Seguidores

lunes, 24 de septiembre de 2012

Relato 28


Hola tributos!

Hoy os traigo el capitulo 28! Y una nueva idea, cuando vea que no puedo publicar por exámenes y eso os dejare un pequeño adelanto para que tengáis por lo menos algo, así la espera se os hará más amena. La letra como habéis podrido comprobar desde verano me la cambia Blogger, no se que pasa pero me cambia tamaño, estilo y todo y me estoy hartando porque queda una chapuza y superpequeña (ya visteis ayer) pero es lo que hay. El capítulo de hoy tal vez sea un poco corto como el de ayer pero si quiero publicar más a menudo tendrá que ser así. Además, ¡publiqué un día antes! Estas son las páginas hasta 91 de Word que escribo en todo lo que llevamos de historia. No os olvidéis de que podéis leer todo lo que llevamos de la historia a excepción de este capítulo y el anterior pero prometo que no tardaré en actualizar. click para leer la historia
También deciros que ya empecé los JUEGOS DEL HAMBRE VIRTUALES en el blog este donde podéis informaros de cómo van, de quién muere, ver el mapa y sobre todo, votar a vuestro tributo que queráis patrocinar. La encuesta esta a la derecha del blog y tan solo tenéis que hacer click en Andrea (distrito 2) porque cuanto más votos, más posibilidades de sobrevivir, al fin y al cabo 5 votos es un patrocinador. Bueno no me enrrollo mas, muchas gracias.
¿Qué más? ¿Sorpresas en este capítulo? Tendréis que leerlo para saberlo, espero que os esté gustando la historia y no os olvidéis de un comentario con vuestra opinión porque me importa muchísimo! Un beso muy grande a todas las maravillosas personas que estáis leyendo esto y nada más, que la suerte este de vuestra parte, espero que os guste J
-------------------------------------------------------------------------------------------------

Siento rabia por dentro, pero el amargo sabor de culpabilidad hace que desaparezca. Finnick no ha hecho nada malo, tan solo quería ayudar. Ha traído ramas de sobra para un par de días, ha traído mas comida e incluso ha hecho una lanza que podría sernos muy útil. Y yo le he gritado. Siento la necesidad de llorar. Porque esas palabras no solo iban hacia Finnick, en el fondo también iban para mí, para que me diese cuenta de lo que realmente está pasando. Noto como mis ojos se humedecen y veo a Finnick acercarse. Él me abraza y sin querer ya estoy llorando, esta vez no podía aguantarlo más. Lo necesitaba. Finnick me susurra que no pasa nada, que está ahí. Eso es lo que más me duele, que él siempre está ahí. Jamás podré estar a su altura, no quiero perderle, no ahora. Le pido perdón, una y otra vez pero él me repite que no pasa nada, que todo está bien. En realidad lo nuestro es lo único que está bien, los Juegos del Hambre están acabando conmigo poco a poco. Los tributos vencedores no cambian porque tengan que matar a gente, cambian por lo que viven en la Arena. Porque sé que cuando salga de aquí para mí todo va a ser diferente. Porque si consigo salir las pesadillas inundarán mis sueños y si no lo consigo habré vivido mis últimas horas en una pesadilla de la que nunca pude escapar. Gale se despierta preguntando qué pasa, dice que por qué discutíamos y yo con una sonrisa le digo que no pasa nada malo. Me agacho y el con la mano borra mis lágrimas. Tiene una mano muy pequeña, lo que me recuerda lo pequeño que es él. ¡No me gusta verte llorar’ me dice, y no puedo evitar sonreír por tener en frente mía a la persona más bonita de este mundo. Le cojo en brazos y le doy una abrazo como el que le daba cuando era más pequeño. De repente sus tripas empiezan a rugir.

-¿Tienes hambre tigre? ¿Has oigo como rugían?
-Sí, parecía que iban a comerte
-Venga pequeño, será mejor que comas algo, no queremos que ese tigre que hay dentro de tu tripa salga a comernos a nosotros.

Finnick ha preparado tres pescados, uno para cada uno. La hora de comer ya ha pasado y es tarde así que los cogemos con ganas y la verdad es que están deliciosos. Después comemos dos fresas cada uno. A este ritmo la bolsa ha bajado y tan solo quedan tres. Una para cada uno, las guardamos para una ocasión especial. Estamos completos y casi no bebemos agua porque el pescado no nos ha dado mucha sed. Vuelvo a curar las heridas de Finnick que muestran una gran mejora. Se la doy como siempre, con cuidado. A veces pone caras de dolor pero se lo aguanta, cuando lo hace yo le acaricio delicadamente la zona para que se relaje y funciona porque puedo ver el alivio en su cara. Yo no me echo aunque Finnick insista. No hay que desperdiciarla, ha bajado en estos días bastante. Además, las mías apenas se ven, la pomada es medicina del Capitolio sin duda alguna. Me quedo hablando un rato con Finnick y al final le digo que voy a salir. Me pregunta que por qué y utiliza casi los mismos argumentos que yo antes pero yo le digo que no tardare mucho y que voy a por una cosa que escondí el día antes de que el despertase. Al principio duda y no me extraña porque la excusa que le he dado es realmente mala pero al final accede y un poco antes de irme se acuesta agotado. Cojo una mochila vacía, un cuchillo y una cuerda por si acaso. Necesito salir de la cueva e investigar un poco más. No suena coherente después de lo que le he dicho a Finnick pero me he dado cuenta de que si quiero salir de la Arena tengo que encontrar la manera. Todos los años la Arena era ‘cubierta’ por un escudo protector, siempre había un punto débil. Tal vez ese escudo cumpla una doble función, tal vez nos oculte y por eso Panmen no puede localizarnos. No puedo dejar que el Capitolio vea mis intenciones asique me limitaré a buscar algo que me sirva para sobrevivir estos días y si por casualidad encuentro algo que pueda utilizar contra el Capitolio eso sumará un punto a mi favor. Camino decidida hacia el lado de la cueva. Subo con dificultad el desnivel y antes de llegar arriba del todo miro hacia el cielo e intento ubicarme. Más o menos serán las tres y media, decido darme prisa para salir cuanto antes de esta zona, no es que me traiga buenos recuerdos exactamente.