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miércoles, 18 de julio de 2012

Relato 10

Hola a todos!

Hoy os traigo el capitulo 10, quien lo diría, 10 capítulos ya ! Después de que ayer lo pasaseis un poco mal con Gale hoy toca… bueno mejor que lo leáis vosotros mismos J La cosa se pone interesante. Muchas gracias a los tributos que siguen la historia cada día, vuestros comentarios animan mucho ! Os deseo unos Felices Juegos del Hambre
                                                     

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Cuando llego encuentro un conejo atrapado, me da un poco de pena pero saco el cuchillo y lo mato. Cuando iba a cazar con mamá o con el tío Gale y veíamos un conejo a veces lo soltábamos porque tampoco lo necesitábamos para sobrevivir y a mí me gustaban mucho porque son muy bonitos, supongo que ahora las cosas han cambiado. De camino a la cueva cojo unas ramas para hacer un fuego pequeño con el que poder cocinar. Miro arriba y pensando que mis padres me estarán viendo digo en un susurro, ‘cuidaré de él como me enseñastéis’ 
No nos está yendo tan mal, tenemos comida y refugio, si Haymitch siguiese siendo mentor del 12 estaría orgulloso de mí. Pienso una vez más en Haymitch, él es muy importante para mí, me enseñó muchas de las cosas que sé y siempre le he admirado. Él me hizo ver la vida desde otro punto de vista, desde su punto de vista. Haymitch ha cambiado mucho en los últimos años, cada vez le veo más optimista y divertido, ahora vive de verdad, lo sé porque papá me ha contado muchas veces como era antes de que yo naciese. Recuerdo que si un día llegaba a casa y le veía con la mirada perdida le daba un abrazo para traerlo de vuelta porque cuando se sentaba y dejaba la mirada fija en un punto estaba pensando, y yo sé en qué pensaba, en los Juegos, en su familia y la chica de la Veta que mataron por él, lo sé porque cuando hacia eso sus ojos perdían brillo y poco a poco se humedecían. Pero aunque suene egoísta, yo me alegro de que Haymitch ganase esos juegos, sin él todo hubiese sido diferente. Como dice mama, siempre ha sido una pieza clave, no en los Juegos como mentor sino una pieza clave en nuestra familia.
Llego a la cueva pronto, Gale sigue durmiendo, enciendo fuego tras varios intentos y pienso en lo bien que me hubieran venido unas cerillas. Apago con la bota el fuego hasta dejar solo las brasas. Empiezo a despellejar el conejo, me miro las manos mientras lo hago, estan descuidadas, las uñas sucias, si Effie me viese ahora le daría un ataque. Acabo de despellejarlo y con los restos del fuego, lo preparo. Despierto a Gale para que coma algo, le doy casi todas las bayas para que alivie un poco su sed y comemos un poco de conejo. A penas tenemos hambre asique el conejo se queda casi entero. Vuelvo a acostar a Gale y me tumbo a su lado. Hemos sobrevivido el primer día, espero que Finnick también lo haya hecho. Esa noche duermo mejor, de vez en cuando me despierta alguna pesadilla, la mayoría de Finnick pero no puedo evitarlo, me despejo un poco y me siento al lado de Gale. Ahora sé de qué hablaba mi madre, ahora entiendo que hubiese mañanas en las que sonreír le resultase imposible, solo quiero ser tan fuerte como lo fue ella y encontrar la manera de salir de aquí cuanto antes. De repente empiezo a oír una tormenta, salgo y miro al cielo, tengo tanta sed que cuando las gotas rozan mi piel ni siquiera tiemblo, despierto a Gale enseguida y con cuidado salimos a fuera, con las hojas grandes bebemos el agua que cae y cuando ya no tenemos más sed, lleno el botellín. Le lavo un poco la cara a Gale y limpio mi herida, volvemos a entrar. Como no tiene hambre lo acuesto, pero antes decido que ha llegado el momento de hacer una cosa importante, ahora tenemos agua y comida y un lugar donde escondernos. Con el botellín y el conejo Gale tendrá al menos para un día, el conejo le durará más pero si no llueve pronto aguantará solo un día con el agua que tenemos. Tal vez haya una hora para conseguir agua, al fin y al cabo estamos en el reloj, tal vez tenga sentido. Me da miedo dejarle solo pero sé que nadie le va a encontrar. Antes de que se duerma le explico que me voy a ir un día, que si tiene hambre coma, pero que si tiene sed intente beber poco ya que solo tiene ese botellín. Le pido que si llueve salga con cuidado y que si por cualquier cosa tardo mas salga a coger bayas de los matorrales de cerca. Le recuerdo que en el juego no pueden tocarle asique si alguien le encuentra tiene que salir corriendo y subirse a un árbol donde no puedan encontrarlo. Me da miedo dejarle solo pero debo hacerlo. Después le doy un beso y me marcho a buscar a Finnick. Antes de irme, me encargo de tapar la entrada más y cuando estoy satisfecha saco el cuchillo y empiezo a caminar.
No sé cuantas horas han pasado pero me he alejado mucho de la cueva, tengo un día para encontrarlo solo un día. Podía hacerlo. Es de noche, el bosque ahora da más miedo que nunca, las sombras de los árboles me confunden por sus formas y decido ir más lento por si acaso. Sigo caminando durante unas horas y ya diviso el final del bosque. Todavía queda mucho pero verlo me da esperanzas. Tal vez Finnick este escondido cerca. Espero que no esté herido, tengo que encontrarlo lo antes posible. Mientras camino compruebo los arboles, pero no veo nada. En uno de ellos me subo y cuando estoy a la altura suficiente miro alrededor a ver si se encuentra cerca. Bajo cuando compruebo que no hay nadie y sigo caminando. Pienso en cómo estará Finnick, las caras salieron en el cielo justo cuando estaba dormida y no pude comprobar si la suya estaba entre estas. Yo solo espero que este bien, o por lo menos que esté vivo. Llego a la orilla una hora más o menos después, me escondo en los matorrales pero entonces me parece ver a alguien tumbado en la playa, si estuviese muerto ya se lo habrían llevado lo que significa que está vivo, podría ser Finnick. Y si es él seguramente sea una trampa pero no puedo evitar salir, y cuando me acerco veo que no es quien yo pensaba. Pero si reconozco a alguien, y no precisamente al cuerpo que hay en la arena, sino al que hay de pie detrás de mí. No me lo pensé dos veces, salí corriendo de allí, sin rumbo, con solo una idea en la cabeza, escapar. Corría como podía, pedía a mis piernas que fuesen más rápido pero no respondían y detrás de mí una risa inconfundible. Pero si Colin estaba detrás de mí, Finnick tal vez estaría muerto.