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domingo, 22 de septiembre de 2013

Relato 60



¡Hoy os traigo el capítulo 60!


Hola, hola, hola, a ver, tengo mucho que decir y muy poco tiempo así que empecemos. ¿60 capítulos ya? Increíble lo mucho que hay que escribir y el tiempo que hay que tener para conseguir algo así ¿no? Pero sobre todo, es gracias a los fantásticos lectores que esto sigue adelante. Así pues, muchas gracias como siempre a todos.

  • Lo primero, este capítulo iba a ser más largo pero se ha quedado así por una única razón. Amy va a dejar de narrar en el siguiente capítulo. Circunstancias que pasarán más adelante me obligan a cambiar de narrador así que una vez más, opto por lo que muchos escritores de la literatura antigua e incluso algunos de la actual llaman “juego de narradores” se trata de variarlos a lo largo de una historia. Me resulta muy interesante y creo que puede dar mucho juego.


  • Lo segundo, las cosas comienzan a complicarse y creo que estoy enredando mucho en mi cabeza. Y no sé si os va a gustar… Por eso, he tenido una idea. Continuaré la historia como en un principio se me ha ocurrido. Haciendo algo diferente y realmente complicado, ya que es todo muy enredado.  Cuando el blog acabe, tal vez haga una historia alternativa a partir de unos capítulos más adelante. ¿Qué pensáis?

  • IMPORTANTE LEER ESTO ------------------------------>  Lo tercero, ¿y si divido la  historia en dos libros? Así podría jugar más y no se haría tan sumamente pesado. Esto significaría además, dos libros en PDF para que los tengáis y así podría ir preparando ya el primero. Vale, esto era una idea improvisada pero ahora mismo que estoy escribiendo esto me parece muy buena. Así que… 60 capítulos llevamos, creo que debería hacer dos libros. Sí, señor.


Eso es todo, este capítulo interesante lo que se dice interesante no es mucho pero… hay cosas importantes que leer. Espero que os guste y que comentéis las ideas.








***



La voz se corta, respiración agitada, recibo la información y la proceso. Intento ordenar mis ideas. Incapaz de encontrar un orden lógico en mi ajetreada mente, la cual ahora necesita ser más sensata que nunca. ¿Una cura? ¿Para Gale? Mi mirada se desvía de inmediato al indefenso niño que se encuentra tumbado dentro de un saco. Creo que mis ojos se han abierto y siento que me encuentro a miles de kilómetros del lugar en el que estos. Mis manos tiemblan débilmente, aunque no lo suficiente como para que nadie más que yo se dé cuenta. También siento un sudor frío bajando por mi cuello en forma de lentas gotas que simulan la tortura de lo que ahora mismo siento en mí. Mis pensamientos vuelven, ¿cómo un niño tan pequeño ha podido pasar por cosas tan horribles? No voy a permitir que siga así, no voy a dejarle morir, prometí que le sacaría de ahí y eso es lo que va a pasar. Me pongo en pie de inmediato, creo que mi cuerpo está actuando antes de recibir las órdenes porque tiene muy claro lo que debo hacer. Así que le sigo, sabiendo a lo que tengo que enfrentarme lo mejor sería actuar rápido, y esta es la forma de hacerlo. Pensando poco, pero sí lo suficiente. No tardo ni un segundo en levantame cuando un no, recorre toda la cueva. Miro de donde viene, Finnick esta cabreado, suplicante. Pero sé que nada de lo que me diga hará que cambie de opinión. Yo ya decidí hace mucho cual era mi papel y sé de sobra cual es mi final.


-No vas a ir, ¿me oyes? No te dejaré ir. Me da igual lo que me digas, me da igual que sea tu hermano, tú no pondrás un pie en ese banquete.
-¡Es mi hermano Finnick! ¿Qué esperas? No voy a quedarme parada a ver como muere.
-No va a morir -¿qué? No doy crédito a lo que oigo, si no voy a por la cura cómo no va a morir. No tardo ni medio segundo en averiguar lo que está pensando. Sus ojos hablan por él, no necesito que lo diga en alto.  Ya sé lo que pretende y eso si que no voy a permitirlo– voy a ir yo Amy.
-No, no vas a ir Finnick, no hay nada de qué hablar – empiezo a recoger la mochila y preparo el arco, quiero tenerlo listo todo para mañana.
-Exacto. No hay nada de qué hablar, me importas demasiado como para poner tu vida en riesgo así que dame una sola razón por la que no deba ir en tu lugar- viene hasta donde estoy, intento aguantarme las lágrimas y lo hago, mis ojos ni siquiera se humedecen. Tengo que ser fría, tengo que protegerle. Él me agarra del brazo y me mira a los ojos, siento que no voy a poder pero he de hacerlo por él, me mira extrañado y entonces parece que haya descubierto algo, no sé qué le pasa pero antes de que pueda replicar sigue hablando- Me amas, ¿real o no real? – no, todo menos esa frase, no puedo creer que me haga esto – me contaste la historia, yo no necesito responder la pregunta  Amy, me la contaste porque eres tú la que necesita responderla.
-No es real Finnick –su expresión cambia, no parece creérselo aunque su mirada tiene un aire de tristeza.
-Entonces ¿por qué nos besamos? –se acerca más y aprieta mis muñecas aunque no demasiado fuerte- Dime entonces, ¿por qué no quieres que vaya?
-También me bese con William y eso no quiere decir…
-Se que no quiere decir que le quisieras, estuvimos un día entero discutiendo cuando me lo contaste pero tú te interesabas porque te creyera, tú querías que te creyera.
-Finnick no le des más vueltas. No me importas nada. Todo este tiempo, tan solo me has importado como aliado. No tenemos futuro. Ni tú, ni yo, y mucho menos juntos. Ya te lo dije una vez Finnick. Fue un error. Todos esos besos han sido solo un error. Esto es espectáculo, ¿recuerdas? – mi voz se va cortando hasta que parece más débil que nunca, pero la retomo con más fuerza que antes, porque tengo que protegerle. Aunque esto nos mate a los dos.- Sabes que de aquí solo sale uno con vida, no quiero que vayas porque no tengo ningún derecho a dejar que te juegues la vida por nosotros, si hubiese sido otro tampoco le dejaría. No hay nada más aparte de eso, iré yo y no hablaremos más del tema. Lo siento, Finnick. Así es el Juego, solo sale uno y será mi hermano.
-No, soy yo el que lo siente. Siento no poder creerte.
Nuestra conversación ha acabado, se va por la entrada de la cueva sin decir nada, veo como sale y tan solo me quedo parada, observando la oscuridad de la noche.


Mi estado de ánimo es ahora mismo algo completamente indescriptible. Estoy ausente, siento que ya no pertenezco a este mundo. Siento que puedo soportar más daño porque ya no me afecta. Porque estoy muerta, muerta por dentro. Y en poco tiempo, lo estaré por fuera.

Reacciono, tengo prisa. Ahora no puedo hundirme, me lo prohíbo. Decido dejar la mochila, es mejor no llevar nada, cogeré rápidamente la medicina y volveré. Preparo el arco al lado de donde suelo dormir, nada más levantarme lo cogeré y saldré de la cueva. El himno del Capitolio me sobresalta, miro fuera, esta noche no ha muerto ningún tributo. Eso significa que hay más a los que enfrentarme. No tengo miedo a pelear, a luchar, a morir… solo tengo miedo de una cosa, perder a Gale y eso no puede ocurrir. La lluvia empieza. Salgo fuera para rellenar los botellines.

Finnick no está, no ha podido irse, no ha podido hacerme esto. Me calmo, respiro hondo. Es culpa mía, no puedo reclamarle nada. Si mañana no vuelvo habré perdido las dos cosas que más me importan en este mundo. A mi hermano y la oportunidad de decirle a Finnick lo que siento. Me gustaría poder decírselo, decirle que a su lado me siento bien, que cuando le miro algo recorre mi cuerpo poniéndome nerviosa, que le necesito a mi lado, que cuando estoy entre sus brazos me siento afortunada, que solo pensar en él hace que una sonrisa aparezca en mi rostro, pero no puedo, no quiero que se arriesgue por mi y sé, que si se lo digo no habrá vuelta atrás.

El agua roza mi piel refrescándome y me dispongo a llenar los botellines. Cuando lo hago entro de nuevo en la cueva. Gasto dos en limpiar a mi hermano, le refresco todo el cuerpo y mojo de nuevo el trozo de camiseta que le pusimos para bajarle la fiebre. Cuando está todo listo le unto un poco de la pomada que queda, casi se ha acabado y las picaduras de su cuerpo siguen igual. Quizás se note un poco la mejora pero desde luego, hasta que no se tome la medicina, no podrá salvarse.

Me quedo un rato observándole en silencio. Jamás podría vivir en un mundo en el que mi hermano no estuviese. Cansada de mis pensamientos decido acostarme ya que mañana necesitaré fuerza. Mis últimos pensamientos se extienden a ese mundo de sueños en el que aparecemos al cerrar los ojos. Mis padres, mi hermano, Gale, Haymitch, Finnick, toda la gente que me importa aparecen en un sueño que poco a poco se va tiñendo de una pesadilla que comienza atormentándome con todas esas personas que han muerto por mi culpa. 






P.D: esta idea ha sido improvisada pero creo que es buena ¿no? ¿que opináis? ¿voy preparando el primer PDF?



viernes, 6 de septiembre de 2013

Relato 59



¡Hoy os traigo el capitulo 59!



¿Qué tal estáis todos? ¡Cuantísimo tiempo! Hemos vuelto. Al final lo he conseguido, actualizar y publicar el capítulo 59. He de decir que me ha costado y he tardado bastante por algunas complicaciones pero aquí estoy de nuevo, cargada de muchas ganas y de muchas… sorpresas.

El blog no va a tener cambio de look por la falta de tiempo, por cierto. Al igual que no he actualizado todavía las nuevas afiliaciones ni he dicho nada de los tantos premios a los que debo una entrada (muchas gracias a todos).
El capítulo de hoy comienza lento pero a partir del final, la historia se os hará más intensa, todo ocurrirá más de prisa. Aunque a ratos meteré espacios lentos para que la lectura se haga más relajada. Admito que habrá un cambio de narrador en un poco… ¿por qué?  Pues eso ya lo descubriréis. Podéis ir sacando teorías.

Como siempre recibiréis noticias mías vía twitter (@andrea_everdeen) y adelantos. Dado que empiezo a estudiar YA no sé cómo va a salir esto pero de momento, intentaré seguir con la rutina de publicar todos los viernes (como hoy) y a poder ser, intentaré hacerlos más cortos pero dos por semana. ¿Os parece?

No me entretengo que sigo con las mismas prisas de siempre. Espero que la vuelta os haya pillado de sorpresa y que os haya gustado. Al igual que espero que tras tanta espera, disfrutéis de este capítulo.





***




No recuerdo muy bien como acabe tumbada en las rocas y tan dormida como estaba hace un segundo. Me incorporo y veo a Finnick, tan relajado que, cualquiera que le viese ahora, dudaría que anoche estuviese de aquella manera.

Me levanto a lavarme un poco la cara con uno de los botellines porque me encuentro algo cansada e incluso mareada, y como siempre digo, aquí hay que estar en plena forma si quieres sobrevivir. Odio esa sensación continua de mareo, todo se vuelve negro por un momento y es como si la cabeza se te fuese por unos instantes, lo cual, no es nada agradable. La sensación cuando se me pasa es bastante reconfortante. Acto seguido me dedico a cambiar a mi hermano, le lavo y le curo esas heridas que parecen empeorar por momentos. Está tan frío que parece hielo, está tan frío que parece que su vida ya se esté yendo.

Por detrás noto que alguien se agacha y me sujeta la mano, me quita el bote con la pomada y comienza a hacer lo que estaba haciendo yo anteriormente. He debido quedarme muerta en un punto fijo mientras pensaba en mi hermano, porque ni siquiera me había dado cuenta de que Finnick ya se había despertado.

Me siento a observar la escena apoyada en las rocas, le cuida como si fuese hermano suyo. Lo cierto es que todo lo que me importa podría centrarse ahora mismo en esa escena. Son mi debilidad, pero son mi punto fuerte a la vez. Suena irónico, pero es que esta vida es ironía en sí misma.

Me vienen a la cabeza mis padres. Encojo mis rodillas y las sujeto con los brazos, entrelazados como si me diesen protección. Les echo tanto de menos que duele. Les quiero decir tantas cosas que jamás podré que me hiela la sangre. Un último abrazo, una última vez para escuchar el precioso sonido de las carcajadas de mi padre, la risa acogedora de mi madre, ver sus sonrisas, sentir su calidez, su protección, su amor. Un minuto para sentir todo ello de nuevo y podría irme tranquila. Un minuto para decirles lo mucho que les quiero o lo mucho que me importan y podría irme en paz, sin miedos.

Es increíble cómo puedes depender de otras personas. Lo que impacta que ya no estén a tu lado. Lo que descubres cuando sientes que has perdido lo que en realidad te daba a ti la vida.

Pienso en el amor de mis padres. Ese amor eterno que todos comentaban. 
Nací escuchando sus hazañas, crecí orgullosa de ellos. Sabiendo que no había nada mas grande que el amor de mi familia, porque había superado tanto… era algo indestructible, parecía imposible de romper, imposible de separar. Éramos los cuatro, desde y para siempre. Y eso era lo más REAL que había en mi vida.

-Finnick, un día mi padre le pregunto a mi madre, ¿me amas real o no real?

Me sale tan solo que ni siquiera me da tiempo a pensar en por qué lo he dicho. Finnick, que estaba guardando ya todo, lo deja en el suelo con cuidado y se acerca a mí. Cuando está en frente de mi  suspira, noto como respira hondo, veo que nervioso se toca el pelo pasándose por encima la mano. Se ha apartado de mí, sus brazos no abrazan mi cuerpo como innumerables veces, esta vez están tensos. Con cuidado me incorporo un poco más y le levanto la barbilla hasta que nuestros ojos se juntan. Su mirada dice tantas cosas, muestra de todo, de todo menos indiferencia. Temor, nervios, amor. Él ya me lo ha dicho, me lo ha demostrado y es hora de que yo me rinda, no quiero irme sin decírselo.

Sin decirle que no puedo parar de pensar en él. Sin decirle que me he acostumbrado a su olor, a tenerle cerca, a mirarle a los ojos y dejar escapar una sonrisa que me hace sentir estúpida. Sin decirle que sueño despierta con el día en el que aparezca por detrás y me abrace, tras darme un beso en el cuello como suele hacer aquí. No puedo olvidar cuanto se preocupa por mí, tampoco cuando me abriga si nota que tengo frío  Las veces que ha mostrado interés, acercándose a mí a pesar de todo. Sin tener en cuenta nada ni a nadie. Tengo mucho que decirle, como por ejemplo que estoy harta de dejar escapar oportunidades, aquí dentro he aprendido que la vida es cuestión de segundos y yo ya la he desperdiciado bastante. Supongo que el primer día tendría que haber sido más segura de mí, menos responsable y más egoísta. Tendría que haberle dicho lo que sentía, que me ponía nerviosa, que me encantaba que me hablase o estuviese cerca, que a su lado los segundos se hacían eternos o que su sonrisa me encantaba. Aún no sé si es una broma del destino, el acabar aquí con él y ambos, encerrados. Pero sé que me he cansado de todo, que ya no soy la misma, que he aprendido una y otra vez de mis errores y que él, él es el error que quiero cometer.

Digamos que lo complicado es reunir el valor para hacerlo, pero si hay algo que sé, es que esta vida es para los valientes.

-Finnick lo que yo intento decir es que yo… -oigo un pitido constante, como cuanto enciendes un micrófono, me pongo la mano en el oído y miro a Finnick- ¿has oído eso?
-¿El que Amy? –me mira extrañado, yo intento descubrir que es ese sonido, doy una ojeada a todo el refugio pero no encuentro nada. Él me agarra la mano y gira mi cabeza hasta que me encuentro de nuevo con sus ojos, esos ojos en los que el mar se refleja, que hacen que desconecte del resto del mundo. -Yo no he oído nada, lo único que he oído es a ti, y no has acabado de…
- Buenos días tributos, por fin todos habéis despertado –algo interrumpe a Finnick. Es el sonido que oí antes pero seguido de una voz. Esa voz la reconozco, es su voz, es la voz de Clover, un escalofrió recorre todo mi cuerpo, mi espalda- bueno, espero que os alegréis de escuchar mi melodiosa voz. Vengo a daros buenas noticias. Tras nuestro intento fallido de juntaros y dadas las consecuencias, hemos decidido hacer un banquete. Sé que la idea de los insectos mutados no salió del todo bien, somos conscientes de la equivocación, la idea era que huyeseis pero el veneno era demasiado fuerte como para ello. Aun así, no somos tan crueles como muchos pensáis, tras escuchar algún cañonazo decidimos parar. Eliminamos los insectos. Muchos de vosotros nos debéis ahora mismo la vida. Vuestra recompensa por lo sufrido es el banquete. Este tendrá lugar mañana en la Cornucopia por lo que los tributos que están allí deben irse de inmediato. Cada mochila contiene lo que necesitan los tributos, medicinas, u otras cosas que convienen. Por si lo dudáis, la fiebre no se irá y los síntomas tampoco, solo irá a peor hasta que, el afectado por este veneno, muera. Cada mochila estará marcada con un número, si queréis salvar a los vuestros os deseo un feliz baño de sangre. Que la suerte esté de vuestra parte, tributos.