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jueves, 28 de junio de 2012

Relato 4

Este va a ser más largo porque me voy unos días y no podré publicar, espero que os guste.
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-No es tan malo, ven –me llevo al centro de la sala- puedes practicar con lo que quieras, esa máquina es para que aprendas que plantas puedes comer, allí puedes aprender a hacer fuego, también hay cuchillos, espadas y tiro con arco, para camuflarse, para escalar, arboles para trepar y allí esta mi favorita, es donde se aprende a hacer nudos, aunque eso también puedo enseñártelo yo. Soy Finnick, tal vez no me recuerdes, solo tenías dos años cuando nos conocimos, aunque yo jamás podría olvidarlo.
-No lo recuerdo –mi voz era un hilo-yo... gracias pero tengo que buscar a mi hermano.
-Tranquila, hace un día que estamos practicando en esta sala, solo paramos para comer y dormir. Le he enseñado a hacer nudos, y ha aprendido las bayas que puede comer, pensé que podría ayudarle en la Arena. También ha aprendido como sobrevivir, pasamos dos horas en aquel puesto, son cosas básicas pero pensé que podrían servirle, además no sabía cuando vendrías, pregunta mucho por ti, tenía miedo de que te hubiese pasado algo.
-Gracias, no sé cómo agradecértelo, podrías haber aprovechado tu tiempo para practicar ¿por qué lo has hecho?
-Porque me importa… –su voz se paró de repente- porque yo no voy a jugar, si quieres agradecérmelo sigue viva, a mi también me tenias preocupado.
Cuando se fue pensé que si que tendré que jugar, si quiero salvar a mi hermano tendré que luchar. Él ya había hecho suficiente, me tocaba a mí ocuparme de mi familia. Fui hacia el puesto, mi hermano pequeño sabía hacer más nudos de los que yo había imaginado, tal vez Finnick no bromeaba con que podría enseñarme. Me consto mucho que dejase de preguntar, como cualquier niño pequeño quería saberlo todo. ¿Dónde has estado? ¿Cómo es el premio? ¿Cuándo empieza el juego? ¿Para qué aprendemos estas cosas? Cada respuesta que le daba era otra mentira, una tras otra, no paraba, pero era lo mejor, lo mejor para él era no saber a lo que se enfrentaba. ¿Cómo se le explica a un niño lo que está ocurriendo? Hay 27 tributos, solo uno vive, estoy perdiendo la esperanza de que logren encontrarnos, tocará luchar de verdad. El tiempo de luz está acabando, las sombras han vuelto. Debo cerrar los ojos y esperar a que todo pase, solo es una pesadilla. Pero cuando despierto sigo allí, si no puedo volver a casa, haré que mi hermano lo haga. La guerra vuelve a aparecer, el fuego se propaga, si estos Juegos siguen, si entramos en la Arena no habrá marcha atrás. Será solo vivir o morir, matar o rendirte, volver a casa o cerrar los ojos hasta que todo pase. Lo que necesitamos es mostrar que la luz no se ha apagado, que no hay suficientes sombras. Que hasta unos niños son más fuertes que ellos. Igual que lo hizo Haymitch, como lo hizo mi madre, como hace veinte años. Solo tengo que encontrar la manera, si quieren unos juegos inolvidables, hare que los tengan, pero primero tengo que poner a salvo a mi familia.
Han pasado tres horas, Gale casi lo consigue ya, casi ha aprendido a trepar un árbol. Eso lo ayudará a seguir, a salvarse, si yo fallo el podrá seguir. Aprenderá a esconderse también, y podrá sobrevivir aunque sea pequeño, Finnick le ha enseñado que comer, podrá conseguir bayas, sabe cómo encontrar agua, como buscar un refugio, aunque me encargare de todo eso antes de… bueno antes de morir. Algo me rescata de mis pensamientos, alguien me agarra del brazo, como la otra vez.
-Ey, deberías descansar, come algo y luego practica, si tu no sobrevives dudo que él pueda hacerlo.
-No puedo Finnick, ni si quiera puede trepar, esto no va a salir bien.
-Sí, si va a salir bien, además si tu fallas me tiene a mí, le llevaré de vuelta a casa, te lo prometo.
-Es mi responsabilidad, no puedo dejar que des tu vida para salvarle.
-Eso lo decidí hace mucho, es mi vida, yo decido como hacer mi juego Amy, vete a comer y después practica, yo le enseñaré a subir este árbol, ¿a que sí pequeño?
Cuando mi hermano asiente me rindo, Finnick es demasiado bueno, pero también es cabezota, decido comer algo, la verdad es que me muero de hambre. Miro atrás y veo que Finnick y Gale se llevan muy bien, supongo que ahora es como su hermano mayor, ya que su hermana ha estado ocupada metiéndose en líos. Cuando estemos en la Arena será diferente, Finnick ya no será un amigo y si quiere serlo no lo dejaré, no puedo dejar que se arriesgue por nosotros y ahora mismo estar a mi lado es como sujetar una bomba que no sabes cuándo va  a explotar. Camino hacia la comida, pero cuando voy por mitad de la sala, tres personas impiden que siga, puedo reconocerlas de las entrevistas, uno es Colin, Cathy y Austin, del 3, le acompañan. Veo un arco unos cinco metros más adelante, podría ser mi salida si la aprovecho. Finnick está demasiado lejos, ocupándose de mi hermano como para oírme, lo que en parte me alegra, no quiero meterle en más lios, tal vez ser amigo de Colin le ayude a sobrevivir asique mejor será no buscarle enemigos.
-Dejadme pasar ¿vale?
-Y que vas a hacer, como era… - su tono burlón me pone enferma- tu cuello sufrirá algún daño Clover.
-Tio, Colin dejala en paz – lo reconozco, es Joel
-Vaya te ha salido un defensor
-Joel, déjalo. ¿Te hace gracia Colin? ¿Quieres que le pase lo mismo al tuyo? –me giro a la niña que está a la derecha de Austin y al principio se asombra- Y tú qué Cathy ¿te ha salido un defensor? ¿Es lo mejor que se te ocurre? Tendréis que hacerlo mejor si queréis sobrevivir al primer día.
-¡Suéltala Austin! –esa voz… insignificante y débil niña…
-¿Qué pasa William? ¿Quieres problemas?-Austin me suelta el brazo y puedo comprobar cómo se desvanecen las marcas rojas
-Problemas tendrás tú en la Arena cuando suene la señal y vaya directo a por ti.
-Se acabó, William, Joel, no quiero meteros en líos, pero gracias – dudan un segundo pero cuando asiento se van, me alegra saber que no todo el mundo está contra mí, pero no puedo permitir que tengan problemas con Colin, y menos por mi culpa- Colin si tienes algún problema lo arreglaremos en la Arena, ahora apártate.
Me abro paso tranquilamente, pero sé que esto no acaba así, he visto como Colin miraba el cuchillo. Seguramente los padres de Colin eran profesionales, sobrevivirían así a la Arena. En otros tiempos el también lo hubiese sido, era rápido, fuerte y apostaría lo que fuese a que sabía utilizar más de un arma. Voy hacia el arco y cuando llego, sonrío para mí misma. Empiezo a contar hacia atrás. Tres, dos, uno… me agacho, el cuchillo ni me ha rozado. Me levanto cojo el arco y la flecha, me pongo en posición y lanzo, la flecha da justo al muñeco de entrenamiento que tiene al lado Colin, en el centro de la diana.
-Eres muy predecible, Colin. Si no quieres que te pase lo que a ese muñeco- su mirada se desvía y veo una mezcla ente el miedo y asombro en sus ojos- será mejor que no me subestimes, no soy tan débil e insignificante como pensáis.

El jaleo que había en la sala desapareció. Todo el mundo observaba. Algunos empezaron a hacer comentarios, reconocí a Joel cuando dejo caer la espada que tenía en la mano por el asombro y la risa de William fue inconfundible. En los ojos de Colin podía verse la furia, la rabia y el odio que me tenía. Al parecer el silencio devolvió a Finnick a la realidad y se acercó a ver qué pasaba, cuando se lo expliqué puso la misma cara que Colin.
-¿Has hecho eso en serio?
-Sí, te dije que no necesitaba entrenar tanto, quizá lo de las bayas me venga bien, y lo de los nudos. Sé luchar, mi madre me enseño a usar el arco de pequeña, nos gusta ir a cazar juntas. Sé que no lo necesitamos, pero cuando vamos al bosque, mi madre cambia, sonríe más y es diferente. Gale me enseño a hacer trampas, no mi hermano sino el amigo de mi madre, es como de la familia, muchas veces se pasa a vernos y me encanta cada vez que me trae una nueva, y luego está mi tío Haymitch, me enseño a luchar con el cuchillo. Al principio nadie quería enseñarme a luchar, y yo quería aprender, a mi padre le costó acceder a que me enseñasen, y a Haymitch también, supongo que no creerían que esto iba a repetirse…
-Entonces hicieron bien en enseñarte, ahora ya sabemos que tu hermano estará a salvo. Come, y después a la maquina a estudiar, de los nudos ya me encargaré yo tranquila.
Su sonrisa me hace pensar que quizás esto no sea tan malo, si salimos de esta habré ganado un buen amigo, y si no salimos habré pasado mis últimos días con una gran persona. Aquellos ojos azules, era como nadar, era como el lago del 12, con mi madre. Cuando miro esos ojos me siento más segura, tranquila, como si nada malo pudiese pasar. Pero son los Juegos del Hambre, un castigo para los rebeldes y 26 muertes para recordar. Esta vez si me siento a comer, hacia días que no probaba nada, el pan olía genial, las comidas que había era tal y como las describía papá cuando nos hablaba del capitolio, cogí el estofado, tenia ciruelas. Estuve comiendo durante dos horas, con calma, porque volver al entrenamiento me devolvería a la realidad, a los juegos y eso no me gustaba. Cuando acabo, me levanto, voy en  busca de esos ojos azules para que me diga algo que me tranquilice, mientras le busco un agente de la paz me agarra y me saca de la sala a la fuerza. Lo último que veo es a Finnick sujetando a mi hermano con fuerza para que no salga corriendo detrás de mí.