Hola tributos !
Hoy os traigo el capitulo 36 !
Lo he tenido que cortar en dos capítulos porque el relato era muy extenso, por
lo cual, se han quedado dos un poco más cortos. Como hoy salgo pensé en no publicar el capitulo pero me he dicho, no seas tan mala, publícalo antes. Por ello, aquí lo tenéis tributos.
La famosa frase de Finnick tan esperada no
sé si es para tanto pues yo no le había dado casi importancia pero me alegra
ver esa intriga en mis lectores.
El capitulo 36 no sé si será tan
interesante como los que viene pero espero
que os guste mucho y disfrutéis leyéndolo. A penas está corregido por las prisas, lo siento.
Estoy escribiendo algunos capítulos
avanzados y me he quedado ‘atascada’ en una parte que no se cómo continuar.
Tengo una ‘crisis de escritora’ pero como todavía queda un poco para ello no
hay ningún problema. Espero que pueda seguir escribiéndolo cuanto antes por
consiguiente si llegase el caso de que publico todo hasta llegar allí y no se
seguirlo os avisaría, pero lo dudo.
También espero haber mejorado desde que
empecé en mi manera de escribir o de contar la historia. Desde que pregunté si
querríais que acabase antes o después la historia he recibido muchos correos y
comentarios pidiendo que sea lo más extensa posible así que, así será.
Necesitaré unas cuantas dosis de inspiración.
Y eso es todo, no os entretengo más, aquí os dejo el capitulo 36. ¿Estáis preparados?
Besitos de parte de vuestra escritora.
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-No voy a dejarte salir más sola, esta vez sí que pensé que no volverías
-Pero ya estoy aquí Finnick, te dije que volvería y lo he hecho –intento
decirlo sin que me tiemble la voz pero el tono de Finnick era tan duro que no
consigo hacerlo, aún así, mi voz suena fuerte, e incluso me atrevería a decir
que tiene un toque de insensibilidad. Por una parte, me alegra que se preocupe tanto por mí pero por otra, no sé si
eso es lo que quiero. Finnick ahora me mira a la cara y temo por lo siguiente
que tengo que decirle- Ahora tengo algo de prisa, me marchare tan solo un
momento.
-No Amy, tienes un arco y una mochila y no sé si quiero saber cómo lo has
conseguido porque no me creí lo de que ibas a buscar una cosa que escondiste,
tanto tu como yo vimos que el arco se quedo donde Colin y no creo que te hayas
arriesgado y hayas salido a buscarle.
-Finnick solo serán unos minutos y después volveré, te lo prometo.
-No, te he dicho que no vas a salir más. ¿Sabes lo que ha sido escuchar dos
cañonazos y que tú no estuvieses aquí? No ha sido uno Amy, han sido dos. Podrías
haber sido tú, podría haberte perdido para siempre. Llevo mirando la entrada de
la cueva todo el día, han sonado dos cañonazos y tú no venias Amy. Gale no
paraba de preguntar, solo estuvo tranquilo un rato y aún así preguntaba dónde
te habías ido. Si no lo haces por mí, hazlo por él pero por favor quédate en la
cueva.
-Finnick, lo siento, no pensé que fuese a ocurrir algo así – me acerco a él
y dejo todo en el suelo, con la mano en su cara le miro a los ojos – estoy bien
Finnick, de verdad. Solo serán unos minutos.
-Entonces dime dónde vas a ir, y si en media hora no has vuelto saldré a
buscarte.
-No hará falta, volveré en unos minutos. Joel y Cristina están encima de la
colina, en unos arbustos escondidos, les prometí que les ayudaría…- él me corta,
pregunta que de donde han salido Joel y Cristina y que hacen aquí pero yo le
tranquilizo – están bien, no te preocupes. No tienen comida ni armas y pensé
que podría llevarle algo de lo nuestro, al fin y al cabo tenemos de sobra y con
el arco podré conseguir más comida. Ellos nos necesitan Finnick, te prometo que
no tardaré mucho.
-Vale, pero ten cuidado y dale recuerdos míos.
Creo que noto una sonrisa en su rostro. Me
suelta la mano. Me dirijo al final de la cueva y veo a Gale dormido, no sé cómo
puede dormir con los gritos que dimos al principio, Katniss siempre decía que
tenía un sueño profundo. Voy hasta las provisiones y dejo el botellín vacío,
las tres manzanas y el cuchillo lo dejo en la mochila. Sé que les vendrá bien
un cuchillo mas y teniendo en cuenta que tengo el arco, a mi no me hace falta.
Ellos tienen un poco de carne que no les durará a penas un día, deben ser las
sobras del desayuno de Evelyn porque estaban en aquel plástico ya cocinadas.
Las bayas las comimos por el camino asique solo les queda eso. Miro nuestras
provisiones; dos conejos, un ave, bastantes batatas, tres
botellines de agua, tres manzanas y tres fresas. También está el gran trozo de
pavo cocinado de anoche, el cual pensábamos cenar hoy los tres. Tenemos comida
de sobra para mantenernos. Meto en la mochila de Evelyn un conejo y el trozo de
pavo, también añado unas cuantas batatas, tenemos suficientes para alimentarnos
durante un día e incluso sobrarían asique no echare en falta unas cuantas. Por
lo que se aportan bastante energía y eso en la Arena está bien. Cojo también
una cuerda, sé que solo tenemos dos pero con el arco no necesitaré trampas. Cierro la mochila y me dirijo a fuera, antes de irme me despido de Finnick que
ha decidido empezar a preparar nuestra cena ya que he cogido lo que teníamos
pensado cenar. Observo que es lo que elige, hoy tenemos conejo. Eso nos deja
con un ave, las batatas y la fruta. Suficiente para nosotros tres. Salgo fuera
y coloco las ramas de tal manera que no se vea.
Comienzo a subir la colina, subir
ese desnivel es más difícil que bajarlo. He cogido el arco por si acaso pero
para subir tengo que colgármelo al igual que la mochila. Cuando tengo
aseguradas mis cosas y bien sujetas a la espalda, miro mis manos raspadas, con
un suspiro decido seguir adelante. Aprovecho las piedras que me golpearon el
primer día en la Arena para apoyarme y subir mejor. Me fio mas de mi pierna
izquierda después de lo del árbol así que, la derecha tan solo la uso de apoyo.
Con las manos raspadas tardo un poco más
pero en unos pocos minutos estoy arriba. Después de estos días en la Arena
estoy tan acostumbrada al dolor que incluso a veces consigo ignorarlo. Me
dirijo a los arbustos y silbo para que sepan que me acerco. Salen despacio, a juzgar
por sus caras pensaban que ya no volvería.
-Hola
chicos-dejo mis cosas en el suelo y me agacho para abrir la mochila de Evelyn.
Mientras estoy agachada rebuscando las cosas alzo la vista y les miro seria,
antes de que digan nada les explico los planes que tengo para lo que he traído,
no les dejo interrumpirme por lo que no les queda más remedio que escuchar
atentamente