¡Hoy os traigo el capítulo 14!
Hoy me entretengo mucho y os dejo el siguiente capítulo, siento la tardanza y espero contestar comentarios y correos muy pronto. ¡Espero que lo disfrutéis! Siento si hay faltas, ha sido con prisas, pero quería dejaros algo por aquí que hacía mucho que no aparecía.
De nuevo, os copio lo que digo en todos los capitulos. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.
Siento como el ambiente es frío y húmedo, tengo los ojos
cerrados pero respiro un aroma de frescor y limpieza, aire puro. Distingo a la
perfección esa sensación. Muevo los pies que se encuentran en la superficie
sobre la que estoy situada. Noto como la hierba tiene aún algunas gotas de la
lluvia de por la mañana, el sol acaricia mi piel proporcionándome algo de calor. Me muevo con
los ojos aún cerrados, sintiendo como debajo de mis pies se hacen las siluetas
perfectas de mis huellas en la fresca hierba, dejando atrás un rastro de mi
presencia sin preocupación ninguna por si alguien lo descubre. Me adentro, en
lo que supongo que es un hermoso bosque, tan hermoso como el de mi distrito.
Aprecio cada sonido que me regala la naturaleza, cada olor que desprende en sí
misma, el aroma de las diferentes flores, el sonido del agua del rio correr,
los pájaros cantando…. decido abrir los ojos para disfrutar del paseo.
<<¿Qué hago aquí?>> mi inquietante pregunta hace
que me planteé como he llegado hasta el maravilloso paisaje que me rodea. No sé
cómo he acabado en este lugar, no tengo conocimientos sobre nada que haya
ocurrido anteriormente a esto.
Abro los ojos y la sensación de paz y tranquilidad que
habitaba en mí se desvanece, los hermosos paisajes que me había imaginado al
escuchar y sentir mí alrededor ya no están. En cambio, encuentro una imagen
sobrecogedora de lo que podría ser una pesadilla. Un olor a quemado se adentra
en mis pulmones al igual que el humo, haciendo que respire con dificultad. Veo
mi distrito en llamas, animales huyendo del fuego, algo me agarra del pie. No
puedo liberarme de la mano del cadáver de una joven chica que se sujeta como si
yo fuese la vida y se aferra a ella. Al conseguir desprenderme corro como si
solo existiese una dirección, a trompicones y cayendo en alguna ocasión.
Todavía desconcertada intento llegar hasta mi casa. En el camino numerosas
personas fallecidas, sus rostros muestran una horrible escena que me deja el
cuerpo frío y con una sensación de vacío. Al terminar la calle principal giro hacia
la derecha donde tropiezo con el brazo alargado de una chica que sujeta lo que
parece ser la mano de su hermano pequeño. Abrumada por lo que ven mis ojos
salgo corriendo, las lágrimas saltan de mis ojos mientras mi corazón se encoge
más y más. El agobio crece en mí, asfixiándome. El humo sigue entrando en mis
pulmones lo que provoca que me ahogue. Una falta de aire hace que tenga que
parar, al hacerlo caigo de rodillas e intento recobrar el aliento. A la par intent
recomponer las piezas de este rompecabezas en el cual ninguna encaja.
<<¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está…?>>
Mi casa, me pongo de pie de inmediato y corro en dirección a
lo que era mi hogar. En el camino las dudas me comen por dentro, intento no
pensar en las llamas devorando aquel lugar donde crecí, intento alejar de mí
cualquier pensamiento en el que mi familia se haya visto perjudicada, intento
aferrarme a un foco de esperanza de que mis seres queridos están bien.
Estoy llegando, no falta mucho.
De repente me doy cuenta de que he sido guiada por mi
instinto, pero ni siquiera sé si voy en la dirección correcta. No recuerdo mi
casa, no recuerdo mi vida. Una silueta está en el final de la calle, debido al
humo no visualizo bien de qué persona se trata. Sigo mi camino, ignorando la
falta de aire e intentando acelerar mi paso. Por fin aprecio mejor al joven
muchacho de cabello rubio que se encuentra de mí, un haz de luz ante tal devastadora
situación. Sus ojos color mar hacen que sienta seguridad y confianza, no le
conozco, pero aprecio cierta familiaridad en su mirada.
-Lo siento Amy…
Mientras me pide disculpas por algo que aún desconozco gira
su cabeza, dirige su mirada hacia atrás y permanece en silencio. Temerosa por
lo que pueda encontrar avanzo con un paso vacilante, entonces lo veo. Un niño pequeño,
rubio y de piel blanca, agarrado de la mano de sus padres. Él es rubio y ella
morena, están tapados por las cenizas que ha provocado el incendio pero se
aprecia aún parte de sus cabellos. Su expresividad ha sido grabada como si se
tratase de una escultura aterradora. Siento como si arrancasen una parte de mí
y la llevasen lejos. No sé quiénes son estas personas pero no puedo avanzar
ahora. Me tiemblan las piernas, por no decir todo el cuerpo. Me destroza lenta
y amargamente por dentro la situación en la que me encuentro, me
desmorono, soy como un edificio antiguo
sin cimientos que se derriba en un momento. Un grito ahogado sale de mí y
siento como si el corazón se me quedase pequeño, me aterra la imagen que ahora
no sale de mi cabeza. Me ahogo entre el humo y mis lágrimas pensando que jamás
volveré a verles. Me pregunto por qué me afecta tanto la pérdida de estas
personas si no les conozco, no sé quiénes son. No puedo reaccionar, no sé qué
viene a continuación ni como ha pasado todo. Vuelvo a observarles, es una
familia, el incendio les debió pillar de improviso. Me ahogo en la idea de no
saber qué ha ocurrido, de no recordar nada.
<<¿Quién soy?>>
Me giro buscando la mirada de aquel joven que parecía
conocerme, pero ya no está. Me digo a mi misma que debo salir de allí así que
me alejo. En las grandes y negras verjas está él de nuevo. Solo veo su silueta,
que gira al verme y sigue avanzando. Le persigo, en busca de respuestas, continua
por las calles que antes estarían llenas de vida, ahora simplemente dejas atrás
cuerpos y huesos calcinados. Edificios arrasados, vidas destruidas, soledad.
Gira una vez más, no sé hacia donde nos dirigimos, avanzo mi paso impaciente y al
llegar hasta él agarro su brazo tirando del joven hacia mí. Al girarse ya no
encuentro sus ojos azules en los que esperaba hallar consuelo, si no unos ojos
cosidos que hacen que grite aterrorizada.
-Aún no es tarde Amy, tienes que seguir luchando.
Desperté de golpe, gritando, mi frente estaba sudorosa. Me
encontraba en una habitación con una cegadora luz que me dejó impactada e
incluso cegada durante unos segundos, apreciaba olores como alcohol, desinfectante
y en algún lugar de aquella blanca y ordenada sala una máquina emitía pitidos
constantes y agudos, me aventuro a decir que resultaban irritantes. Mi primer
instinto fue moverme, pero un fuerte pinchazo me lo impidió. Al bajar la mirada
hallé una vía intravenosa que colgaba de mi brazo hasta unas bolsas con un
líquido que desconocía. Mi impulso fue arrancarlas, y así lo hice. Para mi
desgracia no era ni mucho menos como había imaginado, lo hice rápido pensando
que dolería menos pero aún así no resulto agradable.
En respuesta a mi poca inteligente acción apareció una mujer
ordenando que me quedase quita. Parecía tener un carácter serio, no dudé en
hacer caso a sus palabras. Su aspecto era completamente desconocido para mí. De
unos 40 años de edad, vestía con una bata blanca y muy formal. Dejó en una
mesilla una carpeta con papeles que llevaba en la mano y se apresuró a colocar
de nuevo mi vía. Hizo una mueca para que me quedase callada y quieta, capté
rápido su mensaje. Con paso ágil se dirigió hacia la máquina donde parecía
programar algo que probablemente no entendiese ni aunque se molestara en
explicármelo. Era realmente guapa, con una piel tersa, se podría decir que perfecta
y el cabello recogido lo que provocaba que sus ojos fuesen el centro de
atención de su rostro. Se aproximó a mí, me aparté vacilante pero agarro mi
cara con fuerza, lo suficiente para sujetarme pero no tanto como para
provocarme daño. Me apuntó a los ojos con unas linternas y tras unas pruebas me
miró sonriente, su aspecto de autoridad cambió radicalmente hacia una acogedora
y segura actitud.
-Después de la última vez aún tienes ganas de levantarte –
continuó hablando mientras observaba los líquidos de las bolsas- tienes que
aprender a controlar esa fea costumbre de quitarte las vías, la última vez te
hiciste un hematoma.
Observo mi brazo, una mancha morada se encuentra en el
pliegue del mismo. No recuerdo haberme hecho nada. Ni siquiera tengo noción de
haber estado antes en esta sala. Cierro los ojos e intento recordar qué ha
podido ocurrir. Tan sólo oscuridad, no soy capaz de recomponer ningún hecho en
mi cabeza.
-¿Dónde estoy?
-Parece que hoy te has despertado más calmada, incluso
bromista. Eso es bueno Amy, estoy segura de que te ayudará a afrontar mejor la
situación- la mujer de bata blanca sigue sonriéndome, su trato es amable pero
profesional. Se ha dirigido a mi como Amy, me llamo Amy, aún me siento
desorientada- has perdido mucha sangre, es normal que estés cansada. Finnick
pidió que le avisásemos al despertar, quiso estar aquí pero le solicitaron para
una misión y tuvo que dejar la habitación. A pesar de ello ha venido todos los
días.
-¿Todos los días? ¿Cuánto llevo aquí?
-No te preocupes por eso ahora, es normal que estés
desorientada, lo normal es que te encuentres fuera de lugar durante un tiempo
pero pronto volverás a estar en perfectas condiciones y te pondrán al corriente de lo ocurrido. Hay
mucho por hacer, esto solo acaba de empezar. Sabemos por todo lo que habéis
pasado pero aún os necesitamos.
-¿Se refiere al incendio? ¿Estoy aquí por eso?
-Amy, estás aquí por tu herida, te desmayaste cuando se
abrió y comenzaste a perder grandes cantidades de sangre- se extraña ante mi
pregunta, lo sé porque ha fruncido el ceño como acto reflejo a mis palabras.
Ella señala un punto en concreto y me aventuro a mirarlo, una cicatriz sobre mi
piel de aspecto reciente. No lo recuerdo, debí caerme mientras huía de aquel
chico- no ha habido ningún incendio.
En ese momento se abre la puerta y entra un hombre con un
chico más joven. Ambos se aventuran con entusiasmo, se acercan a mi cama ágiles
y con gran emoción. Espero ver rostros conocidos que me hagan sentirme segura
de lo que ocurre pero les reconozco, ni siquiera cuando están a mi lado. Su
expresión cambia al ver que no reacciono como ellos esperaban. De repente
siento como si una aguja de gran tamaño atravesase mi cabeza y posteriormente
millones de agujas se introdujesen en la misma de manera más lenta. Una presión
se apodera de mí provocando un dolor insoportable, indescriptible, desagradable
y eterno.
Una voz fuerte resuena en mi cabeza, una luz cegadora me
invade y millones de recuerdos de la terrorífica pesadilla estallan en pedazos,
recomponiéndose en una serie de imágenes que pasan a cámara rápida por mi mente.
<<Lo siento Amy>>.
Miro de nuevo a un lado, es el joven de mis visiones, pero
tiene de nuevo sus ojos color mar. Él me decía que lo sentía, pero ¿por qué?. Su
nombre debe ser Finnick, al que se refería la doctora, es el rostro que me
resulta más familiar aunque el otro hombre también me recuerda a alguien. He
debido haber soñado aquello que ocurrió, pero de ser un sueño, ¿por qué aún no
recuerdo nada? Estoy desconcertada, siento como si perteneciese a este lugar y
a la vez estoy alejada de él. Parece que todo el mundo me conoce pero yo no soy
capaz ni de aclarar la idea de quién soy yo misma. No recuerdo como me hice la
herida, ni quiera sé cómo he terminado ingresada. Es hora de que me aclaren mis
dudas, así que me armo de valor para preguntar lo que para ellos es obvio.
-No se quienes sois. No sé qué hago aquí. Lo único que
recuerdo son unas extrañas visiones que tuve antes de despertarme, creía que
era la realidad pero ahora comprendo que no. Necesito que me aclaréis que está
ocurriendo aquí, me siento completamente perdida.
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