¡Hoy
os traigo el capítulo 60!
Hola, hola, hola, a ver, tengo mucho que
decir y muy poco tiempo así que empecemos. ¿60 capítulos ya? Increíble lo mucho
que hay que escribir y el tiempo que hay que tener para conseguir algo así ¿no?
Pero sobre todo, es gracias a los fantásticos lectores que esto sigue adelante.
Así pues, muchas gracias como siempre a todos.
- Lo primero, este capítulo iba a ser más largo
pero se ha quedado así por una única razón. Amy va a dejar de narrar en el
siguiente capítulo. Circunstancias que pasarán más adelante me obligan a
cambiar de narrador así que una vez más, opto por lo que muchos escritores
de la literatura antigua e incluso algunos de la actual llaman “juego de
narradores” se trata de variarlos a lo largo de una historia. Me resulta
muy interesante y creo que puede dar mucho juego.
- Lo segundo, las cosas comienzan a complicarse y
creo que estoy enredando mucho en mi cabeza. Y no sé si os va a gustar…
Por eso, he tenido una idea. Continuaré la historia como en un principio
se me ha ocurrido. Haciendo algo diferente y realmente complicado, ya que
es todo muy enredado. Cuando el blog acabe, tal vez haga una
historia alternativa a partir de unos capítulos más adelante. ¿Qué
pensáis?
- IMPORTANTE LEER ESTO
------------------------------> Lo tercero, ¿y si divido
la historia en dos libros? Así podría jugar más y no se haría
tan sumamente pesado. Esto significaría además, dos libros en PDF para que
los tengáis y así podría ir preparando ya el primero. Vale, esto era una
idea improvisada pero ahora mismo que estoy escribiendo esto me parece muy
buena. Así que… 60 capítulos llevamos, creo que debería hacer dos libros.
Sí, señor.
Eso es todo, este capítulo interesante lo
que se dice interesante no es mucho pero… hay cosas importantes que
leer. Espero que os guste y que comentéis las ideas.
***
La voz se corta, respiración agitada, recibo la información y la proceso. Intento ordenar mis ideas. Incapaz de encontrar un orden lógico en mi ajetreada mente, la cual ahora necesita ser más sensata que nunca. ¿Una cura? ¿Para Gale? Mi mirada se desvía de inmediato al indefenso niño que se encuentra tumbado dentro de un saco. Creo que mis ojos se han abierto y siento que me encuentro a miles de kilómetros del lugar en el que estos. Mis manos tiemblan débilmente, aunque no lo suficiente como para que nadie más que yo se dé cuenta. También siento un sudor frío bajando por mi cuello en forma de lentas gotas que simulan la tortura de lo que ahora mismo siento en mí. Mis pensamientos vuelven, ¿cómo un niño tan pequeño ha podido pasar por cosas tan horribles? No voy a permitir que siga así, no voy a dejarle morir, prometí que le sacaría de ahí y eso es lo que va a pasar. Me pongo en pie de inmediato, creo que mi cuerpo está actuando antes de recibir las órdenes porque tiene muy claro lo que debo hacer. Así que le sigo, sabiendo a lo que tengo que enfrentarme lo mejor sería actuar rápido, y esta es la forma de hacerlo. Pensando poco, pero sí lo suficiente. No tardo ni un segundo en levantame cuando un no, recorre toda la cueva. Miro de donde viene, Finnick esta cabreado, suplicante. Pero sé que nada de lo que me diga hará que cambie de opinión. Yo ya decidí hace mucho cual era mi papel y sé de sobra cual es mi final.
-No
vas a ir, ¿me oyes? No te dejaré ir. Me da igual lo que me digas, me da igual
que sea tu hermano, tú no pondrás un pie en ese banquete.
-¡Es
mi hermano Finnick! ¿Qué esperas? No voy a quedarme parada a ver como muere.
-No
va a morir -¿qué? No doy crédito a lo que oigo, si no voy a por la cura cómo no
va a morir. No tardo ni medio segundo en averiguar lo que está pensando. Sus
ojos hablan por él, no necesito que lo diga en alto. Ya sé lo que
pretende y eso si que no voy a permitirlo– voy a ir yo Amy.
-No,
no vas a ir Finnick, no hay nada de qué hablar – empiezo a recoger la mochila y
preparo el arco, quiero tenerlo listo todo para mañana.
-Exacto.
No hay nada de qué hablar, me importas demasiado como para poner tu vida en
riesgo así que dame una sola razón por la que no deba ir en tu lugar- viene
hasta donde estoy, intento aguantarme las lágrimas y lo hago, mis ojos ni
siquiera se humedecen. Tengo que ser fría, tengo que protegerle. Él me agarra
del brazo y me mira a los ojos, siento que no voy a poder pero he de hacerlo
por él, me mira extrañado y entonces parece que haya descubierto algo, no sé qué
le pasa pero antes de que pueda replicar sigue hablando- Me amas, ¿real o no
real? – no, todo menos esa frase, no puedo creer que me haga esto – me contaste
la historia, yo no necesito responder la pregunta Amy, me la contaste
porque eres tú la que necesita responderla.
-No
es real Finnick –su expresión cambia, no parece creérselo aunque su mirada
tiene un aire de tristeza.
-Entonces
¿por qué nos besamos? –se acerca más y aprieta mis muñecas aunque no demasiado
fuerte- Dime entonces, ¿por qué no quieres que vaya?
-También
me bese con William y eso no quiere decir…
-Se
que no quiere decir que le quisieras, estuvimos un día entero discutiendo
cuando me lo contaste pero tú te interesabas porque te creyera, tú querías que
te creyera.
-Finnick
no le des más vueltas. No me importas nada. Todo este tiempo, tan solo me has
importado como aliado. No tenemos futuro. Ni tú, ni yo, y mucho menos juntos.
Ya te lo dije una vez Finnick. Fue un error. Todos esos besos han sido solo un
error. Esto es espectáculo, ¿recuerdas? – mi voz se va cortando hasta que
parece más débil que nunca, pero la retomo con más fuerza que antes, porque
tengo que protegerle. Aunque esto nos mate a los dos.- Sabes que de aquí solo
sale uno con vida, no quiero que vayas porque no tengo ningún derecho a dejar
que te juegues la vida por nosotros, si hubiese sido otro tampoco le dejaría.
No hay nada más aparte de eso, iré yo y no hablaremos más del tema. Lo siento,
Finnick. Así es el Juego, solo sale uno y será mi hermano.
-No,
soy yo el que lo siente. Siento no poder creerte.
Nuestra
conversación ha acabado, se va por la entrada de la cueva sin decir nada, veo
como sale y tan solo me quedo parada, observando la oscuridad de la noche.
Mi
estado de ánimo es ahora mismo algo completamente indescriptible. Estoy
ausente, siento que ya no pertenezco a este mundo. Siento que puedo soportar
más daño porque ya no me afecta. Porque estoy muerta, muerta por dentro. Y en
poco tiempo, lo estaré por fuera.
Reacciono,
tengo prisa. Ahora no puedo hundirme, me lo prohíbo. Decido dejar la mochila,
es mejor no llevar nada, cogeré rápidamente la medicina y volveré. Preparo el
arco al lado de donde suelo dormir, nada más levantarme lo cogeré y saldré de la
cueva. El himno del Capitolio me sobresalta, miro fuera, esta noche no ha
muerto ningún tributo. Eso significa que hay más a los que enfrentarme. No
tengo miedo a pelear, a luchar, a morir… solo tengo miedo de una cosa, perder a
Gale y eso no puede ocurrir. La lluvia empieza. Salgo fuera para rellenar los
botellines.
Finnick
no está, no ha podido irse, no ha podido hacerme esto. Me calmo, respiro hondo.
Es culpa mía, no puedo reclamarle nada. Si mañana no vuelvo habré perdido las
dos cosas que más me importan en este mundo. A mi hermano y la oportunidad de
decirle a Finnick lo que siento. Me gustaría poder decírselo, decirle que a su
lado me siento bien, que cuando le miro algo recorre mi cuerpo poniéndome
nerviosa, que le necesito a mi lado, que cuando estoy entre sus brazos me
siento afortunada, que solo pensar en él hace que una sonrisa aparezca en mi
rostro, pero no puedo, no quiero que se arriesgue por mi y sé, que si se lo
digo no habrá vuelta atrás.
El
agua roza mi piel refrescándome y me dispongo a llenar los botellines. Cuando
lo hago entro de nuevo en la cueva. Gasto dos en limpiar a mi hermano, le
refresco todo el cuerpo y mojo de nuevo el trozo de camiseta que le pusimos
para bajarle la fiebre. Cuando está todo listo le unto un poco de la pomada que
queda, casi se ha acabado y las picaduras de su cuerpo siguen igual. Quizás se
note un poco la mejora pero desde luego, hasta que no se tome la medicina, no
podrá salvarse.
Me
quedo un rato observándole en silencio. Jamás podría vivir en un mundo en el
que mi hermano no estuviese. Cansada de mis pensamientos decido acostarme ya
que mañana necesitaré fuerza. Mis últimos pensamientos se extienden a ese mundo
de sueños en el que aparecemos al cerrar los ojos. Mis padres, mi hermano,
Gale, Haymitch, Finnick, toda la gente que me importa aparecen en un sueño que
poco a poco se va tiñendo de una pesadilla que comienza atormentándome con
todas esas personas que han muerto por mi culpa.