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viernes, 19 de abril de 2013

Relato 51



¡Hoy os traigo el capítulo 51!


Por favor, cada vez que lo pienso… las visitas, los seguidores, los comentarios, los capítulos. Que ni pensaba hacer un blog y mirad… me emociono, literalmente.
Por fin el capítulo 51 eh….

Bueno, el caso es que iba a hacer el capítulo más largo. Es corto, lo sé. Pero a medida que avanza la historia estoy teniendo problemas en algunos capítulos del medio como el 54 etc para hilarlo todo. Así que lo he hecho más corto para que así tenga un poquito más para el 52, 53 y seguidos. Más capítulos un pelín mas cortos, pensé que lo preferiríais a más largo y no publicar en un mes hasta que la inspiración decida venir a visitarme, yo le he dado las llaves de casa para que ni se moleste en llamar a la puerta y venga directamente pero no se decide… :)

Lo siento, es que me he bloqueado a partir de uno.

Son las doce y diez, y estoy publicando así que un aplauso o algo por el estilo. En fin que este capítulo ha sido muuuuuuy esperado y con razón. LAS COSAS EMPIEZAN A CAMBIAR.

Todos creéis que pasará algo horrible en este capítulo pero os dije que no, sino que era INESPERADO, lo entenderéis todo al leer las dos primeras palabras, bueno… y las últimas frases…

No me entretengo más, que entre que es tardísimo, y tenéis ganas de leer, estoy segura de que ni la mitad se está leyendo esto… así que me despido ya de vosotros diciéndoos que espero que disfrutéis muchísimo del capítulo y que os guste (no paro de pensar que es arriesgada una cosa que he hecho PERO relax, en el siguiente entenderéis las cosas)

 P.D: EHHHHH votos a http://veranonumero16.blogspot.com.es/ porfa :')






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En el Capitolio


Llevamos varios días intentando localizar la Arena. Semanas si contamos desde el día que los secuestraron. Todo fue tan rápido que no puedo a penas comprender como sucedió. Como permitimos que sucediese. Vemos cada día los Juegos, tributos que caen y otros que sobreviven. Es desesperante. Sentir tanta impotencia resulta incluso enloquecedor. Todo está fuera de nuestras manos. De nuestro alcance. Cada día un distrito se viste de negro por la pérdida de uno de los suyos. Lo peor es no saber qué sucederá, lo peor es no poder hacer nada, lo peor es tener que vivir cada día sabiendo que no hiciste nada para impedirlo. El doce para mi alivio aún sigue intacto. Desde el Capitolio apoyamos a las familias e intentamos hacer lo imposible por localizarlos pero no somos capaces. Esa frase lo sentencia todo. Somos incapaces de localizarlos, de rescatarlos, de… somos incapaces de asegurar que puedan vivir algún día. Lo último que hemos visto nos ha destrozado, ahora está más claro que nunca, necesitamos encontrarlos cuanto antes.

Hoy está siendo una mañana muy larga y complicada. A penas había salido el sol cuando nos reunieron a todos en la sala de Juntas. Una habitación enorme, en la que guardias vestidos de blanco, antiguos mentores y gente del Capitolio trabajan juntos en la operación de rescate. La cual, a decir verdad, iba cada día peor.

De todos los que participamos en el proyecto, solo cinco nos quedamos cada día, sin ir a casa. No culpo a los demás por irse a dormir o a ver a sus familias. Me culpo a mí mismo, por no dar más de si, por no poder hacer nada, por observar como mueren mientras yo sigo aquí.

Cuando llegué esa mañana ya estaban todos trabajando, se movían de un lado a otro de la sala con prisa, manejando papeles, pasando coordenadas, con complejos aparatos que ha día de hoy no habían servido para nada. Tan solo había tardado dos minutos desde que recibí la llamada y en cambio, parecía que llevase meses sin aparecer, todos estaban diferentes, actuaban diferentes.

-Me voy un día a dormir a casa y tengo que volver corriendo. Informadme ya de lo que está pasando.
-Ven aquí Gale, tenemos que hablar.
-¿Ha ocurrido algo Haymicht?

Mi voz paso del orden y la calma, a la desesperación y preocupación que caracterizaban mis últimas semanas allí. Hago un pequeño repaso mental de lo sucedido desde que me fui. Amy debe haber vuelto ya a la cueva y pensar solo en cómo reaccionará me pone los pelos de punta. Le miró preocupado temiéndome lo peor. En realidad no quiero imaginarlo, dolería demasiado saberlo. No quiero oír lo que tiene que decirme, no si es lo que creo. Prefiero no ser testigo de esa realidad, prefiero seguir pensando que podremos sacarlos de allí pronto.

Anoche me mandaron a casa a descansar y no sé si desde lo último que vimos habrá ocurrido algo, temo que haya ocurrido algo grave. Algo más grave de lo que ocurrió mientras mi pequeña Amy salía a cazar. Haymitch va a contestar a mi pregunta pero Johanna Mason entra en la sala de reuniones alterada. Las puertas suenan abriéndose de golpe y chocando con las paredes dando lugar a un ruido ensordecedor, un sonido seco que paraliza a toda la sala. Su voz es alta, clara, pide explicaciones de por qué no se ha encontrado aún a nadie. Deduzco que debe haber visto ya las últimas noticias de los Juegos.

Por suerte, dado la cantidad de vencedores que hay en todos los distritos a su hijo no se lo han llevado. Sí, su hijo. El pequeño Mark va cogido de su mano. Al igual que a Katniss, a ella le costó mucho adaptarse, se casó y tuvo un hermoso niño. El chico tenía ya ocho años. Tal vez fuese madre un poco tarde pero sin duda es una gran madre. Nadie lo dudaba allí, no podían hacerlo pues actuaba de manera ejemplar con el crio.

Deja a su hijo en una silla y se dirige a la mesa central con paso firme. Después de lo ocurrido no le deja solo por nada del mundo pero si quiere cumplir su misión ha de estar apoyando a la Junta. Ella exige explicaciones y quiere que le informen de lo que está pasando. Muchos hijos de sus amigos están en la Arena, incluyendo a los hijos de Katniss y Peeta y al hijo de Annie y Finnick, su mejor amigo. Y estos, cada día corren más peligro.

El caso es que todo sigue igual. Y ese es el problema. Yo de vez en cuando llamo a mi amiga Katniss pero el único que lo coge es Peeta, aunque él tampoco es capaz aguantar más noticias. Ella no tiene fuerzas para hablar, no quiere separarse de la pantalla. Solo hubo una vez que lo cogió ella, recuerdo su frase perfectamente. ‘No permitas que la conviertan en el Sinsajo, No permitas que la hagan lo que a mí. Les quiero fuera de esta guerra Gale, por favor’ Y desde entonces no he  dormido en casa hasta hoy, pues solo tengo una meta y es sacarles de allí vivos. No he vuelto a escuchar su voz, pero la recuerdo a la perfección Fuerte por fuera, rota por dentro. Y su fuerza disminuía cada día.

Después de esa vez solo lo coge Peeta. Le explico con detalles lo poco que hemos avanzado y él me suplica que lo sigamos intentando. Claro que lo seguimos intentando, le dije, no me rendiré por nada del mundo. Su voz siempre es angustiosa, llena de dolor y cada día con menos esperanza. Cansados, han dejado de suplicarnos venir al Capitolio y formar parte de la búsqueda. No podemos permitirlo, si vienen será peor, será todo mucho peor.

A penas paso tiempo en mi casa, hay noches que ni duermo intentando descubrir donde se esconden. Recuperaré a los tributos que quedan. Por supuesto que lo haré. Es una promesa que me he hecho a mí mismo. Recuerdo hace más de veinte años la frase que le dije a Katniss ‘cuidar de tu familia era lo único que tenía a mi favor’ El caso es que la familia de mi mejor amiga vuelve a correr peligro, y no puedo dejar que ocurra lo de la última vez. Y mucho menos con ellos, sus hijos para mí son demasiado importantes, si algo les ocurriese sé que no podría vivir con ello, preferiría mil veces que me pasase algo a mi.

Volviendo a la realidad recuerdo que Haymicht quería hablar conmigo antes de que Johanna entrase interrumpiendo en la sala. Están intentando calmarla y yo quiero ir y decirle que está todo bien pero nada está bien. Me acerco a Haymicht que está con un mapa en la pared. De brazos cruzados, lo observa en silencio. Me coloco a su izquierda y lo miro con detenimiento. No entiendo muy bien el sentido de ese mapa y le voy a pedir que me lo explique, pero no hace falta que hable mucho porque por la expresión de mi cara ya me había visto las intenciones. Como siempre hace, se adelanta sin dudarlo a mis acciones.

-Es sencillo Gale, las chinchetas azules indican los aerodeslizadores que han vuelto, ellos no han conseguido localizar nada. Las rojas indican los que no habían encontrado nada pero que no han vuelto aún. Y las verdes los que están ya de camino. Y no, tampoco localizaron absolutamente nada.
-¿Y las amarillas?
-No llegamos a recibir respuesta de ellos.
-Eso-mi mente trabaja deprisa, con agilidad, hilando cada idea que pueda surgir en esta complicada situación, pensando en la manera de resolverlo todo- Haymicth, eso significa…
-Si Gale, puede que estén allí.
-Sé que hay una posibilidad muy remota de que así sea, pero quiero a todos los aerodeslizadores posibles allí, me da igual lo que tengas que hacer para conseguir la aprobación de la presidenta pero llevaré yo mismo una unidad hasta ese lugar. Tenemos que sacar a Amy y a Gale. A todos.
-Lo sé, y tenemos su total aprobación Gale, su hija está también allí. Yo pensé lo mismo que tu nada más recibir la llamada. Mañana saldremos, te necesitaré en uno de los aerodeslizadores, yo iré en otro. Los demás los manejan agentes de confianza, llevaremos un equipo de cirujanos en cada aerodeslizador y el material más avanzado del que dispongamos. Prepara lo necesario y moviliza a la gente, tan solo tenemos un día.
-¿Cuánto tardaremos en llegar hasta allí?
-Ese es el problema, nos llevará un par de días por eso necesitamos tenerlo  todo listo para mañana. Se quedará aquí un equipo pequeño por si al llegar allí no hay nada, tendrán que seguir con la investigación –asiento firmemente, por fin las cosas cambian, tal vez sea una posibilidad mínima pero es la primera posibilidad que tenemos- no podemos permitirnos perder el tiempo, Gale.
-Espera Haymicht –la voz de Johanna resuena en la sala, se libera de todos y se acerca hasta donde estamos- prepara otro aerodeslizador para mi, quiero a los mejores agentes que tengas. Yo también voy.
-Cariño, lo siento pero tú no vas
-Gale, ¿se puede saber el por qué mi marido puede arriesgar su vida y no puedo hacerlo yo?
-Porque alguien tiene que cuidar de nuestro hijo Johanna. -La agarro de las manos y la miro a los ojos. Tengo en frente a la mujer que mas quiero en este mundo, un mundo que últimamente se tiñe de negro. Me niego por completo a poner su vida en riesgo, me niego por completo a que pueda resultar herida- No estoy dispuesto a perder a toda mi familia.