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Desorientado el chico abre los
ojos. Se encuentra en una camilla, en una especie de sala de cirugía. Las
paredes son de un tenue color blanco que da luminosidad a la habitación. Hay
aparatos que rodean la sala, armarios con inyecciones y un montón de lo que
parecen, medicamentos. Mira su brazo, en el cuál hay una sonda puesta, retira
el tubo lentamente notando un pinchazo que recorre el musculo hasta llegar a su
hombro. Por mucho que se haya acostumbrado al dolor, la molestia sigue haciendo
acto de presencia. Al incorporarse la cabeza le da vueltas, siente un ligero
dolor en la sien y todo se vuelve un poco negro, hasta cegarle la vista.
Permanece parado unos segundos y lentamente, va desapareciendo, hasta estar
completamente recuperado. Ligeras imágenes le vienen, como flechazos
intentaneos, recuerdos recientes de lo que había ocurrido. Y su pregunta, de
porqué aún está vivo, es contestada inmediatamente.
Nada más subir al aerodeslizador
se encontraba demasiado débil para escapar, en seguida, unos hombres vestidos
de blanco vinieron a colocarle una mascarilla. Respiraba con dificultad. Quizás
por la presión, quizás simplemente se estaba muriendo, no lo pensó demasiado.
Antes de quedarse completamente adormecido, intento desprenderse de los brazos
que le agarraban, solo una imagen borrosa le hizo parar. Aquella cara le
sonaba, la voz de Haymicht se oía lejana, <<tranquilo chico, lo hemos conseguido>>.
Lo siguiente que recuerda era caer en un profundo sueño y despertar en
aquella sala.
Se pone de pie y decide salir,
tiene muchas preguntas pero ninguna respuesta, Haymicht debe encontrarse en
aquel lugar, y tenía que encontrarlo.
Sin más, un hilo de esperanza se
vio venir, ¿y si Amy estaba bien? ¿y si a ella también la habían rescatado?
¿fue por eso que desapareció Gale? Tenía que encontrar a alguien, necesitaba
saber que estaba ocurriendo, por primera vez en mucho tiempo, sintió que todo
podía salir bien, que quizás las cosas comenzaban a funcionar, había tomado el
rumbo correcto.