Seguidores

martes, 18 de septiembre de 2012

Relato 26

Hola tributos!
Hoy os traigo el capitulo 26! Bueno, lo he conseguido, no lo he dejado muy interesante por si tardo en publicar el siguiente, casi me muero de sueño. Sigo actualizando en cuanto puedo (ya sabéis, tributos, la historia, los blogs afiliados, los capítulos..) Siento estar tan ausente y pido mil disculpas de nuevo pero los estudios este año se están llevando más tiempo del que pensaba, mis amigas y yo lo hemos notado, eso de salir tanto se nos ha acabado asique os imaginaréis lo que significa sacar tiempo para escribir un capitulo. El siguiente lo publicaré antes que este ya que este tardé demasiado. Espero que no vuelva a ocurrir y a ver si me dan un respiro con tanto examen.

Un saludo enorme! Espero que os guste el capitulo. Es más largo por la tardanza J

______________________________________________________________________



-Ey, Amy mírame, Amy abre los ojos – noto que alguien me mueve, alguien me llama, mi cabeza da vueltas y no consigo centrarme- Amy por favor, despierta. Ha sido una pesadilla, estoy aquí Amy. Despierta.



Una suave voz que empieza a sonar a suplica, es la voz de Finnick. Le oigo lejano, ni siquiera sé lo que dice, suena un eco constante, solo logro captar las últimas palabras. ¿Una pesadilla? No sé donde estoy, ni que me pasa. Empiezo a abrir los ojos lentamente. Unos ojos azules me reciben, una sonrisa va seguida de estos. Me incorporo con cuidado, la mano de Finnick me ayuda delicadamente subiendo mi cuello. Apoyo la espalda en la fría roca de la cueva e intento centrarme un poco. Miro a mi alrededor, Gale está dormido, Finnick está a mi lado, estamos en la cueva. Lo primero que hago es llevarme la mano al brazo contrario, compruebo que no sangro y eso me alivia. Respiro hondo, tranquilamente. Me tomo mi tiempo para asimilar lo que me ha ocurrido. Solo ha sido una pesadilla, aunque me he levantado más cansada que antes, parecía tan real. Solo una pesadilla me repito.

-¿Estas mejor? Pensé que no ibas a despertarte, estabas sudando y no parabas de moverte, me tenías preocupado.

-Tranquilo Finnick, estoy bien, he soñado con Colin- mi voz se quiebra un poco al recordarlo, todas las sensaciones, parecía tan real todo- era una pesadilla…

-Lo sé, si hubiese sido un sueño habrías soñado conmigo- lo ha vuelto a hacer, es la misma voz que pone cuando bromea, es una voz seductora que para mí resulta incluso cómica. Aún así lo consigue y me arrebata una sonrisa, le miro a los ojos y no puedo evitar pensar que me alegra tenerle aquí. – Deberíamos salir a fuera, se que estas demasiado ocupada admirando mis ojos pero si queremos conseguir agua deberíamos salir ahora.


Mis mejillas han debido sonrojarse porque un calor inconfundible las recorre, me levanto sin mirarle a la cara y despierto a Gale para salir, cojo los botellines y voy a salir cuando Finnick se pone de pie.


-No, tú te quedas aquí, ahora entraremos Gale y yo con los botellines para que bebas lo que quieras y te curaré las heridas – veo que Finnick va a rechistar pero antes de que lo haga me niego una vez más a que salga- te quedas aquí y no voy a discutirlo más, espera a que volvamos.


De la pesadilla a la vida real, necesitamos agua para sobrevivir, no se me puede olvidar que estamos en los Juegos del Hambre, que nos estamos jugando la vida. Creo que ya no diferencio cual de las dos situaciones es la verdadera pesadilla. Aún así, tener a Finnick a mi lado hace que este infierno queme menos, que sea más fácil de sobrellevar.

Salimos con cuidado, como siempre yo primero por si acaso y además llevo el cuchillo. Después de la pesadilla creo que debería llevar protección en todo momento. Miro al cielo, una vez más me he perdido las caras de los tributos, no se a cuantos nos enfrentamos. Nos dirigimos a las hojas de siempre, lavo a Gale y después dejo que beba lo que quiera. Yo hago lo mismo. Lleno los botellines con prisa y cuando Gale no tiene más sed me lo llevo dentro con Finnick. Al entrar le entrego un botellín a Finnick para que beba lo que quiera y después voy a pon la pomada. Mientras bebe le lavo las heridas y después le unto un poco de la pomada. Empiezo con las piernas, sigo por la espalda, los brazos, cuando llego a la cara agarra mi mano y la dirige hasta mi hombro. Yo quedo completamente bloqueada porque no se qué hacer, mis dedos rozan la herida untando así la pomada. Lo que siento es un alivio inmediato. Después Finnick coge un poco más y me da por la cara, y sigue así hasta que llega a mi pierna, donde está el corte. Con delicadeza coge un poco más de la pomada y empieza a extenderlo con un suave masaje. Respiro profundamente, me relajo, no voy a pedirle que pare, ni que guarde la pomada para él, por primera vez voy a hacerle caso. El sigue haciéndolo delicadamente, de vez en cuando levanta la vista y me mira a los ojos, por un momento el tiempo se detiene pero cuando baja la mirada y vuelve a darme la pomada vuelvo a la realidad. Cuando termina sigo por donde me había quedado y le cubro cada una de sus heridas. Sonrío mientras lo hago porque no puedo evitarlo. Espero un poco a que la pomada se absorba por completo. Al acabar me levanto y me dirijo fuera para rellenar los botellines porque la hora estará a punto de acabar. Mientras los estoy llenando veo una sombra a unos metros de mi, con el cuchillo espero a que se mueva otra vez, siento como un escalofrío recorre mi cuerpo de arriba abajo. Espero, en silencio, parada. Cuando pienso que han sido imaginaciones mías vuelvo a ver la sombra y sin dudarlo un segundo lanzo mi cuchillo contra ella. Este queda clavado en algo. No sé porque lo he hecho, porque he reaccionado así. ¿Y si era un tributo? Espero a oír un cañonazo, un grito de dolor o algo que me indique que acabo de lanzarle el cuchillo a un ser humano pero ninguna de esas señales viene. Miro a mi alrededor, dudosa, al final decido ir a comprobar a que he dado. Ando con cuidado, las gotas de lluvia caen en mi piel empapándome, esta lluvia impide que vea bien lo que significa que también le impide la vista a otros tributos asique tal vez no corro tanto peligro. Aparto unos matorrales y suspiro aliviada al ver que mi cuchillo ha atravesado un conejo que pasaba por allí. Recojo mi presa, inconscientemente he cazado un bonito conejo, la suerte está hoy de mi parte. Me alegro de que no haya sido un tributo. Recojo los botellines del suelo y me dirijo de nuevo a la cueva, estoy empapada y tengo frio, espero que se me pase rápido. Cuando entro la expresión de Finnick entre preocupación y asombro me hace reír.


-Tardabas mucho, me has asustado.

-Bueno, he traído un compañero- le enseño el conejo y Finnick abre los ojos impresionado

- Pensé que la sangre era tuya. Se supone que ibas a por agua.

-Ya, yo tampoco me lo esperaba, ni siquiera vi que era un conejo- se lo digo sonriente, dejo el conejo donde tenemos las demás presas y me agacho para guardar los botellines, también dejo el cuchillo. Miro a Gale que está durmiendo tranquilamente y después vuelvo con Finnick- Mañana no hará falta ir a por comida, tenemos de sobra, y también agua asique solo saldré a por ramas por la mañana. Nos quedaremos aquí durante todo el día, es lo más seguro, cuanto menos salgamos menos riesgos.

-Mientras tú no corras más riesgos me vale, ya has hecho demasiado.

-No podría haberlo hecho si no me hubieses salvado primero

-Sabes que volvería a hacerlo, lo haré las veces que hagan falta.



Sonrío. Siento la necesidad de quedarme a su lado, de dormir abrazada a él. No quiero tener pesadillas, solo quiero estar a su lado. Me tumbo y pasa su brazo por encima de mí, apoyo mi cabeza en él. Cierro los ojos tranquila, mañana será un nuevo día.