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jueves, 20 de diciembre de 2012

Relato 40


Hola tributos!

Hoy os traigo el capitulo 40!

Estaba mirando el calendario del móvil y he pensado cuando podría daros mi sorpresa de navidad. El caso es mientras miraba los días me ha dado cuenta de que los tengo todos ocupados! Y aún no me han dado las vacaciones... Así que lo he pensado y me he dicho, antes de salir esta tardo publico el capitulo. Desaparecida de nuevo, lo sé. Es lo que tiene la navidad, las vacaciones más bien. Pero aquí os traigo mi regalo, un regalo adelantado de navidad. Es un capitulo algo más extenso que los anteriores y espero que os guste mucho. Ni siquiera pensaba publicarlo hoy pero bueno, aquí lo tenéis, que mañana no tendréis noticias de mí. ¿Os lo esperabais?

Por cierto, llevamos 40 capítulos. Nada más y nada menos que 40. Decidme, ¿se os está haciendo pesado? Quiero saberlo sinceramente porque tal vez me esté extendiendo demasiado. Sé que algunos queréis que haga una novela en vez de una historia, otros queréis que al acabarla la cuelgue en PDF pero realmente quiero saber si os gusta que sea tan larga :)

¿Qué me queda deciros? Ah sí, casi se me olvida. ¡Felices Navidades a todos! Que disfrutéis de estas vacaciones, que paséis una noche buena inolvidable, una navidad increíble y una noche vieja aún mejor (no os atragantéis con las uvas). Que empecéis el año genial por supuesto. Y, hasta que nos veamos de nuevo.

P.D: He puesto los ojos en blanco cuando he pensado en cuando publicaría el sábado lo de la Lista (suerte a los que participan) porque también lo tengo ocupado así que madrugaré y prepararé la entrada para publicarla a las 10:00 Y no volveréis a saber de mí hasta el la segunda semana de Enero 

Bueno, eso es todo por hoy. Os dejo disfrutar del capítulo, el cuál espero que os guste y que no os quedéis con mucha intriga. Nos vemos de nuevo en enero. Por cierto, una vez más, muchas gracias a todos. Me animáis muchísimo siempre. Y que sois unos fantásticos lectores de verdad, aunque eso vosotros ya lo sabéis. ¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!

¡Felices navidades, y que la suerte este siempre de vuestra parte!

Besitos de parte de vuestra escritora.

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Veo que una figura aparece por detrás, Finnick me hace una señal para salir de la cueva, no sin antes comprobar que la zona está despejada. Un beso de despedida a mi hermano en la frente y estoy preparada para irnos. Salimos uno detrás de otro y colocamos los matorrales. Salir de la zona es complicado porque hay que tener cuidado con las ramas que sobresalen de los pequeños matorrales que rodean la cueva para que no te rasguen la piel. Al salir de los matorrales le hago una seña para que elija por donde quiere ir. Nos rodea el bosque por lo que cazar, podré cazar en cualquier parte. No me importa que hoy decida Finnick.
Él decide ir por la derecha y no le pongo ninguna pega. Tampoco nos alejaremos mucho por lo que no me  preocupa. No creo que tardemos, mi plan es cazar un par de presas, ardillas, aves, cualquier animal que se pueda comer. Volver cuanto antes a la cueva y correr el menos riesgo posible. Jugarme la vida no está en mis planes, pero seguro que sí en los del capitolio por lo que tengo prisa. Eso sí, nada de acercarse a la orilla, la situación allí no nos conviene. Caminamos un poco uno al lado del otro para cubrirnos entre nosotros en caso de que ocurra algo. Cuando nos adentramos un poco en el bosque le hago una señal con la mano para que pare. Se me ha ocurrido una idea. Sonriente busco el objeto que necesito, al encontrarlo miro a Finnick y le señalo una piedra que se encuentra en el suelo aunque por la mueca que ha hehco, él no parece entender lo que le digo.

-Lánzala

Un débil ‘¿qué?’ sale de él sin entender nada de lo que le estoy diciendo. Pienso que es tan solo una palabra, una simple y clara palabra. “Lánzala” le había dicho. ¿Qué le parece tan complicado? Me mira y después mira a su alrededor, intentando averiguar que pienso. Verle tan descentrado hace que me entren ganas de reír. Él siempre lo tiene todo controlado, pero ahora no es capaz de controlar esta situación y creo que eso le resulta frustrante.   Se pasa un poco la mano por la cabeza tocando su pelo y vuelve a mirarme. Sigue observando a su alrededor como si buscase una pista. Mira los árboles y yo intento meterme en sus pensamientos. Tal vez piense que nos van a atacar, o que creo que hay alguien escondido y por eso quiero que tire la piedra. Parece descartar esa idea y sigue analizando la situación en silencio mientras yo observo cómo se complica intentando descubrir lo que pretendo. Pienso en lo que dije esta mañana y dejo que unas pequeñas carcajadas salgan de mí.

-Amy, ¿estás bien? No logro entender nada-veo como me mira y yo intento aguantarme la risa. Su mirada preocupada y ese arqueamiento de cejas… no tiene ni idea de lo que pretendo y está totalmente confundido. Mira la piedra y me mira a mí. Al final con una mirada divertida se rinde. Sus ojos brillan llenos de curiosidad y acaba riendo conmigo- está bien, me rindo. ¿Qué quieres?
-Es sencillo, coge la piedra. –Me mira dudoso, al final acaba cediendo y se agacha a por ella. La lanza al aire y la coge de nuevo. Le da vueltas para analizarla y no puedo evitar pensar en cómo se está complicando, me dan ganas de decirle que es tan solo una piedra normal. Veo que necesita una explicación y decido contarle mi idea- cuando iba al bosque con mi madre, cuando era más pequeña, jugábamos a un juego. Para medir mi puntería ella tiraba una piedra y yo con el arco debía dar a los pájaros que saliesen asustados. En realidad era divertido intentar darles, aunque no me daba cuenta que en realidad lo que estaba haciendo era aprender a apuntar.
-¿De verdad quieres que tire la piedra?
-Finnick, estamos aquí encerrados, no vamos a salir. Sé que suena raro viniendo de mí, que tal vez me haya vuelto loca o que debería estar calculando nuestras probabilidades para sobrevivir en vez de hacer esto, pero creo que después de todo lo que hemos pasado… creo que podríamos intentar divertirnos un poco
-Nunca pensé que te oiría decir eso. Está bien Amy, te tiraré la piedra.
-No, esto es lo divertido. Yo tiro la piedra y tú coges el arco y das a la presa. – Después de mis palabras me mira y dice ‘pretendes reírte de mí’ pero no es así, creo que puede conseguirlo, bueno, tal vez con un par de intentos- Venga, coge el arco. Ahora coloca la mano derecha aquí, coge la flecha. –Sigue mis indicaciones atentos, cojo su mano y la coloco en posición- ahora con esta mano tienes que tensar la cuerda. Cuando tu mano llegue a la altura de tu pómulo espera a que lance la piedra. Solo tendrás que ver tu objetivo y lanzar la flecha un poco más avanzada que este. ¿Listo?
-Sabes que no voy a conseguirlo ¿no es cierto?
-No eres tan malo, no es tu punto fuerte, pero puedes hacerlo. Sube un poco el codo. Voy a lanzar la piedra.

Con toda la fuerza que tengo en el brazo lanzo la piedra que logra golpear a las ramas de un árbol no muy lejos de nosotros. Las hojas se mueven y sin más empiezan a salir un montón de pájaros. Veo que Finnick se mueve con el arco por lo que ha localizado su objetivo. Puede que la primera vez no lo consiga pero sería bueno que aprendiese a utilizar el arco. Veo que se para decidido y suelta la flecha. Rápidamente la sigo con la vista. No puede ser. Veo que la flecha se clava en el ave y esta cae sin más. No me lo creo, le ha dado. Asombrada abro la boca involuntariamente y él se gira para ver mi aprobación. Parpadeo un par de veces y asiento impresionada. En sus ojos se refleja su orgullo, pero también la ilusión. Parece un niño pequeño cuando se pone así. Realmente no pensé que fuese a conseguirlo. Le sonrío, feliz porque lo haya hecho. Creo que es hora de ir a por su recompensa. Le hago una señal y salimos corriendo a por ella. La verdad es que correr hace que me sienta más libre. Me recuerda a cuando corría con Gale en la Pradera años atrás. A unos veinte metros vemos como un ave en el suelo está atravesada por una de las flechas de acero de mi arco. Finnick se acerca y lo coge, retira la flecha y me la da. Yo la guardo y él hace lo mismo con la presa, solo que en la mochila de caza.

Nos quedamos allí parados sonriendo, respirando cansados. Apoyo mis manos en las rodillas para descansar. De repente me paro a pensar. Trago saliva e intento ordenar los recientes acontecimientos en mi cabeza. Algo no va bien, puedo notarlo. No he sido sensata, no he sido nada sensata. Dónde ha quedado todo lo que aprendí de supervivencia. Pienso en lo que acabamos de hacer. Es peor que encender una hoguera con ramas verdes, el humo asciende y deja vez la posición del tributo. Nosotros lo hemos hecho con una bandada de pájaros, en mitad del bosque. He sido una ingenua. Acabo de descubrir nuestra posición. Me imagino a unos tributos viniendo hacia nosotros, con cuchillos u otras armas que nos hiciesen daño. Veo como nos tiran al suelo y nuestra vida depende de su decisión de matarnos, de su deseo de volver a casa. Cierro los ojos y las imágenes se vuelven más fuertes, me atraviesan hasta que al final una aparece. Somos Finnick y yo. Nuestros cuerpos descansan inertes en el suelo y reconozco el sonido del cañonazo.  Y mi hermano solo, esperando en la cueva. Cuando lo pienso mis ojos se abren llenos de terror. Le grito a Finnick que corra porque no sé cuantos tributos estarán en camino ahora. Tal vez no haya ninguno o tal vez haya muchos. El no entiende por qué le grito así que sin perder tiempo le agarro del brazo y tiro de él en dirección a la cueva. Solo pienso en salir de allí. Aún quedan muchos tributos en la Arena, y ninguno de ellos se lo pensaría dos veces antes de acabar con nosotros. Al fin y al cabo esto es la Arena, nadie vendrá a rescatarnos y todos queremos volver a casa.