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domingo, 10 de abril de 2016

Capitulo 13


¡Hoy os traigo el capítulo 13!


Debo una entrada especial a todos los seguidores, debido a que gracias a ellos hemos llegado al MILLÓN de visitas. Para algunos no será mucho, para mí significa que seguís leyendo a pesar de que publique cada mucho tiempo y os tenga un poco desatendidos, y eso es muy importante.
Tengo ganas de contaros cómo sigue la historia, y sobre todo como acaba. Tengo ganas de hacer el PDF de ambos y colgarlos para que podáis tenerlos. Y sobre todo, tengo ganas de que sigáis disfrutando del blog como hasta ahora.
Así que pronto me “curraré” una bonita entrada agradeciendo que se haya logrado esto. Sin vosotros no habríamos llegado hasta aquí.
Deciros que en los próximos capítulos habrá más dialogo, que se que ansiáis ese intercambio de conversaciones entre nuestros personajes y pretendo pasar un poquito más a la acción. ¿Qué creéis que ocurrirá ahora?
No os olvidéis que os leo en comentarios, twitter, blog, Gmail, Facebook… si no has recibido respuesta a alguna de estas redes, escríbeme de nuevo. Puede que contestando al resto de seguidores pasase por alto tu comentario en facebook, correo o tuit.
Los comentarios del blog los leo y me encantan, aunque no conteste los tengo en cuenta (por ejemplo, el tema de añadir más diálogos). Así que continuad escribiendo.
No os entretengo más. Gracias, un saludo y disfrutad de este capítulo de reencuentros y emociones. Justo lo que necesitábamos para acabar con la calma, ¿vendrá ahora la tormenta?

De nuevo, os copio lo que digo en todos los capitulos. Os sigo invitando a participar enviando vuestra portada para el PDF de LJDH continúan, y como siempre, daros las gracias por vuestros 'likes' en facebook, los seguidores de twitter, y los votos en wattpad. Y recordad que os encontraré si tuiteais con #LJDHcontinuan y otras muchas. ¡Ayúdanos a dar a conocer el blog! Toda ayuda es bienvenida.






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Él se separa y Finnick me mira. Puedo decir que echaba de menos esa mirada. Sus ojos azules penetrantes se fijan en los míos. Sus ojos parecen ser dominados por una profunda nostalgia mezclada con un atisbo de alegría.  Cuando me mira tan fijamente siento que no existe nadie más, tan solo es él. Tiene exactamente la misma mirada que hace que, cuando me irrita, o estoy cabreada por su forma de actuar o su comportamiento, me olvide de todo lo que ha podido ocurrir entre nosotros. No tarda en venir hasta donde estoy, con paso lento y prestando detalle a mi cuerpo. Me examina de lejos con una mirada pausada, al  detenerse en mi herida imagino que debe estar buscando rasgos que le hagan creer que me encuentro lo suficientemente bien como para estar de pie en uno de los amplios pasillos del aerodeslizador. Haymitch asiente y él con su dulce sonrisa se acerca lentamente. Cuando llega hasta mí me abraza, dándome un sutil beso en la cabeza que me hace sentir seguridad. Noto el calor de su aliento, acercando sus labios a mi frente. Estoy completamente emocionada en este momento, estoy junto a él de nuevo, fuera de la Arena, preparada para superar lo que hasta ahora había sido miserable sufrimiento a manos de personas que tan solo querían la desgracia de nuestra población. Una oleada de esperanza recorre mi cuerpo, haciendo que se me erice el vello de mi piel. Veo a Colin mientras abrazo a Finnick y le susurro un gracias, él me sonríe  y me da a entender que todo está bien, sin resentimientos. Finn y yo nos separamos, quiero ver a tanta gente. Quiero saborear cada instante, sentir que todo ha acabado, al menos por ahora, y que todo va bien. Puede que estemos ante una guerra, pero mayor guerra hay ahora mismo en mi interior con tantas emociones. Mis padres, mis amigos, todas aquellas personas a las que me convencí de no volver a ver están a un paso de mí. A un vuelo, a unas horas, a unos días, me da igual. Están aquí, y tengo la oportunidad de verles y decirles lo mucho que me hacen falta, lo mucho que agradezco tenerles en mi vida.
Noto un fuerte pinchazo que hace que caiga de rodillas y grite de dolor. La herida me arde y siento intensamente como si me atravesasen de nuevo con el cuchillo. Es una mezcla de desagradables sensaciones que terminan en un mismo punto. Pinchazo, ardor, hormigueo, no se describir lo que ocurre en mí. Un conjunto de pensamientos negativos inundan mi cabeza. Algo va mal, muy mal.
El dolor no cesa, soy capaz de levantar un segundo la mirada y compruebo como todos corren a ayudarme. Haymitch da un aviso para que traigan una camilla, Finnick me agarra la mano diciéndome que todo va a salir bien. Las voces que oigo comienzan a distorsionarse y algunas se pierden sin poder llegar a entender lo que dicen. Gale manda a Colin a buscar a los médicos y él sale corriendo,. Veo como su cabeza desaparece entre la multitud de gente que se amontona a mi lado, con paso ligero y caras que no me aportan seguridad debido a las expresiones de preocupación que tienen. El amigo de mi madre avanza hasta mí y me coge en brazos, con una mano sobre mi espalda para sujetarme de forma que quede completamente recta. La otra en mis piernas, como método de apoyo, me pega a su pecho y comienza a andar.

-Tranquila, todo va a estar bien. Te lo prometo – la voz de Gale es tan dulce como recordaba.

Siento que me voy a morir, el dolor es tan fuerte que no puedo soportarlo. Miro la herida con la vista borrosa a causa del mareo que el dolor me provoca. Esa tal y como antes, solo que… sangra. Una mancha empieza a teñir mi camisón. Quiero tocarla para ver si es real pero alguien agarra mi mano y me lo impide. Oigo un grito que avisa de que viene la camilla. Suena lejano, aunque ahora mismo cualquier voz me suena lejana. Es como si el dolor me hubiese atrapado en una zona concreta y todo lo de alrededor estuviese a kilómetros de distancia, pasando cada vez más y más desapercibido por mi cabeza. Aunque inútilmente intente focalizar mi atención en algo en concreto, soy incapaz de hacerlo. Automáticamente mi cabeza me centra en ese desagradable dolor procedente de mi herida. Puedo notar la piel húmeda, bañada por ese líquido rojo que no suele ser buena señal y un olor a sangre que se me mete por mi nariz haciendo que quiera dejar de respirar. No quiero que me enchufen de nuevo, no puedo volver a dormir. Quiero ver a tanta gente, quiero disfrutar de su compañía ahora que estoy libre. A mis padres, a mi hermano… No puedo volver a la habitación sin verles, les echo tanto de menos.
Presa de la inquietud, durante las últimas horas había estado analizando cada uno de los pasos dados y por dar, sin caer en la cuenta de que de momento no había tenido noticias de mi hermano. Asumiendo que estaba bien en un principio, y confirmado por la alegría de todos al tenerme de nuevo con ellos. El problema aparece cuando me planteo con incertidumbre si aquello que había pensado es o no cierto. Si mi hermano estuviese bien no dudo que hubiese sido el primero en venir a verme. Una parte de mi quiere creer que lo mantienen en un lugar seguro, junto a mis padres, esperando mi regreso. La otra piensa que si estamos todos aquí, es porque no hemos recorrido la distancia suficiente para llegar a nuestro Capitolio. Por tanto, mi hermano debe estar entre las paredes de este aerodeslizador, o de otro, en caso de que hubiese. De no ser así, temo que algo le haya ocurrido a Gale.

-¿Dónde está mi hermano? –saco todas las fuerzas que me quedan, quiero decir más pero me veo incapaz de hacerlo. Tan solo quiero verle antes de ir a esa habitación de nuevo. No hago preguntas complicadas ni estoy exigiendo saber nada que conlleve mucho tiempo para ser explicado. Solo quiero saber dónde está Gale. Sólo quiero saber si mi hermano se encuentra bien.
-Amy, debemos curarte eso, hay que llevarte de nuevo a la sala, si no te conectamos de nuevo perderás mucha sangre y si pierdes tanta sangre, tal vez no haya retorno.
-Me da igual lo que pase, no me iré- mi voz se corta, apenas es un hilo pero puedo intentar terminar la frase. No responden a mi pregunta, ni directa ni indirectamente, y pese a que no tengo fuerzas, no me cuesta deducir que eso no es buena señal. Me esfuerzo por terminar lo que quiero decir. Noto mis músculos tensos, intentando mantener el dolor a raya y darme una pequeña ventaja para poder decir lo que quiero- sin ver a mi hermano. Decidme donde está, no me miréis como si os diese pena, quiero saber la verdad.
Mi voz se corta, muevo los labios pero no tengo fuerza para hablar. El dolor que siento es tan fuerte que entrecorta mi respiración pero es más fuerte aún el dolor que siento por no poder ver a mi hermano. Es esa incertidumbre, esa necesidad, ese dolor el que me atrae a la realidad, luchando contra el otro que pretende alejarme de ella. Merezco verle, después de lo que hemos pasado. Miro a Finn en busca de una explicación, de su mirada de comprensión. Pero lo único que encuentro son miradas que bajan, caras de decepción. Las cabezas de las personas que tengo delante se giran para encontrar el apoyo en otra persona. Ellos buscan donde apoyarse, yo busco una respuesta. Veo que Finn se arrodilla y se pone a la altura de la camilla.

-Amy, lo siento –dejo de oír su voz, le veo mover los labios pero no le oigo. ¿Qué siente? Quiero decirle que no le oigo, quiero que me explique qué está pasando. No puedo mover mi cuerpo por más que lo intento, es una situación que me consume poco a poco. Me sumerjo en un agobio sin control alguno. Pongo todo el empeño en mover mi mano pero esta no reacciona, me esfuerzo en hablar pero mis labios no se mueven. Unas sombras aparecen en mi visión hasta taparla por completo y teñirla de negro. Quiero saber que pasa pero mis ojos se cierran y mi fuerza me abandona sin esperar a que mi pregunta sea contestada. Simplemente me alejo de ese lugar. Al final he cedido al dolor, se ha ido, y yo me he ido con él.