Seguidores

viernes, 29 de junio de 2012

Relato 5

Bueno como dije ayer me voy unos días, me voy una semana solo pero eso significa que los 7 relatos próximos que tenía preparados se publicarán mas adelante, al principio no tenia pensado publicar nada hoy, pero después de leer los comentarios he decidido publicar uno más. Es bastante largo, he cogido parte del 6 para que os dure algo mas, espero que os guste. ¿Que es lo que pensáis hasta ahora? De los personajes, de las situación, de qué ocurrirá... ¿De momento os esta gustando?  Bueno no me entretengo más, aquí tenéis el relato 5.

Si quieres leer el primer relato,  haz click aqui
Si quieres leer el  el segundo relato, haz click aqui
Si quieres leer el tercer relato, haz click aqui
Si quieres leer el cuart relato, haz click aqui
_______________________________________________________________________________

Me despierto en una sala cerrada, tumbada en el suelo. Reconozco esa sensación, me habían vuelto a dormir. Intento ponerme de pie pero me encuentro muy mareada, incluso parezco más débil, no sé cuanto llevo encerrada pero tampoco tengo fuerzas para intentar averiguarlo. La cabeza me da vueltas, me pongo la mano en el estomago porque tampoco me encuentro bien. Agotada, me tumbo de nuevo, esperando que sea una pesadilla y que al abrir los ojos este de nuevo en la sala de entrenamiento, no tardo en dormirme por el cansancio, pero la segunda vez que me despierto, estoy empapada en sudor y no veo unos ojos azules, sino que veo unos grises que me recuerdan a la Veta. La Veta, la echo tanto de menos, yo vivía en la Aldea de los Vencedores pero me encantaba ir allí, a jugar con otros niños, con mis amigos. Mis amigos… lo pienso de nuevo, en todo el tiempo que he estado aquí no he pensado en ellos, sus recuerdos me reconfortan, me tranquilizan, quiero quedarme recordando hasta que vengan mis padres a rescatarnos. El hombre me ayuda a ponerme en pie y me sienta en una especie de banco que hay pegado a una pared. La primera vez que me desperté ni siquiera lo vi, estaba tan mareada que solo levantando la vista sentía que me caia. Se agacha y me mira a los ojos, todavía estoy algo mareada pero ya soy capaz de ver mejor. Tal vez ese señor me saqué de allí, a lo mejor ha venido a ayudarme. Pero no es así, su risa me estremece el cuerpo, empieza a reír una y otra vez, yo no consigo entender nada, pero entonces aparece Clover por la puerta para explicármelo. Me lleva hasta una especie de ducha y me coloca debajo, veo que aprieta un botón y acto seguido las gotas empiezan a car sobre mí, veo como mi ropa está empapada y como las gotas de agua caen por mis brazos. La verdad es que me reconforta, hace demasiado calor y el agua esta fría. No logró comprender que pretenden, así que Clover al ver mi expresión decide explicármelo.
-Hace tres días de la entrevista, al principio pensamos en matarte –mis ojos se abren, ¿de verdad quieren matarme? – te preguntarás para qué es el agua, bueno ayer diste un buen espectáculo con tu compañero Colin en la sala de entrenamientos. Fue entonces cuando vimos que eras nuestra joya, contigo la arena será mucho más interesante. Todos querrán ver como la hermana mayor intenta salvarle la vida a su hermano y además verán como cambias como te conviertes en una máquina de matar.
-Yo no voy a cambiar, en la Arena os demostraré que no sois lo suficiente fuertes para…
-Tranquila pequeña, ahora estoy hablando yo. Siento tener que interrumpir lo que estoy seguro habría sido un bonito discurso pero antes quiero contarte lo que vamos a hacer contigo. Te necesitamos viva, por varias cosas, la primera por el espectáculo, la segunda, para enseñarle a tu madre que todo esto es culpa suya y la tercera, si te matamos, estoy segura de que ese chico... ¿Cómo se llama?- se gira hacia una pantalla y la enciende, reconozco lo que aparece, es la sala de entrenar, enfoca a las mesas donde comemos. Todos los tributos están sentados, pero cuando enfoca, reconozco a dos. Finnick está con mi hermano, todavía cuida de él. Quiero tirarme encima de Clover, quiero matarlo pero los agentes me tienen sujeta – bien, gracias por aclararlo, sabemos que ese tal Finnick haría cualquier cosa por ti, estará bien verlo en la Arena. Lo dejó muy claro en la entrevista, aunque por tu mirada creo que eso tú no lo sabías. El caso es que tengo una buena noticia para ti, no vamos a matarte, pero tampoco podemos dejar escapar tu mal comportamiento. ¿Alguna vez has oído como el Capitolio torturó a Johanna Mason? Pues hoy comprobarás lo que la chica sintió, pero tranquila, solo lo haremos un par de veces, tienes que estar fuerte para los Juegos, no podemos permitirnos ninguna baja ahora.
Mi cuerpo no responde, mis ojos no se abren. El único cambio que noto es que mi expresión se ha endurecido, yo no respondo pero mi cuerpo está intentando recordarme que debo ser fuerte, yo misma lo dije. Rezo para que todo pase rápido, para no notarlo. Solo sé que no me resistí, y que no quise darles el gusto de gritar, aunque no pude evitarlo después de horas en ese sitio.
Noto que estoy tumbada pero no sé nada más, me limito a tener los ojos cerrados y a rezar para que los malos recuerdos se vayan. Sé que pasa el tiempo y que yo sigo ahí, pero es lo único que puedo hacer. Tengo ganas de llorar. Quiero despertarme pero me da miedo abrir los ojos. No sé dónde estoy, cuántos días han pasado. No sé dónde está mi hermano, y tampoco sé si los Juegos han empezado. Tal vez me hayan rescatado y este descansando en casa. La cabeza me da vueltas, mis recuerdos se mezclan y no consigo olvidar lo ocurrido con Clover. Lo único que me devuelve a la realidad es el sonido de una puerta abriéndose y a un agente gritando “solo tienes media hora muchacho” Oigo unos pasos y alguien se sienta a mi lado, noto como me quitan un mechón de pelo que tengo en la cara, cuando esa mano roza mi piel. Empiezo a temblar, unas lágrimas caen por mis mejillas, esa sensación, es como cuando las gotas caían sobre mí y después venía lo peor. Pero en vez de eso noto como alguien me abraza. La persona que está conmigo ya no está sentada, ahora se ha tumbado y siento como su brazo pasa por mi cintura, agarrándome con fuerza. Es entonces cuando me siento protegida y no me hace falta abrir los ojos para saber quién es, porque solo hay una persona en el mundo que me hace sentir así. Y me quedo cayada, apretando su mano con fuera, hasta que consigo dormirme, y no sé cuánto tiempo se queda allí, pero esa noche no tuve pesadillas.
La siguiente vez que me despierto me atrevo a abrir los ojos, estoy en mi habitación. No en la de mi casa sino la que me asignaron para los Juegos. Me siento poco a poco para que la cabeza no me dé vueltas y me apoyo en la pared, esperando a que alguien venga a decirme que día es, y que ha pasado con los Juegos. Empiezo a contar en voz baja para no volverme loca y entonces recuerdo lo que le obligaban a hacer a mi madre. Un día me lo contó en el bosque, decía que hablar conmigo le ayudaba a olvidar los malos tiempos, así que empiezo, despacio, tal y como hacia mi madre hace treinta años.
Me llamo Amy Mellark Everdeen. Tengo 15 años. Mi casa está en el distrito 12. Mis padres son Katniss Everdeen y Peeta Mellark. Los dos estuvieron en los Juegos del Hambre. Escaparon. Hace treinta años el Capitolio se derrumbo. Todos estos años han sido tranquilos, hasta hace unas semanas. Estoy en los  Juegos del Hambre. El capitolio al que dimos por acabado me odia, al igual que a mis padres. Me han torturado. Mi hermano está aquí.
Mi hermano esta aquí. Me levanto y voy a poner la mano en la puerta cuando alguien la abre. Veo a Clover. Tengo ganas de temblar pero debo olvidarme de eso, porque mi hermano esta aquí. Me mira despacio y al final suelta una de sus gracias. “Estas mejor preciosa, pensábamos que tendríamos que coger un sustituto.” Me llevan hasta la sala de entrenamientos, no han debido pasar muchos días si los Juegos no han empezado todavía. Cuando entro todos los tributos fijan la mirada en mí, algunos murmuran cosas, otros con cara de asombro dejan las armas y se quedan mirando. Tal vez si que hayan pasado bastante tiempo o tal vez muchos me diesen ya por muerta. Las puertas se cierran a mi espalda, y veo a Finnick, junto a Gale, mirándome desde el otro lado de la sala. No dudo en ir hasta allí, quiero correr pero no me lo permito, prefiero que me vean andar tranquilamente, que crean que no ha pasado nada. Pero si que ha pasado, y tal vez no pueda olvidarlo. ¿Qué voy a decirle a Finnick? No tengo que preocuparme de eso porque nada más llegar allí me da un abrazo, y me susurra al oído “pensé que no volvería a verte”. No sé cuánto tiempo estamos así pero una voz nos despierta a ambos.
-Amy ¿Dónde has estado?
-Hola mi rey, pues mira, he ido a ver el premio, me han estado enseñando las reglas para ganar, ¿sabes qué? Estoy segura de que el premio te va a encantar, es muy grande.
-¿De verdad? Y a mamá le va a gustar también ¿a que si?
- Claro que si cariño, mamá también sabe cuál es el premio, pero no podemos decírtelo porque es una sorpresa.
-Ey Gale, ¿por qué no vas donde las pinturas y le enseñamos a tu hermana como has aprendido a camuflarte? –mi hermano sonríe y sale corriendo, Finnick me agarra el brazo para que vaya más despacio- aquí todos pensábamos lo mismo Amy, creíamos que no ibas a volver, por eso todos te miraban. Amy, por favor dime qué te han hecho.
-Nada Finnick, hice unas entrevistas, quieren utilizarme para que el Sinsajo se hunda.
-Amy a mi no me mientas, todos lo oímos. Tus gritos se oían por todo Panmen- no doy crédito a lo que oigo, no solo era un castigo, era una muestra para enseñar a los tributos qué pasaba si no seguías las reglas del Juego- Amy, los Juegos se han atrasado una semana, llevamos entrenando cinco días, este va a ser el sexto desde que desapareciste, cuando esta mañana nos dijeron que iba a ser el último, que mañana eran los Juegos, pensamos que ya no vendrías, que estabas muerta.
-Pero, tú viniste a verme. –Su expresión muestra tristeza, sus ojos ya no brillan- Finnick, ¿viniste a verme o no?
-Sí, fui el segundo día. Después no me dejaron entrar más. Amy estabas temblando, en el suelo, como si te hubiesen hecho algo horrible, y llorabas, ¿qué pasó Amy?
-Nada, no paso nada.

Sabe que no puede hacer nada, sabe que no se lo contaré. No quiero que lo sepa, es mejor así. A parto la mirada y el me acaricia la mejilla, cuando ve que no puede hacer nada para que se lo cuente se limita a abrazarme y es lo mejor que puede hacer, igual que lo hizo aquel día, cuando estaba temblando. Mi hermano aparece con el brazo pintado, cuando me lo enseña sobre en el árbol es como si desapareciese. Mi padre y él se parecen mucho, seguro que no le costó mucho aprender a hacerlo, me encantaría que mis padres lo viesen ahora, tiene oportunidades de ganar, si yo sigo a su lado en la Arena tal vez vuelva a casa. Pero no es lo único que sabe hacer. Su velocidad a mejorado muchísimo, Finnick le ha estado entrenando, ahora también trepa con mucha facilidad, eso nos da más oportunidades. Aunque ahora me preocupa más que Finnick no haya entrenado lo suficiente. Hablo con el y como siempre lo niega todo, dice que esta bien y que no me preocupe. Tras discutir un par de veces me quedo con mi hermano para que Finnick practique, William se ofrece para enseñarle a luchar cuerpo a cuerpo, incluso lo hacen con cuchillos. Finnick podrá conseguir aliados para sobrevivir, por nosotros ya ha hecho suficiente. Tiro un par de veces con el arco y lanzo unos cuchillos, mi precisión no ha fallado ni una vez, Joel se ofrece para que luche con el cuerpo a cuerpo y mientras mi hermano se entretiene con la hija de la presidenta, que al parecer, está de nuestro lado. Le está enseñando hacer una trampa con una cuerda, lo que está bien teniendo en cuenta la cantidad de nudos que sabe hacer. Al final del día compruebo que he ganado unas cuantas amistades, Joel también se ha ofrecido para ayudar a Finnick con los cuchillos, ya que se le da mejor que a William, y yo le ayudé también con el arco, al principio Finnick era negado a usarlo pero ya lo consigue más o menos, no es malo, pero tampoco es su punto fuerte. William me da algunos consejos de donde conseguir los materiales para mis trampas, y como conseguir madera por si me quitan el arco. Me enseña cómo fabricar flechas, lo que me viene realmente bien. Me dan ganas de preguntarle por qué me está ayudando, pero cuando miro sus ojos verdes no puedo decir nada, así que imagino las razones y entre ellas escojo una, seguramente le de lástima. Cuando los entrenamientos acaban nos invitan a todos a un gran banquete. Antes de este, te visten y arreglan como si fueses a una gala. 




jueves, 28 de junio de 2012

Relato 4

Este va a ser más largo porque me voy unos días y no podré publicar, espero que os guste.
Si quieres leer el primer relato,  haz click aqui
Si quieres leer el  el segundo relato, haz click aqui
Si quieres leer el tercer relato, haz click aqui
_______________________________________________________________________________


-No es tan malo, ven –me llevo al centro de la sala- puedes practicar con lo que quieras, esa máquina es para que aprendas que plantas puedes comer, allí puedes aprender a hacer fuego, también hay cuchillos, espadas y tiro con arco, para camuflarse, para escalar, arboles para trepar y allí esta mi favorita, es donde se aprende a hacer nudos, aunque eso también puedo enseñártelo yo. Soy Finnick, tal vez no me recuerdes, solo tenías dos años cuando nos conocimos, aunque yo jamás podría olvidarlo.
-No lo recuerdo –mi voz era un hilo-yo... gracias pero tengo que buscar a mi hermano.
-Tranquila, hace un día que estamos practicando en esta sala, solo paramos para comer y dormir. Le he enseñado a hacer nudos, y ha aprendido las bayas que puede comer, pensé que podría ayudarle en la Arena. También ha aprendido como sobrevivir, pasamos dos horas en aquel puesto, son cosas básicas pero pensé que podrían servirle, además no sabía cuando vendrías, pregunta mucho por ti, tenía miedo de que te hubiese pasado algo.
-Gracias, no sé cómo agradecértelo, podrías haber aprovechado tu tiempo para practicar ¿por qué lo has hecho?
-Porque me importa… –su voz se paró de repente- porque yo no voy a jugar, si quieres agradecérmelo sigue viva, a mi también me tenias preocupado.
Cuando se fue pensé que si que tendré que jugar, si quiero salvar a mi hermano tendré que luchar. Él ya había hecho suficiente, me tocaba a mí ocuparme de mi familia. Fui hacia el puesto, mi hermano pequeño sabía hacer más nudos de los que yo había imaginado, tal vez Finnick no bromeaba con que podría enseñarme. Me consto mucho que dejase de preguntar, como cualquier niño pequeño quería saberlo todo. ¿Dónde has estado? ¿Cómo es el premio? ¿Cuándo empieza el juego? ¿Para qué aprendemos estas cosas? Cada respuesta que le daba era otra mentira, una tras otra, no paraba, pero era lo mejor, lo mejor para él era no saber a lo que se enfrentaba. ¿Cómo se le explica a un niño lo que está ocurriendo? Hay 27 tributos, solo uno vive, estoy perdiendo la esperanza de que logren encontrarnos, tocará luchar de verdad. El tiempo de luz está acabando, las sombras han vuelto. Debo cerrar los ojos y esperar a que todo pase, solo es una pesadilla. Pero cuando despierto sigo allí, si no puedo volver a casa, haré que mi hermano lo haga. La guerra vuelve a aparecer, el fuego se propaga, si estos Juegos siguen, si entramos en la Arena no habrá marcha atrás. Será solo vivir o morir, matar o rendirte, volver a casa o cerrar los ojos hasta que todo pase. Lo que necesitamos es mostrar que la luz no se ha apagado, que no hay suficientes sombras. Que hasta unos niños son más fuertes que ellos. Igual que lo hizo Haymitch, como lo hizo mi madre, como hace veinte años. Solo tengo que encontrar la manera, si quieren unos juegos inolvidables, hare que los tengan, pero primero tengo que poner a salvo a mi familia.
Han pasado tres horas, Gale casi lo consigue ya, casi ha aprendido a trepar un árbol. Eso lo ayudará a seguir, a salvarse, si yo fallo el podrá seguir. Aprenderá a esconderse también, y podrá sobrevivir aunque sea pequeño, Finnick le ha enseñado que comer, podrá conseguir bayas, sabe cómo encontrar agua, como buscar un refugio, aunque me encargare de todo eso antes de… bueno antes de morir. Algo me rescata de mis pensamientos, alguien me agarra del brazo, como la otra vez.
-Ey, deberías descansar, come algo y luego practica, si tu no sobrevives dudo que él pueda hacerlo.
-No puedo Finnick, ni si quiera puede trepar, esto no va a salir bien.
-Sí, si va a salir bien, además si tu fallas me tiene a mí, le llevaré de vuelta a casa, te lo prometo.
-Es mi responsabilidad, no puedo dejar que des tu vida para salvarle.
-Eso lo decidí hace mucho, es mi vida, yo decido como hacer mi juego Amy, vete a comer y después practica, yo le enseñaré a subir este árbol, ¿a que sí pequeño?
Cuando mi hermano asiente me rindo, Finnick es demasiado bueno, pero también es cabezota, decido comer algo, la verdad es que me muero de hambre. Miro atrás y veo que Finnick y Gale se llevan muy bien, supongo que ahora es como su hermano mayor, ya que su hermana ha estado ocupada metiéndose en líos. Cuando estemos en la Arena será diferente, Finnick ya no será un amigo y si quiere serlo no lo dejaré, no puedo dejar que se arriesgue por nosotros y ahora mismo estar a mi lado es como sujetar una bomba que no sabes cuándo va  a explotar. Camino hacia la comida, pero cuando voy por mitad de la sala, tres personas impiden que siga, puedo reconocerlas de las entrevistas, uno es Colin, Cathy y Austin, del 3, le acompañan. Veo un arco unos cinco metros más adelante, podría ser mi salida si la aprovecho. Finnick está demasiado lejos, ocupándose de mi hermano como para oírme, lo que en parte me alegra, no quiero meterle en más lios, tal vez ser amigo de Colin le ayude a sobrevivir asique mejor será no buscarle enemigos.
-Dejadme pasar ¿vale?
-Y que vas a hacer, como era… - su tono burlón me pone enferma- tu cuello sufrirá algún daño Clover.
-Tio, Colin dejala en paz – lo reconozco, es Joel
-Vaya te ha salido un defensor
-Joel, déjalo. ¿Te hace gracia Colin? ¿Quieres que le pase lo mismo al tuyo? –me giro a la niña que está a la derecha de Austin y al principio se asombra- Y tú qué Cathy ¿te ha salido un defensor? ¿Es lo mejor que se te ocurre? Tendréis que hacerlo mejor si queréis sobrevivir al primer día.
-¡Suéltala Austin! –esa voz… insignificante y débil niña…
-¿Qué pasa William? ¿Quieres problemas?-Austin me suelta el brazo y puedo comprobar cómo se desvanecen las marcas rojas
-Problemas tendrás tú en la Arena cuando suene la señal y vaya directo a por ti.
-Se acabó, William, Joel, no quiero meteros en líos, pero gracias – dudan un segundo pero cuando asiento se van, me alegra saber que no todo el mundo está contra mí, pero no puedo permitir que tengan problemas con Colin, y menos por mi culpa- Colin si tienes algún problema lo arreglaremos en la Arena, ahora apártate.
Me abro paso tranquilamente, pero sé que esto no acaba así, he visto como Colin miraba el cuchillo. Seguramente los padres de Colin eran profesionales, sobrevivirían así a la Arena. En otros tiempos el también lo hubiese sido, era rápido, fuerte y apostaría lo que fuese a que sabía utilizar más de un arma. Voy hacia el arco y cuando llego, sonrío para mí misma. Empiezo a contar hacia atrás. Tres, dos, uno… me agacho, el cuchillo ni me ha rozado. Me levanto cojo el arco y la flecha, me pongo en posición y lanzo, la flecha da justo al muñeco de entrenamiento que tiene al lado Colin, en el centro de la diana.
-Eres muy predecible, Colin. Si no quieres que te pase lo que a ese muñeco- su mirada se desvía y veo una mezcla ente el miedo y asombro en sus ojos- será mejor que no me subestimes, no soy tan débil e insignificante como pensáis.

El jaleo que había en la sala desapareció. Todo el mundo observaba. Algunos empezaron a hacer comentarios, reconocí a Joel cuando dejo caer la espada que tenía en la mano por el asombro y la risa de William fue inconfundible. En los ojos de Colin podía verse la furia, la rabia y el odio que me tenía. Al parecer el silencio devolvió a Finnick a la realidad y se acercó a ver qué pasaba, cuando se lo expliqué puso la misma cara que Colin.
-¿Has hecho eso en serio?
-Sí, te dije que no necesitaba entrenar tanto, quizá lo de las bayas me venga bien, y lo de los nudos. Sé luchar, mi madre me enseño a usar el arco de pequeña, nos gusta ir a cazar juntas. Sé que no lo necesitamos, pero cuando vamos al bosque, mi madre cambia, sonríe más y es diferente. Gale me enseño a hacer trampas, no mi hermano sino el amigo de mi madre, es como de la familia, muchas veces se pasa a vernos y me encanta cada vez que me trae una nueva, y luego está mi tío Haymitch, me enseño a luchar con el cuchillo. Al principio nadie quería enseñarme a luchar, y yo quería aprender, a mi padre le costó acceder a que me enseñasen, y a Haymitch también, supongo que no creerían que esto iba a repetirse…
-Entonces hicieron bien en enseñarte, ahora ya sabemos que tu hermano estará a salvo. Come, y después a la maquina a estudiar, de los nudos ya me encargaré yo tranquila.
Su sonrisa me hace pensar que quizás esto no sea tan malo, si salimos de esta habré ganado un buen amigo, y si no salimos habré pasado mis últimos días con una gran persona. Aquellos ojos azules, era como nadar, era como el lago del 12, con mi madre. Cuando miro esos ojos me siento más segura, tranquila, como si nada malo pudiese pasar. Pero son los Juegos del Hambre, un castigo para los rebeldes y 26 muertes para recordar. Esta vez si me siento a comer, hacia días que no probaba nada, el pan olía genial, las comidas que había era tal y como las describía papá cuando nos hablaba del capitolio, cogí el estofado, tenia ciruelas. Estuve comiendo durante dos horas, con calma, porque volver al entrenamiento me devolvería a la realidad, a los juegos y eso no me gustaba. Cuando acabo, me levanto, voy en  busca de esos ojos azules para que me diga algo que me tranquilice, mientras le busco un agente de la paz me agarra y me saca de la sala a la fuerza. Lo último que veo es a Finnick sujetando a mi hermano con fuerza para que no salga corriendo detrás de mí. 

miércoles, 27 de junio de 2012

Relato 3

Si quieres leer el primer relato,  haz click aqui
Si quieres leer el  el segundo relato, haz click aqui
_______________________________________________________________________________

- Y antes de dar paso a la chica que seguramente todos estéis esperando, que pase William, del distrito 11.
-Hola Clover, un placer.
-Vaya, otro chico bastante educado, eso está bien, es todo un placer.
- Muchas gracias, aunque debo decir que para mí no es ningún placer estar aquí, soy educado porque me lo enseño así mi madre, aun así sigo pensando que sois despreciables.
-Eso me ha dejado helado, bueno si querías impresionar a alguien, lo has conseguido. Y bien, ¿vas a luchar por sobrevivir?
-Sí, creo que en realidad, todos acabaremos luchando por nuestras vidas, para volver a casa.
-Genial, eso está muy bien. Te voy a poner un ejemplo, imagínate que tuvieses que luchar con la chica de nuestra próxima entrevista, se llama Amy, es del 12.
-Bueno, para ser sincero creo que eso no va a ocurrir, la he visto antes,  una insignificante y débil chica como ella no dudará mucho en estos Juegos, y mucho menos si intenta proteger a su hermano, aunque no la culpo, yo también actuaría así en su lugar.
-Sí señor, menuda respuesta, bueno demos paso a nuestra siguiente tributo, Amy, del distrito 12.
Mientras caminaba con mi hermoso vestido hasta aquel sillón pensé en muchas cosas, pero cuando los ojos de William y los míos se cruzaron, su mirada me hizo quedarme en blanco, esos ojos verdes, sus palabras resonaban en mi cabeza, ¿tan débil parecía? No me conocían en realidad. Me recordé a mi misma que debía ser fuerte, como mi madre, ella caminaba con un vestido precioso hacia la entrevista años atrás. Su estrategia era caer bien, ahora sé cuál sería la mía, parecer dura, fría, todo lo contrario a insignificante, tenía que impresionarlos, tenía que demostrar que era hija del Sinsajo.
-Y aquí esta, la hija del Sinsajo, la chica a la que todos esperábamos impacientes, la hija de la chica en llamas, Amy del distrito 12. Bien, ¿qué espectáculo vas a ofrecernos?
-Oh, muy fácil, empezaré por conseguir un cuchillo, después me escapare de la asquerosa habitación donde me retenéis y a continuación iré a por ti, y tu hermoso cuello Clover sufrirá algún que otro daño, pero tranquilo, no es nada personal.
-Después de esa respuesta me da algo de miedo seguir preguntando, lo mejor sería que me separase un poco ¿no crees?
- No tranquilo, al fin y al cabo soy una chica débil e insignificante. Aunque si lo pensamos mejor, mi madre hundió tu querido Capitolio, tal vez si deberías separarte, el fuego se extiende ¿lo sabías?
- Sí, desde luego eres hija de Katniss, lo has heredado todo de ella, bueno en realidad tu eres mucho más guapa, eres preciosa, preciosa y fría, tu madre se mostró más amable en sus entrevistas no sé si alguna vez las has visto.
-Ya bueno, no hay patrocinadores, no merece la pena esforzarme, y aunque no lo creas soy dulce, amable y encantadora, solo me porto así con la gente que me produce nauseas, y vosotros me provocáis eso exactamente.
-Genial, seguramente esto no ha sido un cumplido, te voy a hacer una pregunta, ¿Qué te parece que tu hermano esté aquí?
-Es genial, sí, ver como un niño de cinco años lucha a muerte con 26 tributos mas y uno de ellos se hermana. – mi respuesta le impresiona, y no es de extrañar, pero sigo hablando, porque mis padres me están viendo y debo demostrarles que no pasará nada malo, que seré fuerte, como ellos- Que me preguntes eso me parece asqueroso, disfrutas ¿verdad? Más disfrutaré yo cuando mis padres entren aquí destrozándolo todo, pero no te preocupes, pediré que no te toquen.
-Vaya ¿en serio? Muchas gracias preciosa.
-No me las des, prefiero que lo hagas cuando estés de rodillas pidiéndome que no te mate.
-No puedes levantarte todavía, la entrevista no ha acabado, ¿me oyes? ¡vuelve aquí ahora mismo!
-Mire Clover, obedecer no es mi objetivo en este momento, y yo si he acabado con la entrevista, igual de acabado que estarás tu cuando Panmen nos localice. Y si espera que le dé un buen espectáculo, está muy equivocado, yo no voy a jugar en estos juegos. No voy a dar vueltas para que vea como mi vestido se envuelve en llamas, mi fuego lo demostraré cuando el Capitolio se hunda de nuevo.
Me fui, no pensé en nada más que en alcanzar a mi hermano, y en quedarme allí hasta que terminase su entrevista, la cual se me hizo eterna.
-Esto no ha sido exactamente lo que esperaba, estoy Juegos están llenos de sorpresas, los Juegos en si son una sorpresa. Ahora, demos una gran bienvenida a Gale, nuestra más preciada joya, distrito 12, ¡adelante!
-Hola- una voz de niño pequeño resonó en todas las televisiones de Panmen.
-Hola pequeño, ¿cuántos añitos tienes?
-Tengo ya cinco años, ya soy un niño grande
-Cinco años, si que eres grande, dime ¿sabes que haces aquí?
-Sí, mi hermana me ha contado que vamos a jugar a un juego.
-¿En serio? Y ¿a qué juego te ha dicho que jugamos?
- Me ha dicho que es muy divertido,  cuando un jugador toca a otro tiene que hacer como si estuviese muerto, y el ganador se lleva un premio enorme.
-Sí, tu hermana te lo ha explicado muy bien, asique no puedes dejar que te toquen.
-No, mi hermana me a enseñar a esconderme muy bien para que no me encuentre nadie.
-Y dime Gale, ¿echas de menos a alguien?
-Si, a mi mamá y a mi papá, pero mi hermanita me ha dicho que pronto voy a irme a casa.
-Eso esperamos Gale, ya puedes volver con tu hermana, tu entrevista ya ha acabado. Y que entre el próximo tributo.
Cogí a mi hermano aferrándome a él como si nadie más existiese, entonces dos agentes de la paz nos separaron y vi como se lo llevaban. Me solté, gritaba su nombre pero cada vez venían más agentes, aún así seguía luchando para volver con mi hermano, y lo hice hasta que me durmieron. Una jeringuilla se introdujo en mi brazo, y lo único que vi antes de caer al suelo fue a un chico de ojos azules, gritando que me dejasen. Lo siguiente que recuerdo es estar encerrada en una habitación, me sentía algo débil pero no tarde en recuperar mis fuerzas, solo me hizo falta acordarme de mi hermano y ya estaba dando golpes en la puerta, gritando que me dejasen salir. Una hora o dos después un agente abrió la puerta, y me dijo que le siguiese. No estaba en posición de discutir así que le seguí como me dijo. Me llevo hasta una sala enorme la cual reconocí en seguida. La sala para entrenar, eso significa que en menos de una semana estaría en la Arena. Nunca me había sentido tan nerviosa. Me quede parada en frente de esa sala, ni siquiera note que el agente se había ido. No calculé cuanto estuve parada, observando, solo sé que me despertó él. Agarro mi mano con fuerza y me susurro al oído.

martes, 26 de junio de 2012

Relato 2

Si quieres leer el primer relato,  haz click aqui
_______________________________________________________________________________

-Katniss mírame, mírame, los vamos a sacar de allí ¿vale? – gritaba Haymitch, un grito que se oyó por todo el distrito, pero la persona que tenía que escucharlo estaba demasiado concentrada en sus lloros, odiando demasiado como para entender nada de lo que los demás le dijesen - Escúchame Katniss, no dejaré que les pase nada, te juro que los traeré de vuelta, os sacamos una vez de la Arena, podemos sacarlos a ellos.
- Haymitch ¿cómo vas a hacerlo? Necesito ayudar, necesito hacer algo, mis hijos…
- Peeta, escucha, Annie y Gale van a venir en un tren, tardaran un par de días, cuando lleguen encárgate de Annie, está sola, solo tenía a su hijo y también se lo han llevado. Gale se quedará unos días ayudándoos y después volverá al Capitolio conmigo, allí ya están planeándolo todo, contamos con la ayuda de todos los distritos y sobre todo con la de la presidenta, ya que tienen a su hija. Peeta vamos a sacarlos, los Septuagésimo Sexto Juegos del Hambre no van a empezar. Mirame, ahora debes ser fuerte, Katniss siempre lo ha soportado todo, ahora te toca a ti cuidar de ella ¿vale? Yo no puedo encargarme esta vez Peeta, no estaré detrás de la pantalla, ahora tengo que encontrar a vuestros hijos.
-Vale Haymitch, pero tráelos de vuelta.
- No lo dudes Peeta, no lo dudes.
Pasaron tres días, Gale y Peeta cuidaban de Katniss, la chica en llamas que sobrevivió a dos juegos, a una guerra, a la muerte en persona, lo único que hacía falta para hundirla era quitarle lo que más feliz le hacía, y lo habían hecho. A Annie le pasaba algo parecido, ella no hablaba, se limitaba a sentarse y mirar al frente, tal y como lo hizo cuando volvió de los Juegos, pero esta vez Finnick no estaba allí para sostenerla y su hijo tampoco.
Las vidas que habían construido, en un segundo habían sido derrumbadas. Su caída fue tan rápida como el Capitolio.
Los días pasaban, Gale ya se había ido para formar parte del rescate, en la televisión daban buenas noticias, decían que ya estaban más cerca de conseguirlo. Pero al igual que cuando Peeta fue rescatado del Capitolio, el único que era capaz de contarle a Katniss la verdad era Haymitch llamaba de vez en cuando para decir siempre lo mismo, no había cambios, era imposible localizarlos.
Un día Gale llamó, le explicó a Peeta que habían decidido recorrer los alrededores de Panmen a ver si encontraban algo, cualquier cosa que pudiera ayudarles, le pidió que cuidase de Katniss y le dijo que harían lo que pudiesen. Y aunque en realidad no tenían esperanzas, le prometió que les encontrarían. Su voz temblaba, cualquiera que le hubiese oído lo habría notado, lo localizarles estaba siendo mucho más difícil de lo que habían esperado. Cuando colgó un grito se oyó el salón. Katniss había gritado de nuevo, cuando Peeta llegó lo comprendió todo. Katniss ya no era la misma de siempre, le quitaron a su hermana, su madre se fue, vio morir a sus amigos por ella, aún así lo superó, lo superó todo pero estaba vez no iba a levantarse, esta vez no tenía más fuego, no tenía más fuerzas, no tenía más esperanzas, no tenía ganas de luchar. Quería levantarse, presentarse en el Capitolio y hacer lo que hubiese hecho hace veinte años, ser el sinsajo, realmente quería hacerlo, pero no podía, no podía despegarse del teléfono, de la televisión, porque ahora sabía por qué lloraba su madre al verla en los juegos y porque ella lo había vivido dos veces, y es una herida que ni siquiera el tiempo consigue curar.

-Por fin nos vemos de nuevo Clover, ¿que tal si empezamos con el programa de hoy?, las entrevistas a nuestros queridos tributos, dos minutos por entrevista, eso es poco tiempo, nuestros tributos deberán aprovecharlo si quieren decirle algo a sus familias.
La entrevistas empezaron, una a una iban empeorando, algunos niños lloraban por miedo, otros prometían venganza y otros pocos contentos de estar allí porque sentían orgullosos de poder demostrarle a todos que ellos eran tan fuertes como sus padres.
- Colin, del distrito tres, pasa, siéntate, bienvenido.
-Muchas gracias Clover.
-Vaya se echa de menos una respuesta tan… amable
- Si, por aquí la gente ha perdido bastante las posturas ¿no es así?
- Vaya, vaya, este chico sí que merece la pena, si hubiese patrocinadores te aseguro que te los hubieses ganado.
- Si pero Clover ¿no los hay verdad? Una pena, la verdad es que puedo caer muy bien.
- Bueno eso puedes demostrarlo con tus habilidades, para las puntuaciones, no te ayudará con los patrocinadores porque no hay pero sí te ayudará a darle esperanzas a tu familia.
-Cierto, pero no hace falta, mi madre sabe que voy a luchar por estos juegos. Mi padre murió en la guerra por salvar l Sinsajo, yo no la debo nada, será un placer ganar a sus hijos.
-Esto sí es un buen tributo. Señores, Colin, del distrito 3. Y ahora por favor que pase la joven del distrito 4.
Katniss no sabía qué hacer, y Peeta tampoco, se limito a abrazarla, como hacia las noches de pesadillas, por desgracia esta pesadilla era real y por el momento no había forma de pararla. Le recordó que no era culpa suya, que gracias a ella la gente ya no moría de hambre, que el sinsajo era la esperanza, pero nada servía para animarla. Un poco antes de acabar la entrevista de la chica del 4 Annie habló, después de casi una semana, lo único que pudo decir fue, ahora viene mi hijo. Katniss se levantó, y se sentó a su lado, “todo saldrá bien Annie”. Fue lo único que se atrevió a decir, aunque no lo creyese, aunque no lo pensase, debía ser ahora el sinsajo, debía ser fuerte y dar esperanzas a Annie aunque solo fuese un rato, porque su amigo Finnick lo hubiese querido así.
-Bien, bien, la entrevista no ha ido como esperaba, si esto fuese la Arena, esa chica me hubiese matado. Ahora demos paso a nuestro siguiente tributo, Finnick, del distrito 4.
-Hola Finnick ¿qué tal está tu madre?
-No creo que muy bien
-¿Quieres a tu madre?
-¿Acaso no quieres tu a la tuya? Mi madre es lo más importante para mí, ella ya lo sabe.
-Una respuesta un poco seca, cambiaré de tema. Eres un chico muy guapo al igual que lo fue tu padre, de 19 años, eres el sueño de cualquier chica, seguramente deseado por muchas y además famoso, tus padres fueron ambos vencedores, seguro que tienes a muchas chicas detrás de ti. ¿Hay alguna especial?
- Bueno, no creo que el que mis padres hayan pasado por este infierno aporte nada bueno a sus vidas y sinceramente, no estoy aquí para hablar de chicas. En realidad no estoy aquí para nada productivo, tan solo me han secuestrado. Estos Juegos son estúpidos, lo fueron hace años y lo siguen siendo.
-Y además tiene es gracioso, si quisieses podrías mostrarte como eres en realidad, estoy seguro de que caerías genial.
-Ya caigo genial a la gente que me importa, no me interesa caerte bien a ti.
- Sí, supongo que no estamos aquí para hacer amigos. ¿Qué piensas hacer en estos juegos? ¿Vas a ganar?
-No, no voy a hacerlo, en un principio no iba a jugar, iba a esconderme y esperar a que todo acabase.
- Eso parece que va seguido de un pero ¿me equivoco?
-Sí que va seguido de un pero, no iba a luchar, pero entonces vi a una amiga entro los tributos. Así que he decidido que si voy a luchar, pero voy a hacerlo para salvarla, no para dar espectáculo.
-Finnick para serte sincero, no me importan tus motivos, lo que queremos es ver como os matáis entre vosotros.
Ese comentario fue exactamente lo que describirían los Juegos, un comentario que a Finnick no le sentó demasiado bien. Se levantó y se fue, Clover dio paso a su siguiente tributo.
Me quedé un rato pensando, callada, analizando la situación. Ya sé quién era Finnick, es el hijo de Annie, la amiga de mis padres. Después de Finnick no merece la pena contar las entrevistas, uno detrás de otro los tributos salían, algunos lloraban y suplicaban volver a casa, seguramente no duren mucho en los Juegos o tal vez su estrategia sea parecer débiles. Contaré una entrevista que sí que me hizo abrir los ojos y ver que estos Juegos eran reales, la anterior a la mía.

lunes, 25 de junio de 2012

Relato 1

Hola tributos!
Hoy os traigo el primer relato, será pues el más largo para que os metáis en la historia, me he dado cuenta que no es el que mejor está escrito pero espero que os guste, que os intrigue, y que os haga preguntaros qué pasara en el siguiente, asi que antes de leer me gustaría deciros algo. Felices Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre y que la suerte este siempre de vuestra parte.
_________________________________________________________________________________


Habían pasado casi veinte años desde que el Capitolio había caído… Cinco años tardó Peeta en convencer a Katniss para tener hijos. La primera fue una niña, una niña hermosa, más hermosa aún que su madre. Diez años después tuvieron a Gale, la idea de ponerle ese nombre no fue de Katniss, Petaa quiso hacerlo desde el principio. Katniss y Gale no se hablaban desde su encuentro después de la muerte de Coin. Un día Peeta tuvo que dejar el distrito 12 porque llevaba una semana sufriendo flashback mucho peores de los que sufría con normalidad, al principio pensaron que no se recuperaría pero Haymitch pensó en mandarlo de nuevo a hacer terapia. Viajó al distrito 2 para empezar sus pruebas, apenas dos días después de su llegada se encontró con un viejo conocido, Gale. Pasaron varias horas sin hablarse pero al final Peeta no aguantó y se lo preguntó. “¿Por qué? ¿Por qué la dejaste?” Al principio Gale dudo, pero no tardó mucho en comprender que decir por qué lo hizo no iba a arreglar nada, y tampoco a estropearlo. “Cuando la bomba estalló comprendí que había perdido a Katniss, no tuve nada que ver con la bomba, ni siquiera sabía que Coin planeaba usarla, pensé que si se lo explicaba a Katniss me perdonaría pero luego recapacité. Ella jamás podría separar el momento de la bomba de mí, yo invente la bomba que mató a su hermana… Si me quedaba, si luchaba por ella, lo único que le haría es daño. Quiero decir,  verme le recordaría a Prim, eso haría que sufriese y yo no podía verla así. Lo mejor era retirarme, dejarte ganar, dejarla vivir.”  Peeta al principio se sintió un poco mal, pero él no habría dejado de luchar por Katniss. Le contó que estaban bien, que les costó superarlo todo, que había mañanas en las que Katniss no sonreía, y había otras en las que volvía del bosque y se preguntaba cómo estaba Gale. Le contó también que Katniss estaba embarazada, en un principio pensaba no decirlo, pero pensó que evitar la noticia dadas las circunstancias era una tonteria y cuando lo dijo Gale dejo de sonreír, aunque al final se alegro por ellos. “Yo siempre quise formar una familia, me alegro de que Catnip se decidiese a formar también una”

Pasaron unas semanas y mandaron de nuevo a Peeta a 12, cuando le recibieron lo hicieron de una manera especial. El parto de Katniss se adelantó y un nuevo miembro en la familia esperaba a su padre. Cuando llego vio a Katniss como nunca la había visto, la vio como el día que canto en clase cuando solo eran niños, la sonrisa de Katniss prometía una nueva vida, prometía un futuro.
Pasaron cinco años desde la caída del Capitolio, desde la muerte de Finnick,  de Coin, de Prim… de tanta gente, pero también pasaron cinco años cuando Katniss decidó seguir adelante, y lo hizo, con su primera hija. Cuando la llevaba dentro Katniss sintió que podría haber acabado, que podría empezar de nuevo su vida, junto a Peeta. La niña nació nueve meses después, bueno algo menos de nueve meses, y fue como un faro de esperanza, el 12 lo festejo a lo grande, incluso el tío Haymitch como le llamaban ahora dejó la bebida para jugar con la pequeña. Sí, todo cambio cuando Amy nació. Annie volvió al 12 con Finnick, su hijo, que ya tenía cuatro añitos para celebrar el nacimiento. Todo iba genial, la vida prometía un nuevo futuro y todos lo cogieron con muchas ganas. El libro de los recuerdos empezó a crecer, su primer viaje al distrito 4, a la playa, cuando Annie les invito a pasar el verano antes de que Amy naciese. Los primeros pasos de la pequeña, la primera carrera, el primer cumpleaños, la primera palabra, el primer día de clase, el primer arco, fotos de todos juntos de nuevo, de reuniones de tributos, de amigos. Y otro gran recuerdo vino diez años después con el nacimiento de Gale. Katniss y Gale se reconciliaron cuando él apareció con Peeta el día que volvía del distrito 2, en realidad les llevo un par de días, pero cuando se encontraron en el bosque... volvieron a cuando tenían 12 años, y simplemente ocurrió, ahora son como antes, amigos, los mejores amigos. Cuando le preguntó a Peeta que nombre quería ponerle al niño, Gale entró por la puerta y Peeta lo dijo, quería llamarlo Gale. Katniss no se negó para nada, pues que su hijo llevase el nombre de su mejor amigo era más de lo que hubiese imaginado nunca. Peeta lo hizo por una razón, porque gracias a él estaba con Katniss, no solo porque se fue al 2 sino porque años atrás le había salvado la vida, y aunque a ambos les costaba reconocerlo con el tiempo las heridas se curan y sus celos se fueron apagando poco a poco hasta que un día ya eran amigos. Aún así a veces las miradas de Gale cuando le veía con Katniss hacían ver que aunque es imposible olvidar, a veces merece la pena intentarlo por la persona a la que quieres o un día quisiste.

Pasaron otros cinco años tranquilos y la vida era perfecta. De vez en cuando una pesadilla de los juegos aparecía, o un mal recuerdo como la muerte de Prim, Rue, Cinna desaparecido… pero todo se arreglaba con un abrazo de sus hijos, un dibujo que traían del colegio, una tarde en el lago o un ramo de flores que recogían por el camino. Si, había juegos horribles pero todos los juegos acaban con un vencedor, y esta vez ellos habían ganado. Pero ahora habían pasado casi veinte años desde que el Capitolio había caído, y la historia se repetía. Todo empezó una mañana en la que todas las televisiones de los distritos, del capitolio se encendieron para dar una noticia.

- Bienvenidos a la televisión del nuevo capitolio, o antiguo, depende como lo miréis, si lo habéis oído bien. No acabasteis con todos rebeldes, nos ha llevado veinte años, y nos hemos recuperado, ¿no es así Clover?
-Así es querido amigo, veinte años sin juegos, ¿cómo lo habéis soportado?
- Yo lo he llevado muy mal Clover, pero eso se ha acabado, ¿no echáis de menos a nadie vencedores?
- Así es, podéis buscar, en la cama, en el colegio o por toda casa, pero no lo vais a encontrar. Un hijo y una hija de cada vencedor de todos los distritos ha sido traído hasta aquí, tranquilos solo hemos cogido dos por distrito ¿recordáis las reglas no? Un chico y una chica de cada distrito, ¿por qué no hijos de vencedores esta vez? Para recordaros quien es realmente el Capitolio.
-Clover resulta que había un distrito en el que hemos tenido que coger hermanos ¿no?
-Sí, no queríamos hacer luchar hermanos entre sí, pero el distrito 12 es el único que no nos ha dado otra lección ya que solo había una pareja de vencedores con niños. Aunque nos hemos levantado de la nada, no hemos conseguido todavía una población. Tenemos edificios, hospitales, esto es como el Capitolio pero en pequeño, eso sí, lo primero que construimos fue la Arena, no os molestéis, no podréis encontrarla.
-Exacto Clover, tendremos población cuando acaben los juegos, hay muchos distritos a los que someter. Pero tal y como lo has dicho no hay población, por lo tanto no hay patrocinadores. Las reglas cambian un poco en estos Juegos del Hambre, sin patrocinadores los niños tendrán que arreglárselas solas, y no solo es eso, Clover que tal si les explicas como va a ir todo.
-Bueno básicamente ya lo saben, no hay patrocinadores, no hay ayudas. Pensamos en traer a los padres para que hiciesen de mentores pero nos pareció cruel y pensamos que era mejor que lo vieses desde casa, sin poder hacer nada. Sí, eso es aún más cruel, al parecer tal y como queríamos. Tranquilos el año que viene saldrá a sorteo, este año no podíamos permitirnos perder así el tiempo. Pero no nos vamos a entretener más, seguramente queráis conocer a los tributos de los, Septuagésimo Sexto Juegos del Hambre.
- Empezaré con la lista Clover, distrito 1, Alexia y Chad; del distrito 2 Cathy y Austin; del distrito 3, Evelyn y Colin; del distrito 4, Tedy y, vaya este chico seguro que lo conocéis todos, sus padres sufrieron una, llamémosla trágica historia de amor, Finnick; del distrito 5, Gisele y Joel; del distrito 6, Taylor y Loriyn; del distrito 7, Annick y Brendon ; del distrito 8, Gina y Rue, la segunda que aparece en los juegos, trágico el final de la primera Rue, esperemos que no se repita; del distrito 9, Madge y Parkert ; del distrito 10, Jennifer y Lauren; del distrito 11, Zoe y William; del distrito 12, vaya me encanta este distrito lleva 22 años contando historias increíbles, hoy os traemos otra historia que contaréis en el futuro, Amy y su hermano pequeño Gale; y por último, pero no menos importante, donde se llevo acabó todo, donde empezó la destrucción del capitolio, del distrito 13, Caly y Black. Una última sorpresa, desde el Capitolio, la mismísima hija de la presidenta también participará en los juegos.
- Esos son todos Clover, nos veremos en unos días. Ya no hay vuelta atrás. Los juegos van a comenzar. Los tributos deben salir a la Arena y luchar por sobrevivir. Ganar significa una nueva oportunidad, perder significa la muerte segura... ¡Que empiecen los Septuagésimo Sexto Juegos del Hambre! Y que la suerte esté siempre de vuestra parte.

Las televisiones se apagaron, un silencio invadía Panmen, el mismo silencio que hace treinta años acompañaba la cosecha. En todos los distritos los vencedores lloraban, en el 12 una madre dio un grito. Un grito desolador, un grito que hizo que el fuego se apagase, y un "NO" que hizo que las pocas llamas que quedaban en el corazón del Sinsajo, se apagasen por las lágrimas que ahora caían por sus mejillas.  En un principio Katniss Everdeen, no quería tener hijos, Peeta la consiguió que accediese porque al fin y al cabo el Capitolio se había hundido, nada podría hacer que los Juegos se repitieran, nada excepto lo que acababa de ocurrir esa tarde.

sábado, 23 de junio de 2012

Hola tributos, bienvenidos a los 
Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre


¿Nunca os habéis preguntado que ocurrió después de esa rápida caída del Capitolio? ¿Qué paso con Katniss y Peeta? ¿Con Gale? ¿Con Annie y su hijo? Y qué hay de Haymitch. Creo que todos sabemos lo deprisa que cayó el Capitolio y que nuestros protagonistas consiguieron seguir vuestras vidas, pero ¿no os gustaría saber que ocurrió después?
-> En cada entrada publicare un poco de una historia que he escrito, se trata de lo que ocurrió veinte años después de la caída del Capitolio. No se si os parece una buena idea, pero me gustaría saber que pensáis. Aviso de que es una historia inventada, nada que ver con la autora. Esta escrito muy rápido, a penas la he corregido, pero aún así espero que os guste. Al principio no pensé en publicarlo, pero una amiga me ha convencido así qué…


¡Felices Septuagésimo Sextos Juegos del Hambre!
Y que la suerte este siempre de vuestra parte