me armo de valor para preguntar lo que para ellos es obvio.


-No se quienes sois. No sé qué hago aquí. Lo único que recuerdo son unas extrañas visiones que tuve antes de despertarme, creía que era la realidad pero ahora comprendo que no. Necesito que me aclaréis que está ocurriendo aquí, me siento completamente perdida.

sábado, 25 de junio de 2016

PRIMER LIBRO. PASO A PASO HACIA EL PDF



Hola a todos mis lectores, estoy aquí escribiendo en un pequeño descanso que me he tomado en los estudios porque he dado un gran paso. Estaba con los apuntes en Word cuando he decidido recopilar todos los capítulos (tengo que revisar el orden) para comenzar a releer la historia el martes.
Ya está el WORD con TODOS los capítulos de la primera parte juntos, ahora solo queda.... editarlo, que viene a ser el verdadero trabajo. Son 284 páginas, no sé si me habré saltado algún capítulo, lo iré comprobando.
Como ya os dije, antes de subir el PDF, cambiaré la historia. Quiero añadir partes nuevas, eliminar otras, modificar antiguas, alargar los capítulos... y reducir el número de los mismos. El trabajo comienza este martes y espero terminar no muy tarde, aunque será un proceso lento y costoso. Quiero mejorar la calidad de la escritura y añadir más adjetivos y nombres ya que a veces me quedo escueta.
Voy a publicar el borrador, porque hasta que no tenga el PDF para mí no será la historia definitiva, en wattpad. Podréis encontrarlo como LOS JUEGOS DEL HAMBRE CONTINUAN PARTE 1.  Sé que es mucho más agradable de leer la aplicación que el blog debido a que se guarda exactamente en donde te has quedado y actúa como un ebook, más o menos.
Por último, mencionaros que el blog ha alcanzado 1.033.261 visitas, que como dirían nuestras abuelas “no es moco de pavo”. Quiero daros las gracias porque sois vosotros los que habéis hecho posible eso, logro que para muchos será una tontería, pero para mí es importante.
No puedo entretenerme mucho más, espero que a partir del martes, además de encargarme de finiquitar este “proyecto PDF” empiece a publicar capítulos de la segunda parte de la historia. No abandonéis, yo no lo haré.

Un saludo enorme a todos, y feliz verano a los que tendáis la suerte de haberlo empezado.



.




lunes, 25 de abril de 2016

SOS

PERIODO DE EXAMENES. CERRAMOS POR AGOTAMIENTO CEREBRAL. VOLVERÉ CON CAPÍTULOS FRSEQUITOS DENTRO DE POCO. Y CON UN POCO DE ACCIÓN ESPERO...


CONTADME VUESTRAS TEORÍAS, OS LEE SIEMPRE,

ANDREA

domingo, 10 de abril de 2016

Capitulo 13


¡Hoy os traigo el capítulo 13!


Debo una entrada especial a todos los seguidores, debido a que gracias a ellos hemos llegado al MILLÓN de visitas. Para algunos no será mucho, para mí significa que seguís leyendo a pesar de que publique cada mucho tiempo y os tenga un poco desatendidos, y eso es muy importante.
Tengo ganas de contaros cómo sigue la historia, y sobre todo como acaba. Tengo ganas de hacer el PDF de ambos y colgarlos para que podáis tenerlos. Y sobre todo, tengo ganas de que sigáis disfrutando del blog como hasta ahora.
Así que pronto me “curraré” una bonita entrada agradeciendo que se haya logrado esto. Sin vosotros no habríamos llegado hasta aquí.
Deciros que en los próximos capítulos habrá más dialogo, que se que ansiáis ese intercambio de conversaciones entre nuestros personajes y pretendo pasar un poquito más a la acción. ¿Qué creéis que ocurrirá ahora?
No os olvidéis que os leo en comentarios, twitter, blog, Gmail, Facebook… si no has recibido respuesta a alguna de estas redes, escríbeme de nuevo. Puede que contestando al resto de seguidores pasase por alto tu comentario en facebook, correo o tuit.
Los comentarios del blog los leo y me encantan, aunque no conteste los tengo en cuenta (por ejemplo, el tema de añadir más diálogos). Así que continuad escribiendo.
No os entretengo más. Gracias, un saludo y disfrutad de este capítulo de reencuentros y emociones. Justo lo que necesitábamos para acabar con la calma, ¿vendrá ahora la tormenta?

De nuevo, os copio lo que digo en todos los capitulos. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.






.


Él se separa y Finnick me mira. Puedo decir que echaba de menos esa mirada. Sus ojos azules penetrantes se fijan en los míos. Sus ojos parecen ser dominados por una profunda nostalgia mezclada con un atisbo de alegría.  Cuando me mira tan fijamente siento que no existe nadie más, tan solo es él. Tiene exactamente la misma mirada que hace que, cuando me irrita, o estoy cabreada por su forma de actuar o su comportamiento, me olvide de todo lo que ha podido ocurrir entre nosotros. No tarda en venir hasta donde estoy, con paso lento y prestando detalle a mi cuerpo. Me examina de lejos con una mirada pausada, al  detenerse en mi herida imagino que debe estar buscando rasgos que le hagan creer que me encuentro lo suficientemente bien como para estar de pie en uno de los amplios pasillos del aerodeslizador. Haymitch asiente y él con su dulce sonrisa se acerca lentamente. Cuando llega hasta mí me abraza, dándome un sutil beso en la cabeza que me hace sentir seguridad. Noto el calor de su aliento, acercando sus labios a mi frente. Estoy completamente emocionada en este momento, estoy junto a él de nuevo, fuera de la Arena, preparada para superar lo que hasta ahora había sido miserable sufrimiento a manos de personas que tan solo querían la desgracia de nuestra población. Una oleada de esperanza recorre mi cuerpo, haciendo que se me erice el vello de mi piel. Veo a Colin mientras abrazo a Finnick y le susurro un gracias, él me sonríe  y me da a entender que todo está bien, sin resentimientos. Finn y yo nos separamos, quiero ver a tanta gente. Quiero saborear cada instante, sentir que todo ha acabado, al menos por ahora, y que todo va bien. Puede que estemos ante una guerra, pero mayor guerra hay ahora mismo en mi interior con tantas emociones. Mis padres, mis amigos, todas aquellas personas a las que me convencí de no volver a ver están a un paso de mí. A un vuelo, a unas horas, a unos días, me da igual. Están aquí, y tengo la oportunidad de verles y decirles lo mucho que me hacen falta, lo mucho que agradezco tenerles en mi vida.
Noto un fuerte pinchazo que hace que caiga de rodillas y grite de dolor. La herida me arde y siento intensamente como si me atravesasen de nuevo con el cuchillo. Es una mezcla de desagradables sensaciones que terminan en un mismo punto. Pinchazo, ardor, hormigueo, no se describir lo que ocurre en mí. Un conjunto de pensamientos negativos inundan mi cabeza. Algo va mal, muy mal.
El dolor no cesa, soy capaz de levantar un segundo la mirada y compruebo como todos corren a ayudarme. Haymitch da un aviso para que traigan una camilla, Finnick me agarra la mano diciéndome que todo va a salir bien. Las voces que oigo comienzan a distorsionarse y algunas se pierden sin poder llegar a entender lo que dicen. Gale manda a Colin a buscar a los médicos y él sale corriendo,. Veo como su cabeza desaparece entre la multitud de gente que se amontona a mi lado, con paso ligero y caras que no me aportan seguridad debido a las expresiones de preocupación que tienen. El amigo de mi madre avanza hasta mí y me coge en brazos, con una mano sobre mi espalda para sujetarme de forma que quede completamente recta. La otra en mis piernas, como método de apoyo, me pega a su pecho y comienza a andar.

-Tranquila, todo va a estar bien. Te lo prometo – la voz de Gale es tan dulce como recordaba.

Siento que me voy a morir, el dolor es tan fuerte que no puedo soportarlo. Miro la herida con la vista borrosa a causa del mareo que el dolor me provoca. Esa tal y como antes, solo que… sangra. Una mancha empieza a teñir mi camisón. Quiero tocarla para ver si es real pero alguien agarra mi mano y me lo impide. Oigo un grito que avisa de que viene la camilla. Suena lejano, aunque ahora mismo cualquier voz me suena lejana. Es como si el dolor me hubiese atrapado en una zona concreta y todo lo de alrededor estuviese a kilómetros de distancia, pasando cada vez más y más desapercibido por mi cabeza. Aunque inútilmente intente focalizar mi atención en algo en concreto, soy incapaz de hacerlo. Automáticamente mi cabeza me centra en ese desagradable dolor procedente de mi herida. Puedo notar la piel húmeda, bañada por ese líquido rojo que no suele ser buena señal y un olor a sangre que se me mete por mi nariz haciendo que quiera dejar de respirar. No quiero que me enchufen de nuevo, no puedo volver a dormir. Quiero ver a tanta gente, quiero disfrutar de su compañía ahora que estoy libre. A mis padres, a mi hermano… No puedo volver a la habitación sin verles, les echo tanto de menos.
Presa de la inquietud, durante las últimas horas había estado analizando cada uno de los pasos dados y por dar, sin caer en la cuenta de que de momento no había tenido noticias de mi hermano. Asumiendo que estaba bien en un principio, y confirmado por la alegría de todos al tenerme de nuevo con ellos. El problema aparece cuando me planteo con incertidumbre si aquello que había pensado es o no cierto. Si mi hermano estuviese bien no dudo que hubiese sido el primero en venir a verme. Una parte de mi quiere creer que lo mantienen en un lugar seguro, junto a mis padres, esperando mi regreso. La otra piensa que si estamos todos aquí, es porque no hemos recorrido la distancia suficiente para llegar a nuestro Capitolio. Por tanto, mi hermano debe estar entre las paredes de este aerodeslizador, o de otro, en caso de que hubiese. De no ser así, temo que algo le haya ocurrido a Gale.

-¿Dónde está mi hermano? –saco todas las fuerzas que me quedan, quiero decir más pero me veo incapaz de hacerlo. Tan solo quiero verle antes de ir a esa habitación de nuevo. No hago preguntas complicadas ni estoy exigiendo saber nada que conlleve mucho tiempo para ser explicado. Solo quiero saber dónde está Gale. Sólo quiero saber si mi hermano se encuentra bien.
-Amy, debemos curarte eso, hay que llevarte de nuevo a la sala, si no te conectamos de nuevo perderás mucha sangre y si pierdes tanta sangre, tal vez no haya retorno.
-Me da igual lo que pase, no me iré- mi voz se corta, apenas es un hilo pero puedo intentar terminar la frase. No responden a mi pregunta, ni directa ni indirectamente, y pese a que no tengo fuerzas, no me cuesta deducir que eso no es buena señal. Me esfuerzo por terminar lo que quiero decir. Noto mis músculos tensos, intentando mantener el dolor a raya y darme una pequeña ventaja para poder decir lo que quiero- sin ver a mi hermano. Decidme donde está, no me miréis como si os diese pena, quiero saber la verdad.
Mi voz se corta, muevo los labios pero no tengo fuerza para hablar. El dolor que siento es tan fuerte que entrecorta mi respiración pero es más fuerte aún el dolor que siento por no poder ver a mi hermano. Es esa incertidumbre, esa necesidad, ese dolor el que me atrae a la realidad, luchando contra el otro que pretende alejarme de ella. Merezco verle, después de lo que hemos pasado. Miro a Finn en busca de una explicación, de su mirada de comprensión. Pero lo único que encuentro son miradas que bajan, caras de decepción. Las cabezas de las personas que tengo delante se giran para encontrar el apoyo en otra persona. Ellos buscan donde apoyarse, yo busco una respuesta. Veo que Finn se arrodilla y se pone a la altura de la camilla.

-Amy, lo siento –dejo de oír su voz, le veo mover los labios pero no le oigo. ¿Qué siente? Quiero decirle que no le oigo, quiero que me explique qué está pasando. No puedo mover mi cuerpo por más que lo intento, es una situación que me consume poco a poco. Me sumerjo en un agobio sin control alguno. Pongo todo el empeño en mover mi mano pero esta no reacciona, me esfuerzo en hablar pero mis labios no se mueven. Unas sombras aparecen en mi visión hasta taparla por completo y teñirla de negro. Quiero saber que pasa pero mis ojos se cierran y mi fuerza me abandona sin esperar a que mi pregunta sea contestada. Simplemente me alejo de ese lugar. Al final he cedido al dolor, se ha ido, y yo me he ido con él.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Capitulo 12


¡Hoy os traigo el capítulo 12!

Este capitulo tampoco es de los más largos pero quería cortarlo aquí para no demorarme mucho tiempo escribiendo el siguiente y poderlo publicar cuanto antes. Había escrito una página más pero prefiero guardarla para el siguiente y modificarla un poco, así además ya tengo una pequeña parte del 13 escrito.

De nuevo, os copio lo que dije en el capitulo anterior. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.

Espero que disfrutéis mucho del capitulo e intentaré pensar en qué hacer para publicar más a menudo, ¡Os leo en los comentarios, correos y redes sociales con mucha ilusión! ¡Gracias por seguir por aquí! Que la suerte esté siempre de vuestra parte.





.



De repente siento hambre, suena irónico que lo diga pero me agrada tener esa sensación. Hasta ahora lo único que he sentido ha sido dolor desde que me rescataron. El concepto de dolor estaba empezando a cambiar en mi mente. Los dolores nuevos los siento con intensidad, pero apuesto que un corte ya me duele mínimamente, como si me hubiese acostumbrado. He intentado pensar que el dolor es psicológico y centrarme en otra cosa para calmarlo, pero no siempre funciona.

Mis tripas suenan exigiendo dejar de estar vacías. Siempre he odiado ese sonido, sobre todo en público, hace que me sonroje débilmente. O, al menos, eso creo. Siento que las orejas me empiezan a arder seguidas de los pómulos, y por unos segundos quiero desaparecer. Suerte que estoy sola.

Soy consciente de que debería quedarme aquí pero estoy aburrida y hambrienta. Además, no puede decirse que sea una chica a la que le gusta estarse quieta, parada y sin hacer nada. Más bien, para bien o para mal, soy todo lo contrario. Supongo que ya he reposado bastante, y si no es así tendré que autoconvencerme de ello para no sentirme tan culpable. Estoy ansiosa por salir de aquí.

Con cuidado saco las agujas que atraviesan mi piel hasta llegar a la vena. No duele pero resulta algo molesto. Noto la tirantez de la piel y un poco de presión en la zona de alrededor de la misma. Al sacarla presiono con una gasa que había en una mesilla situada al lado de la camilla, junto a otros muchos aparados que no sé para qué pueden servir. Presiono con fuerza durante un rato, viendo como deja un punto de sangre en ella. Finalmente la retiro con cuidado y observo que no siga saliendo sangre, tras comprobarlo, dejo la gasa en la camilla. Me quito también los aparatos que están conectados por todo mi cuerpo. Parece mentira que un circulo tan pequeño imponga tanto respeto. Me hace sentir débil, enferma, vulnerable. El simple hecho de llevarlos hace que me sienta desprotegida. Los retiro notando como se despegan de mi piel, con cuidado los dejo a un lado de la camilla. Tocar este material me hace pensar en qué hubiese hecho si no nos hubiesen secuestrado. En qué querría ser en la vida, quizás enfermera o médico. Miro la gasa con un poco de sangre y no me produce ninguna sensación. Mi madre en cambio odiaría  tener que trabajar con estos materiales que a mí me parecen incluso interesantes. O quizás no, me llaman demasiado la atención los aerodeslizadores y las nuevas tecnologías que en los últimos años han aparecido en el capitolio. Tal vez lo mío fuese algo de esas ramas, o tal vez simplemente me dedicase a cazar con mi arco un par de ardillas hasta que alguien decidiese por mí. Es ridículo pensarlo, porque ahora he cambiado, aunque todo volviese a la normalidad no sabría qué hacer para volver yo a la normalidad.

La camilla está fría como el hielo, lo sé porque a veces mi piel roza sitios en los que no está cubierto el metal. Busco unas zapatillas porque imaginar pisar el suelo descalza me produce un hormigueo y una sensación de frío molesto, aunque no es la misma sensación que produce el frío metal. Por suerte, veo unas colocadas debajo de una silla. Me bajo de la camilla y noto el frío en mis pies, justo como había pensado. Un escalofrío recorre mi cuerpo de abajo arriba, noto como la piel se torna a algo que no sabría describir con exactitud. Es una sensación molesta en la que en los muslos parecen clavarse o salir de él minúsculos cristalitos. Desagradable , pero a la vez no.

Muevo los pies en el sitio para acostumbrarme, camino lento y me agacho a por las zapatillas, al hacerlo un dolor intenso aparece en mi estómago. Decido que lo mejor es sentarme unos segundos, antes de que uno de mis mareos aparezca tornando mi visión en negro y haciéndome perder la poca fuerza que tengo. Me las pongo con cuidado y noto que el calor vuelve a mis pies lentamente. Me visto con una bata que encuentro posada en la misma silla, me miro en el reflejo de uno de los armarios el cual supongo que contiene algunos de los medicamentos que guardan en la habitación. No sé si parezco una enferma o una enfermera, pero agradezco no sentir los brazos desnudos. Me recuerdan a las vías que tenía antes, o peor, a la sangre que ha corrido por ellos en la Arena.

Abro la puerta de la extraña habitación en la que estoy metida, he de decir que he perdido fuerza pues la puerta me pesa bastante. Al cruzar la puerta siento que estoy en otro mundo. Los pasillos blancos y luminosos contrastan con el triste gris de la habitación. Echo un último vistazo antes de cruzar el umbral de la puerta y sigo mi camino.

Ha andado antes por pasillos de aerodeslizadores en viajes hacia el Capitolio para algunas reuniones de mi madre, pero esta vez es diferente. Parece que hayan pasado años desde que pisaba uno de dichos pasillos, es como estar en otro sitio diferente, en otro tiempo. Nada ha cambiado pero todo se ve distinto. Quizás lo que es distinto somos mi perspectiva y yo, me siento extraña en un lugar que debería resultarme más familiar y cercano que el sitio en el cual me encontraba hacía apenas unos días. Aunque carezco de pleno conocimiento sobre la fecha a la que me encuentro, quiero creer que no haya pasado más de una semana.

Camino lento y ayudándome de la pared. Mis piernas parecen frágiles ante la acción de caminar. Tengo miedo a caerme y por ello prefiero ser previsora. Recorro uno de los pasillos blanco en busca de algo o de alguien pero parece no acabar nunca. Es como un laberinto. He seguido recto hacia la izquierda, encontrándome con algunas puertas cerradas necesitando un fichero para entrar. Después he girado a la derecha pensando que tal vez en esa dirección me cruzaría con alguien, pero de nuevo nadie había aparecido. Pienso en volver atrás pero no quiero enchufarme otra vez a las máquinas como si mi vida hubiese acabado y tuviese que estar descansando todo el día. Así que continuo andando, sin saber hacia dónde voy, girando por el primer sitio que me parece cuando se terminan los pasillos rectos. Intento comprobar las puertas pero ninguna se abre. Parece que esté sola en este aerodeslizador, en algún momento ha de aparecer alguien. No creo que haya tan poca gente para no encontrarme con nadie si ando durante un rato más.

-¿Amy? –al principio creo que me lo he imaginado, me cuesta reaccionar pero es la voz de Finnick. Me giro inmediatamente y veo en el pasillo rostros que reconozco enseguida, Colin, Haymitch, Gale… Por fin he encontrado a gente, y no a cualquier persona, son rostros familiares, cálidos, cercanos. Rostros que conozco perfectamente y que tiempo atrás pensé que no volvería a ver nunca. Apoyada en la pared inicio el camino hacia ellos, lentamente. Voy a decir algo pero la voy de Haymitch se adelanta, con un gesto de mano que parece darme a entender que no diga ni una sola palabra.
- ¿Se puede saber qué haces de pie? ¡¿Qué haces por los pasillos?! –sus gritos resuenan e incluso se llega a oír un leve eco, anonada mi expresión facial debe ser una mezcla entre alegría, sorpresa y confusión, aunque no se por cal de esos sentimientos apostaría más fuerte, no se me ocurre otra cosa que intentar explicarme pero no me deja opción- ¡¿Acaso no sabes lo grave que estas?! ¿Te has parado a pensar con esa cabeza que pareces tener de adorno lo que te puede ocurrir si te mueves?
- Haymitch desperté hace un rato, intenté no moverme y permanecí en la camilla el tiempo que pude, resistiéndome a levantarme. Cuando pasaron unos minutos me encontraba mejor y solo quería buscar a alguien. Tenía bastante hambre, la garganta seca, estaba sola con un montón de preguntas atormentando mi cabeza así que pensé que…
- Lo siento, lo siento preciosa –me corta. Su tono es tranquilo y cálido, a la disculpa le rodea una preocupación que no molesta en ocultar. Finnick me observa sin moverse, como si estuviese viendo a un fantasma, Haymitch viene y me da un abrazo, me sorprendo al ver una lágrima recorrer su rostro. Una sonrisa débil se me escapa y él me da un beso en la frente intentando aclarar lo que había ocurrido- perdóname, estaba tan preocupado. Sé que no debería haberte gritado así pero ya conoces mi genio, no sabes lo que me alegra tener a mi pequeña de vuelta aquí.

-Yo también me alegro de estar de vuelta Haymitch.

domingo, 6 de marzo de 2016

Capitulo 11




¡Hoy os traigo el capítulo 11!

Este capitulo que está maldito, o algo por el estilo ya que es la tercera vez que lo escribo, al fin está aquí. ¿Lo peor? Que a mi no me gusta. Creo que es un poco más largo de lo normal, lo he cortado aquí porque si no quedaba muy largo. Espero que disfrutéis de él y no olvidéis que podéis debatir sobre qué va a ocurrir o no, es divertido leeros.

De nuevo, os copio lo que dije en el capitulo anterior. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.

Espero que disfrutéis mucho del capitulo e intentaré pensar en qué hacer para publicar más a menudo, ¡Os leo en los comentarios, correos y redes sociales con mucha ilusión! ¡Gracias por seguir por aquí!





.




Despierto de nuevo, me noto más recuperada. Esta vez no me mareo ni noto mi cuerpo extraño. Parece que la pesadez se ha ido, tan sólo noto los músculos un poco cargados, como si hubiesen estado tensos durante un tiempo prolongado. Respiro lentamente, disfrutando de la sensación del aire que entra llenando mis pulmones. Noto como mi tórax asciende y desciende lentamente, dejando atrás una sensación relajante que me hace sentirme bien, sana y lo más importante, viva.

Veo como la fría habitación se despliega ante mis ojos mientras intento aclarar mis ideas. La habitación está tan vacía, solitaria, me recuerda al final de algo. Tal vez lo sea, el final de esta pesadilla.

No puedo evitar sentir una profunda sensación de pérdida, aunque por alguna casualidad del destino todo hubiese terminado. Por desgracia, no creo en las casualidades ni en el destino. Mi mente trabaja deprisa, no soy capaz de esquivar el caos que se reúne en mi cabeza, las imágenes de la Arena pasan por mis ojos desgarrándome por dentro. Intento liberarme de esas visiones apretando los ojos hasta que siento un pequeño mareo producido por la intensidad y mi esfuerzo por escapar de la realidad que me atormenta.
Debería pensar que soy afortunada, por estar viva, por haber escapado de aquel horripilante sitio pero, no me siento así. Es exactamente esa sensación de incertidumbre la que me atormenta. Qué creer, qué pensar y por tanto, como actuar. El camino fácil es confiar en que todo va a salir bien, dejarme llevar por los pocos pensamientos positivos que ahora mismo viven en mi más profundo interior. Por alguna razón que se me escapa, soy incapaz de hacerlo. Mi cabeza se ha vuelto fría y lógica, lo que hace que busque razonamientos para todo lo que ocurre, que calcule cada movimiento y cada decisión, intentando protegerme de un daño que acabará resultando inminente. Si hasta ahora habían pasado todas aquellas cosas, quién podía asegurar que está vez fuese diferente.

No creo que vaya a salir bien, nos han rescatado, pero eso es tan solo uno de los muchos movimientos que has de hacer si quieres ganar la partida de ajedrez. Y este hecho que se escapa de mi entendimiento, me desconcierta, el querer pensar una cosa pero acabar irracionalmente dirigiéndome hacia la contraria. Sin saber por qué, plasmo la realidad como algo oscuro llegando a una conclusión que es lo único que me parece claro, nada puede salir bien si el responsable de esto sigue con vida. Y no puedo evitar preguntarme si ese desgraciado sigue con vida.
No me siento precisamente afortunada, y que consiguiesen rescatarnos sin problemas no me inspira demasiada confianza. Un gobierno alternativo que lleva años planeando un acto como este no ha podido dejar que escapemos sin represarías. Quizás solo está siendo negativa, pero no soy capaz de ver este mundo de otra manera. Una red de hechos profundamente meditados y entrelazados, historias de esperanza, y por otro lado, de venganza. Sentimientos como el dolor o la ira, que mueven un plan sin futuro pero con muchas pérdidas. Una oportunidad tan meditada debía tener previsto que pudiesen sacarnos de la Arena, lo que les llevaría hacia otro plan, como si todo esto ya estuviese calculado. Es posible que nunca lo hayamos visto, pero siempre han estado ahí, enterrados en la superficie, escondidos entre nosotros, ¿de quién debemos fiarnos? ¿Qué tengo que hacer?.

Ante tantas preguntas sin respuesta, suspiro, agradeciendo la calma que existe en la habitación. Comienza a parecerme más acogedora que fría.  Es totalmente lo contrario a lo que puedo encontrar en mí. Sin caos, tan solo calma. Se puede escuchar casi el silencio. Intento centrarme en él, disfruto de la sensación de bienestar que me produce un poco de tranquilidad. Me concentro en mis respiraciones, profundas, hasta ser capaz de notar las palpitaciones producidas por el latido de mi corazón. Tan rítmico y sincronizado que produce una agradable sensación sugiriendo que nadie ni nada puede variar este momento, por fin estoy tranquila.
Bajo la vista y examino mi cuerpo, de nuevo. ¿Estaré capacitada para andar? Tal vez mis heridas me lo impidan. Soy presa de una impaciencia inenarrable, necesito responder mis preguntas, y no hay nadie aquí que venga a responderlas. Intento controlar el impulso que me incita a saltar de la camilla y apoyar mis pies en el suelo antes de comenzar una carrera hasta mi meta. De momento lo consigo, pero la necesidad de incorporarme es cada vez mayor.

Tengo la garganta seca, el cuerpo me pesa pero en realidad me encuentro mejor que la última vez que desperté.  Tras haber estado calmada por unos escasos minutos, siento un fuerte dolor en la sien, cruza hasta los ojos y termina englobando toda mi cabeza. Una sensación de presión constante mezclada con pinchazos pausados que convierten en algo incómodo el seguir despierto. Veo unas luces y cierro los ojos, entonces se desencadena un dolor mayor que se torna en insoportable. Cualquier mínima luz o destello parece un foco intenso que provoca que el dolor aumente. Aprieto fuerte mi cabeza pero nada cesa, ni siquiera el dolor minimiza. Siento que estoy lejos, los pocos ruidos que había en la sala se oyen lejanos y ausentes. Estoy allí y a la vez no estoy, es difícil de explicar. Comienza a producirme un agobio intenso y la angustia me ahoga hasta sentir que se me hace un nudo en el corazón, es como si rebosase un vaso de agua y comenzase a caer lentamente, como una manta asfixiante en verano. No puedo alejarme de ese agobio y de ese dolor.

Sin más, recuerdos de Finnick intentando abalanzarse sobre Colin despiertan mi mente y hacen que me pregunte que ocurrió. Intento alejar un poco el dolor sintiendo un pinchazo aún más profundo, como si pensar doliese. No me había parado a pensar en lo que había ocurrido la anterior vez que desperté. Quiero abandonar ese pensamiento para que cese el dolor que padezco. Intento centrarme en la calma que me impregnaba hacía escasos minutos. Abro lentamente los ojos y respiro hondo, noto como el aire llena mis pulmones, de nuevo.

Recuerdos, una vez más, del escozor de mi herida, de lo ocurrido en la Arena, de las máquinas que me rodeaban. Y lo pienso, detenidamente, el fuerte dolor de mi estómago ha desaparecido. Me llevo la mano a la herida y compruebo que está casi cerrada. Debo llevar mucho tiempo enchufada a las maquinas del Capitolio, no tengo cortes, ni heridas, mis marcas han desaparecido. Reconozco el buen trabajo de estas pero ver tantas a mí alrededor hace que me sienta encerrada en una especie de hospital y de nuevo, la habitación se vuelve fría en vez de acogedora. Los pequeños ruidos que salen de ellas, entremezclados con pitidos rítmicos y molestos, hacen que el silencio de antes parezca lejano. Estoy recuperando los cinco sentidos, me noto más centrada y, me fijo con más detalle en el sitio que me rodea apreciando los detalles de la habitación.

Al final, haciendo más caso a mi instinto que a mi cabeza y, dejando por una vez la fría lógica y el sentido común a un lado, me incorporo con cuidado. Noto algún pinchazo pero nada comparado con la sensación que sentí cuando me moría, sensación que agradezco no tener que repetir. Decido sentarme, mis piernas cuelgan de la camilla. Miro mis brazos, tan perfectos como antes de ir a los juegos del hambre. Bueno, tal vez perfectos no sea la palabras pero desde luego es agradable no ver heridas cada dos centímetros de los mismos. Llevo una pulsera blanca en la muñeca. No logro entender la letra, por lo que no puedo leer lo que lleva escrito. Un dato más que me proporciona preguntas en vez de respuestas.

Si me paro a pensarlo detenidamente parece tan irreal, aún no me creo que nos hayan rescatado. Siento como si todo esto fuese un sueño. Y de nuevo, vuelven mis dudas acerca de que tendrán planeado ahora. Quizás ataquen a Panem, al gobierno, o tal vez simplemente todo ha acabado.

Estoy incorporada, tengo que esforzarme más al respirar en esta posición, pero sigue siendo reconfortante. Miro a mí alrededor de nuevo y sigo sin ver a nadie. Busco con la mirada alguna persona conocida pero en esta habitación, a parte de una débil chica sentada en una camilla, solo hay máquinas, medicamentos, y otros materiales de enfermería o medicina.