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martes, 26 de junio de 2012

Relato 2

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-Katniss mírame, mírame, los vamos a sacar de allí ¿vale? – gritaba Haymitch, un grito que se oyó por todo el distrito, pero la persona que tenía que escucharlo estaba demasiado concentrada en sus lloros, odiando demasiado como para entender nada de lo que los demás le dijesen - Escúchame Katniss, no dejaré que les pase nada, te juro que los traeré de vuelta, os sacamos una vez de la Arena, podemos sacarlos a ellos.
- Haymitch ¿cómo vas a hacerlo? Necesito ayudar, necesito hacer algo, mis hijos…
- Peeta, escucha, Annie y Gale van a venir en un tren, tardaran un par de días, cuando lleguen encárgate de Annie, está sola, solo tenía a su hijo y también se lo han llevado. Gale se quedará unos días ayudándoos y después volverá al Capitolio conmigo, allí ya están planeándolo todo, contamos con la ayuda de todos los distritos y sobre todo con la de la presidenta, ya que tienen a su hija. Peeta vamos a sacarlos, los Septuagésimo Sexto Juegos del Hambre no van a empezar. Mirame, ahora debes ser fuerte, Katniss siempre lo ha soportado todo, ahora te toca a ti cuidar de ella ¿vale? Yo no puedo encargarme esta vez Peeta, no estaré detrás de la pantalla, ahora tengo que encontrar a vuestros hijos.
-Vale Haymitch, pero tráelos de vuelta.
- No lo dudes Peeta, no lo dudes.
Pasaron tres días, Gale y Peeta cuidaban de Katniss, la chica en llamas que sobrevivió a dos juegos, a una guerra, a la muerte en persona, lo único que hacía falta para hundirla era quitarle lo que más feliz le hacía, y lo habían hecho. A Annie le pasaba algo parecido, ella no hablaba, se limitaba a sentarse y mirar al frente, tal y como lo hizo cuando volvió de los Juegos, pero esta vez Finnick no estaba allí para sostenerla y su hijo tampoco.
Las vidas que habían construido, en un segundo habían sido derrumbadas. Su caída fue tan rápida como el Capitolio.
Los días pasaban, Gale ya se había ido para formar parte del rescate, en la televisión daban buenas noticias, decían que ya estaban más cerca de conseguirlo. Pero al igual que cuando Peeta fue rescatado del Capitolio, el único que era capaz de contarle a Katniss la verdad era Haymitch llamaba de vez en cuando para decir siempre lo mismo, no había cambios, era imposible localizarlos.
Un día Gale llamó, le explicó a Peeta que habían decidido recorrer los alrededores de Panmen a ver si encontraban algo, cualquier cosa que pudiera ayudarles, le pidió que cuidase de Katniss y le dijo que harían lo que pudiesen. Y aunque en realidad no tenían esperanzas, le prometió que les encontrarían. Su voz temblaba, cualquiera que le hubiese oído lo habría notado, lo localizarles estaba siendo mucho más difícil de lo que habían esperado. Cuando colgó un grito se oyó el salón. Katniss había gritado de nuevo, cuando Peeta llegó lo comprendió todo. Katniss ya no era la misma de siempre, le quitaron a su hermana, su madre se fue, vio morir a sus amigos por ella, aún así lo superó, lo superó todo pero estaba vez no iba a levantarse, esta vez no tenía más fuego, no tenía más fuerzas, no tenía más esperanzas, no tenía ganas de luchar. Quería levantarse, presentarse en el Capitolio y hacer lo que hubiese hecho hace veinte años, ser el sinsajo, realmente quería hacerlo, pero no podía, no podía despegarse del teléfono, de la televisión, porque ahora sabía por qué lloraba su madre al verla en los juegos y porque ella lo había vivido dos veces, y es una herida que ni siquiera el tiempo consigue curar.

-Por fin nos vemos de nuevo Clover, ¿que tal si empezamos con el programa de hoy?, las entrevistas a nuestros queridos tributos, dos minutos por entrevista, eso es poco tiempo, nuestros tributos deberán aprovecharlo si quieren decirle algo a sus familias.
La entrevistas empezaron, una a una iban empeorando, algunos niños lloraban por miedo, otros prometían venganza y otros pocos contentos de estar allí porque sentían orgullosos de poder demostrarle a todos que ellos eran tan fuertes como sus padres.
- Colin, del distrito tres, pasa, siéntate, bienvenido.
-Muchas gracias Clover.
-Vaya se echa de menos una respuesta tan… amable
- Si, por aquí la gente ha perdido bastante las posturas ¿no es así?
- Vaya, vaya, este chico sí que merece la pena, si hubiese patrocinadores te aseguro que te los hubieses ganado.
- Si pero Clover ¿no los hay verdad? Una pena, la verdad es que puedo caer muy bien.
- Bueno eso puedes demostrarlo con tus habilidades, para las puntuaciones, no te ayudará con los patrocinadores porque no hay pero sí te ayudará a darle esperanzas a tu familia.
-Cierto, pero no hace falta, mi madre sabe que voy a luchar por estos juegos. Mi padre murió en la guerra por salvar l Sinsajo, yo no la debo nada, será un placer ganar a sus hijos.
-Esto sí es un buen tributo. Señores, Colin, del distrito 3. Y ahora por favor que pase la joven del distrito 4.
Katniss no sabía qué hacer, y Peeta tampoco, se limito a abrazarla, como hacia las noches de pesadillas, por desgracia esta pesadilla era real y por el momento no había forma de pararla. Le recordó que no era culpa suya, que gracias a ella la gente ya no moría de hambre, que el sinsajo era la esperanza, pero nada servía para animarla. Un poco antes de acabar la entrevista de la chica del 4 Annie habló, después de casi una semana, lo único que pudo decir fue, ahora viene mi hijo. Katniss se levantó, y se sentó a su lado, “todo saldrá bien Annie”. Fue lo único que se atrevió a decir, aunque no lo creyese, aunque no lo pensase, debía ser ahora el sinsajo, debía ser fuerte y dar esperanzas a Annie aunque solo fuese un rato, porque su amigo Finnick lo hubiese querido así.
-Bien, bien, la entrevista no ha ido como esperaba, si esto fuese la Arena, esa chica me hubiese matado. Ahora demos paso a nuestro siguiente tributo, Finnick, del distrito 4.
-Hola Finnick ¿qué tal está tu madre?
-No creo que muy bien
-¿Quieres a tu madre?
-¿Acaso no quieres tu a la tuya? Mi madre es lo más importante para mí, ella ya lo sabe.
-Una respuesta un poco seca, cambiaré de tema. Eres un chico muy guapo al igual que lo fue tu padre, de 19 años, eres el sueño de cualquier chica, seguramente deseado por muchas y además famoso, tus padres fueron ambos vencedores, seguro que tienes a muchas chicas detrás de ti. ¿Hay alguna especial?
- Bueno, no creo que el que mis padres hayan pasado por este infierno aporte nada bueno a sus vidas y sinceramente, no estoy aquí para hablar de chicas. En realidad no estoy aquí para nada productivo, tan solo me han secuestrado. Estos Juegos son estúpidos, lo fueron hace años y lo siguen siendo.
-Y además tiene es gracioso, si quisieses podrías mostrarte como eres en realidad, estoy seguro de que caerías genial.
-Ya caigo genial a la gente que me importa, no me interesa caerte bien a ti.
- Sí, supongo que no estamos aquí para hacer amigos. ¿Qué piensas hacer en estos juegos? ¿Vas a ganar?
-No, no voy a hacerlo, en un principio no iba a jugar, iba a esconderme y esperar a que todo acabase.
- Eso parece que va seguido de un pero ¿me equivoco?
-Sí que va seguido de un pero, no iba a luchar, pero entonces vi a una amiga entro los tributos. Así que he decidido que si voy a luchar, pero voy a hacerlo para salvarla, no para dar espectáculo.
-Finnick para serte sincero, no me importan tus motivos, lo que queremos es ver como os matáis entre vosotros.
Ese comentario fue exactamente lo que describirían los Juegos, un comentario que a Finnick no le sentó demasiado bien. Se levantó y se fue, Clover dio paso a su siguiente tributo.
Me quedé un rato pensando, callada, analizando la situación. Ya sé quién era Finnick, es el hijo de Annie, la amiga de mis padres. Después de Finnick no merece la pena contar las entrevistas, uno detrás de otro los tributos salían, algunos lloraban y suplicaban volver a casa, seguramente no duren mucho en los Juegos o tal vez su estrategia sea parecer débiles. Contaré una entrevista que sí que me hizo abrir los ojos y ver que estos Juegos eran reales, la anterior a la mía.